Azul, que te quiero azul: ¿cómo solucionar la crisis hídrica?
El planeta está alertando de que el agua es finita. En nuestra mano está aprender a gestionar de manera adecuada los recursos hídricos.
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Al mirar nuestro planeta desde el espacio, el color azul tiene un indudable protagonismo: el agua ocupa nada menos que dos tercios del globo. Quizá por eso se nos hace raro escuchar el término «crisis hídrica»: ¿cómo va a haber una crisis cuando más de la mitad de la Tierra está cubierta por agua?
Pero lo cierto es que solo el 1% de toda esa inmensidad líquida es agua dulce accesible para el consumo humano. El uso abusivo de este recurso, unido al rápido aumento demográfico de la población y a diferentes catástrofes meteorológicas, nos ha traído a este momento que demuestra que el agua es finita.
Aunque crítica, la situación no es insalvable: estamos a tiempo de actuar. Para ello está el ODS número 6 (Agua Limpia y Saneamiento), que aboga por mejorar la calidad del agua y universalizar los recursos de saneamiento, ampliando la cooperación internacional en programas y actividades de concienciación y gestión de los recursos hídricos.
¿Cómo es la situación en España? El país es uno de los principales núcleos de biodiversidad de Europa, pero, según el Informe sobre la Gestión de la Sequía en 2023 presentado por el MITECO, «el 14,6% del territorio nacional está en emergencia por escasez de agua y el 27,4%, en alerta» debido al descenso de precipitaciones con respecto a periodos anteriores. Además, el territorio español es especialmente vulnerable al cambio climático debido a su particular distribución geográfica de los recursos hídricos: las sequías, olas de calor, inundaciones e incendios se han vuelto habituales.
España es especialmente vulnerable al cambio climático debido a la distribución geográfica de sus recursos hídricos
Así, uno de los agentes clave para cumplir el ODS6 es la campaña «Tic-Tac, el agua es finita», desarrollada por la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030. Su objetivo es sensibilizar, investigar y fomentar las buenas prácticas de gestión de la crisis hídrica.
REDR propone, por un lado, unas Guías de Actuación y Buenas Prácticas en la que expone cómo todos los agentes de la sociedad, desde particulares hasta instituciones, pasando también por las empresas privadas, pueden combinar sus esfuerzos en la lucha contra la crisis hídrica. El agua es esencial en todos los niveles: no solo para nuestro organismo, sino también a nivel energético y de producción. Las medidas propuestas incluyen fomentar la proximidad y la economía circular, evitar el desperdicio de alimentos (que supone hasta un 20% del gasto de agua dulce del planeta), apostar por instalaciones eficientes en las empresas y hacer uso de la financiación pública para gestionar mejor los recursos y concienciar al gran público.
Prueba de que hay esperanza es que estas iniciativas no se están quedando solo en el papel. REDR también ha presentado casos de éxito a todos los niveles, como las buenas prácticas de la planta de desalinización Keppel Marina East situada en Singapur, que potabiliza el agua salada, o el PERTE de Digitalización del Agua, que une digitalización y ciclo del agua para mejorar la gestión de recursos hídricos en España.
Y la sensibilización es también protagonista, con programas como el proyecto de educación ambiental «¡Explora tu río!», impulsado por la Red Cántabra de Desarrollo Rural. Decenas de iniciativas auguran un buen futuro para el azul de nuestro planeta (y las que están por venir). Cabe destacar que REDR ha acompañado esta labor de documentación con una campaña nacional e internacional de incidencia con actores clave para impulsar la toma de conciencia y lograr, finalmente, el paso de la teoría a la acción.
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