«El nivel deportivo que vemos hoy sería imposible sin el progreso científico»
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Aunque ha pasado la mayor parte de su vida entre tubos de ensayo y pipetas, José Manuel López Nicolás es un firme defensor de sacar la ciencia del laboratorio y compartirla con la gente. Por ello, compagina su actividad docente e investigadora en la Universidad de Murcia, donde es vicerrector y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, con una intensa labor divulgativa que incluye conferencias, colaboraciones en medios de comunicación y libros en los que explica con un lenguaje sencillo que la ciencia está detrás de las cosas más cotidianas de la vida. En ‘La ciencia de los campeones’ (Planeta), López Nicolás ha unido sus dos grandes pasiones: la ciencia y el deporte.
¿Cuando ves un partido de fútbol o de tenis disfrutas del azar o estás haciendo cálculos de probabilidades en tu cabeza?
Pues lo veo tanto con las gafas de apasionado por el deporte como con las del científico. Analizo muchas de las cosas que están pasando desde el punto de vista del progreso científico y tecnológico porque sin él sería imposible el nivel deportivo que vemos hoy en día. Por eso, muchos clubes de diferentes disciplinas deportivas están incorporando científicos a sus equipos porque con la física, la química, el big data y la inteligencia artificial se puede mejorar mucho el rendimiento.
Una idea que desmientes es la de que «los penaltis son una lotería». ¿No es así?
Esa creencia es el primer paso para el fracaso en una tanda de penaltis. Un equipo debe preparar estos lanzamientos desde el punto de vista científico y no dejar nada al azar. Hay un 60-65 por ciento de los penaltis que se tiran al lado natural, es decir, que si el lanzador es diestro lo tira a la derecha del portero y si es zurdo a la izquierda. Pero está demostrado que el penalti perfecto es el que se lanza por el centro a máxima altura y a la mayor potencia posible. También está comprobado que es más favorable para un equipo lanzar primero, por eso el sorteo es importante. Y un mismo jugador tiene más probabilidades de acertar si sabe que con ese gol va a obtener la victoria que si su fallo implica la derrota del equipo. Y eso es una cuestión psicológica.
«Muchos clubes de diferentes disciplinas deportivas están incorporando científicos a sus equipos para mejorar el rendimiento»
Una figura como la de Rafa Nadal es la confluencia de muchas cosas: talento, superación, perseverancia, fuerza física, control mental… ¿También en su juego hay claves científicas?
Los más famosos golpes de Nadal se basan en la fuerza Magnus, que explica esa curvatura en la trayectoria de la pelota, cuando parece que se va a ir fuera de la pista y entra. Al pegarle tan fuerte, provoca una diferencia de presiones entre ambos lados de la pelota. Esto ocurre en el tenis, pero también en el fútbol y en el béisbol. Para lograr ese efecto, hay que utilizar raquetas con materiales específicos y colocar el brazo de determinada forma. Por otra parte, en la empuñadura de la raqueta de Nadal se llegó a instalar un pequeño giroscopio que transmitía información al técnico sobre la velocidad a la que salía la pelota y el giro que le imprimía cada golpe. Y eso ayuda a corregir la técnica o a cambiar la raqueta, las cuerdas o la tensión si está bajando la velocidad.
Otro de los titanes que ha dado el deporte español es Miguel Induráin. Era un ciclista muy alto y esto afectaba a la aerodinámica en los descensos. ¿Cómo se las arreglaba para ser tan rápido bajando?
En ciclismo, a veces es más importante la fuerza aerodinámica que la potencia en las piernas. Sobre todo, en los descensos. La resistencia del cuerpo del ciclista al aire es fundamental para ir más o menos rápido en la bicicleta. Según la postura que adopte el corredor, el rozamiento puede ser menor y avanzará más rápido. Esto se entrena con la ayuda de túneles del viento y dispositivos que miden la aerodinámica. Se mide incluso el rozamiento de los tipos de maillot con el aire. Estamos viendo ciclistas que se colocan de maneras muy extrañas en la bicicleta para descender. Detrás de eso hay un estudio científico.
«Los más famosos golpes de Nadal se basan en la fuerza Magnus, que explica esa curvatura en la trayectoria de la pelota»
En el libro hablas también del famoso tiki-taka que tantos éxitos deportivos le proporcionó al Barça y que fue la táctica con la que la Selección Española se alzó como campeona del mundo en 2010. ¿Está basado en la geometría?
Es una de las cosas que influyó más en ese triunfo, aunque no la única. La disposición de los jugadores en el terreno de juego es fundamental. Esa disposición creaba una serie de espacios en los que se movían jugadores con una enorme calidad técnica. No solo era la velocidad a la que corría la pelota, sino a la que se movían ellos. Pero lo importante es que fueran capaces de mantener esa disposición en movimiento durante 90 minutos, pues en caso contrario, no servía para nada. Esta disposición estaba basada en geometría, concretamente, en los diagramas de Voronoi y en las triangulaciones de Delaunay.
Otro gran tema es el dopaje tecnológico. ¿No cree que el uso de determinadas tecnologías aumentativas puede acabar adulterando seriamente cualquier competición?
Todo eso lo tiene que fijar la reglamentación existente. No hay otra forma: o regular o aplicar la norma existente y determinar lo que está permitido y lo que no. No me vale eso de que todos tengan que participar en las mismas condiciones. En teoría esa idea es perfecta, pero a día de hoy no podemos pretender que un equipo como el Real Madrid o el Barcelona compitan con las mismas botas, el mismo material, el mismo equipo médico que un club modesto que se sitúa en lo más bajo de la clasificación. A mí el progreso tecnológico no me preocupa si cumple con la normativa de dopaje.
¿Cómo ves el futuro del deporte? ¿Se seguirán batiendo récords o es algo cada vez más difícil?
Depende. En aquellos deportes en los que interviene una máquina o un accesorio (el automovilismo, el ciclismo, el salto con pértiga, incluso el golf…) creo que no hemos llegado al límite ni muchísimo menos, porque aparecerán nuevos materiales que mejorarán su eficiencia. Ahora bien, en aquellas disciplinas en las que todo depende del cuerpo humano, los récords cada vez van a llegar más espaciados y con diferencias más pequeñas porque, desde el punto de vista fisiológico, estamos llegando al tope. Pero no caigamos en la tentación de pensar que estamos en la mejor época de la historia del deporte. Eso mismo pensaron hace 20 años, 40 y 80 años y se equivocaron. ¿Por qué vamos a ser nosotros los que tengamos razón?
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