Medio Ambiente
¿La lana recupera su fama?
La lana es uno de los materiales más históricos para el ser humano, que ha sido una gran tendencia en algunos períodos históricos, sobre todo en el mundo de la moda. Por el aumento de su coste y la aparición de alternativas más cómodas, la lana había sufrido un descenso de popularidad en las últimas décadas. Sin embargo, parece que la lana recupera su fama, y no solamente para protegernos del frío.
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La lana es uno de los materiales más antiguos utilizados por el ser humano, y fue especialmente popularizada a lo largo del siglo XVI, cuando se convirtió en una parte vital del comercio europeo en sus travesías en el Atlántico. En España, los principales núcleos productivos de lana fueron Bilbao, Burgos, Valladolid y Medina del Campo. La lana es una fibra animal que obtenemos a partir de procesos de esquila de animales como la oveja, la llama o la alpaca. Es gruesa y elástica al mismo tiempo, muy buena retenedora del calor y un gran aislante térmico. Su función natural es proteger a los animales del frío y las temperaturas extremas, y cuando es utilizada por los humanos se mantiene esta propiedad. Por esta razón, uno de sus usos históricos ha sido para confeccionar ropa de abrigo y complementos para el invierno.
En los últimos años, tanto por cuestiones de popularidad como de viabilidad económica, la lana había sufrido un descenso en su uso y aplicaciones. Algunas de las razones concretas era la apuesta por otros materiales sintéticos que no provinieran de origen animal, el aumento de los costes de obtención y producción respecto a otros materiales o la falta de mano de obra experta. Con el auge de la sostenibilidad, la lana ha encontrado un nuevo sitio en el que florecer en su cara más ecológica, debido a su capacidad renovable y reciclable y a su esencia biodegradable.
Con el auge de la sostenibilidad, la lana resurge en su cara más ecológica, debido a su capacidad renovable y reciclable y a su esencia biodegradable
Sin embargo, el resurgimiento de la lana no ha sido exactamente en el mundo de la moda. Y es que los productores, al ver que su negocio peligraba, han sabido encontrar otros espacios económicos y retos que un material tan resistente y aislante pudiera resolver. Por ello, algunas de las nuevas aplicaciones de la lana se encuentran en sectores tan dispares como la construcción, la jardinería o el deporte. A continuación, destacamos algunos de los usos más innovadores de la lana.
- Aislar del frío… y también del calor. Uno de los usos populares del material ha sido justamente en el sector de la construcción, en el que sus propiedades se han vuelto extremadamente útiles para aislar, de forma sostenible, eficaz y respetuosa con el medio ambiente, edificios y hogares de nueva construcción o rehabilitando los ya construidos. Su uso ha demostrado ser un gran aliado de la eficiencia energética y la reducción de la huella de carbono en el sector.
- Lana contra el fuego. El punto de ignición de la lana es uno de los más altos que existen, superior a los 1.100 ºC. Además, es completamente natural. Por ello, los bomberos utilizan uniformes de lana y ahora se ha empezado a utilizar tanto para frenar el avance de incendios como para prevenirlos. Por ejemplo, en Estados Unidos, la normativa estatal define que no es obligatorio tratar los colchones y muebles de lana con retardantes de llama.
- Cultivar con lana. Sorprendentemente, la lana también puede ser una gran aliada en la jardinería y del cultivo de nuestro propio huerto. Al ser un material 100% biodegradable, puede plantarse con agua para que la vaya absorbiendo durante un período para más tarde disolverse con el suelo. También puede ser usada como mantillo en algunos cultivos. Además de estas propiedades, la lana también retiene la humedad del suelo y previene la aparición de malas hierbas, hecho que ha despertado el interés de la comunidad agricultora en explorar posibles innovaciones de futuro basadas en el uso de la lana.
- Absorbente en emergencias contaminantes. La capacidad higroscópica de este material en su parte interior la convierte en un perfecto absorbente no solamente de agua, también de otros líquidos. Por ello, se han empezado a usar telas de lana en vertidos de hidrocarburos y otros contaminantes en accidentes o zonas con alta presencia de líquidos tóxicos.
Entre las posibles explicaciones de este resurgimiento se encuentran dos factores: la oportunidad que abre un material sostenible y ecológico que ya conocemos y sabemos utilizar, y la necesidad de reinventar un sector económico que estaba cayendo en el olvido. Si bien el sector no está libre de desafíos, como el avance del sentimiento animalista entre los consumidores, la competencia de industrias poderosas como la china o la dificultad de encontrar mano de obra cualificada, parece ser que la lana ha recuperado una posición relevante a partir de la transición ecológica, que, según las previsiones, aumentará en relevancia en el mercado global en los próximos años.
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