«Se están produciendo estancamientos en la educación»
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Muchas de las creencias que existen en torno a la educación, que la mayoría de nosotros damos por ciertas, son mitos o están basadas en medias verdades. Cuestiones como si puede ser neutral, si la concertada es mejor y más barata que la pública o si los resultados académicos de los españoles son peores que los de sus países vecinos. Estas son solo tres de las 50 que desgranan los profesores Jesús Rogero y Daniel Turienzo en ‘Educafakes‘ (Capitán Swing). Hablamos con Turienzo sobre algunas de ellas.
¿Por qué escribir un libro desmontando las mentiras y las medias verdades sobre la educación?
Nos dimos cuenta de que, cuando debatíamos sobre educación, lo hacíamos frecuentemente sobre una serie de creencias que no nos parábamos a desmentir. Las dábamos por asumidas. Por lo que todo el debate posterior se pervertía. El motivo es que existen muchas creencias que damos por ciertas, pero que cuando las comparamos con los datos y estudios no son tan rigurosas.
Una de esas grandes mentiras es que la educación debe ser neutral y estar libre de ideologías. Pero, ¿acaso puede existir eso?
Nuestro punto de vista es que no. De hecho, defendemos que la educación siempre es política y siempre transmite una determinada ideología. Pero esto no tiene que ver nada con el partidismo. Creemos que si realizamos un ejercicio de intentar imaginar una educación libre de ideología, estaríamos transmitiendo otra. En este caso, por omisión. Por lo que siempre hay ideología detrás.
«La educación siempre es política y siempre transmite una determinada ideología»
¿Deben las familias decidir sobre la educación de sus hijos?
La Constitución española garantiza que las familias puedan educar a sus hijos en una serie de valores y de principios. Pero no podemos olvidar que sobre quien reside el derecho a la educación es sobre el menor. La idea de que alguien puede educar a sus hijos en el racismo o en el machismo no tiene cabida.
Otra de las mentiras que desmontáis es que en España la educación era mejor antes. ¿Qué argumentos lo desmienten?
Damos toda una serie de argumentos que lo desmontan. El primero son los indicadores educativos. Desde principios de los años 90 se recogen unos datos sobre cuál es la calidad del sistema educativo y ninguno parece indicarnos que la educación haya empeorado. No decimos que sea perfecta ni que funcione como nos gustaría, pero no ha ido a peor. También intentamos analizar algunos de los argumentos que se dan para afirmar que la educación ha empeorado. Como, por ejemplo, comparar libros de textos o temarios de dos épocas diferentes. Estas comparaciones son muy difíciles: en el pasado ocupaban gran parte del currículo la Lengua y las Matemáticas y hoy es menor porque como sociedad hemos llegado al consenso de que hay que incluir otros contenidos.
Lo que sí que se ha visto mermado en los últimos años es la comprensión lectora. ¿A qué se debe?
Lo primero que hay que señalar sobre esto es que se están produciendo estancamientos en la educación. Algo que está ocurriendo en la mayoría de países desarrollados: estamos mejorando nuestros sistemas educativos pero los resultados no están creciendo como esperamos. Para buscar los causantes, andamos buscando hipótesis muy variadas como el efecto de las pantallas, el tiempo que las familias dedican a los hijos, etc. Pero yo a día de hoy no he encontrado un elemento. No sabría contestarte.
«La igualdad de oportunidades en educación a día de hoy no está asegurada»
¿Son realmente los resultados académicos de los españoles peores que los de sus países vecinos?
Este es otro de los mitos que más me ofende. Parece que nuestro sistema educativo es mucho peor que el de nuestros países vecinos. Sin embargo, más que en percepciones, tenemos que basarlo en datos. Cuando observamos las metas que propone la Comisión Europea para 2030, nos damos cuenta de que España tiene indicadores mucho peores que la UE, como es repetición y abandono; en otros estamos en la media, como el número de alumnos rezagados; y en otros, como la escolarización infantil, estamos muy por encima. Si acudimos a informes como el PISA, del que en la última edición salieron muchos titulares diciendo que los resultados eran catastróficos, y miramos la óptica internacional, España tenía un rendimiento similar al de Francia o Alemania y unos resultados superiores a los de Noruega o EE.UU. Es necesario que los resultados no se miren de forma absoluta, sino en un contexto.
¿Tiene algo que ver la nueva ley de educación en los resultados?
No. Cuando se analizaban los resultados de la última encuesta PISA, la ley no se había aplicado del todo. Solo en algunos cursos y no en toda su extensión. Por lo que no podía ser su culpa. Esto mismo ocurre con las nuevas metodologías: no lo sabemos. Cuando preguntamos a dos docentes diferentes, encontraremos relatos contradictorios. Como no sabemos cuánto se aplican esas nuevas tecnologías, difícilmente podemos atribuir beneficios o fracasos.
«Si tu madre no tiene estudios superiores, tienes 12 veces más probabilidades de abandonar tempranamente los estudios»
Por más que se repita, ¿garantiza el sistema educativo la igualdad de oportunidades?
Pensamos que la igualdad de oportunidades es una utopía, pero una utopía necesaria. A día de hoy desde luego que no está asegurada. Desde determinadas posturas, se nos vende la idea de que en el momento en el que todo el alumnado acceda al sistema educativo, los resultados que se generen dependen del talento y del esfuerzo individual. Nosotros respondemos a esto con datos. Como por ejemplo que si tu madre no tiene estudios superiores tienes doce veces más probabilidades de abandonar tempranamente los estudios. O que si a tu familia le cuesta llegar a fin de mes, tienes hasta ocho veces más probabilidades. Evidentemente, hay alumnos que se sobreponen a su condición de origen, pero la correlación es muy potente. Cuesta mucho subir, pero es muy difícil bajar. Así, si tu madre tiene estudios superiores, solo tienes un 3% de posibilidades de que abandones. ¿Por qué? Porque las familias más favorecidas son capaces de desplegar toda una serie de estrategias para que el fracaso educativo no se produzca.
Respecto a la educación concertada, ¿es cierto que es más barata y que da mejores resultados?
Esto es un fake muy interesado. Nosotros, para saber si es más barata, primero analizamos no solo los recursos públicos que utiliza, sino cómo se computan. Por ejemplo, la mayoría de la escuela rural es pública, por lo que es más cara. También que el alumnado con más dificultades se escolariza mayoritariamente en centros públicos. Por ello, cuando se hace esa comparación no es justa. Y por otra parte, también están las cuotas que pagan las familias. Aunque es un dinero que no viene de lo público, los centros lo utilizan para su funcionamiento. Si hacemos este cómputo, las cuentas son un poco diferentes. Y si analizamos los resultados, las principales evaluaciones internacionales nos vienen a señalar que si bien existen diferencias entre la pública y la concertada, una vez que eliminamos el efecto del nivel socioeconómico y cultural, los resultados se equiparan. Esto lo que nos viene a decir es que no existen grandes diferencias en el valor añadido que aporta la escuela concertada, sino en la segregación.
¿La solución a los problemas educativos pasa por crear una ley orgánica?
La gente se ha llevado las manos a la cabeza cuando hemos dicho que hemos perdido la fe en ese pacto educativo. Pero lo que no podemos es convertirlo en un fetiche. Nosotros intentamos analizar diferentes escenarios y hay uno que es muy bueno: aquel que sea una buena ley pactada por los partidos mayoritarios. Pero, quitando ese, el resto no serían tan buenos. Por ejemplo, una ley educativa que fuera mala, que perpetuara muchas de las debilidades y que fuera duradera, o que fuera muy laxa y permitiera vía real decreto a cada partido mayoritario hacer su propia ley educativa. Igual que pasa en otras políticas públicas, en educación hay mucha posibilidad de mejora sin necesidad de un pacto de Estado. En España se ha avanzado mucho sin ellos.
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