Trabajo y futuro

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Raquel C. Pico

@raquelpico

La infancia no sueña solo con ser futbolista, sino que ahora también quiere ser influencer. Tiene su lógica: las estrellas de las redes sociales destacan entre las nuevas profesiones. Según cálculos de Bain Company y Google, la inversión en estos perfiles por parte de las marcas se ha disparado en un 400% entre 2018 y 2020. Ahora, se mantiene en un crecimiento del 50% anual. Esto da una idea de cómo lo que antes era incomprensible está llamado a convertirse en la nueva norma. Las profesiones del futuro están más cerca de lo inesperadamente asumido y obligarán a reajustar carreras, expectativas de vida o hasta planes de formación. De hecho, una de cada 16 personas tendrá que cambiar de oficio antes de 2030. Los cambios no solo impactarán en las funciones que se desempeñan, sino también en cómo será el mundo. El teletrabajo no fue un espejismo de la pandemia. Entre el 20% y el 25% de las actividades de las economías desarrolladas, por ejemplo, se podrían hacer en híbrido –parte en la oficina, parte en casa–. Estos modelos cambiarán las sedes de las empresas: las oficinas tendrán que ser lo suficientemente atractivas para que la plantilla quiera trabajar en ellas.

Entre 2023 y 2027 cambiará el 23% de todos los trabajos globales, lo que llevará a su vez a que 83 millones de empleos desaparezcan del mapa. La clave de la transformación estará en la educación: seis de cada diez trabajadores necesitarán formación continua de aquí a cuatro años y, además, el 44% de los conocimientos medios que ya tienen se quedarán obsoletos. El recorrido laboral tradicional ha muerto: ya no hay un compromiso «para siempre» con una profesión. Hoy, el 56% de las personas que buscan empleo lo hacen ya fuera de la industria de la que vienen. La pandemia ha enfrentado a la gente a sus trabajos, y un 65% de los empleados reconoce que les ha llevado a pensar cuánto peso debería tener en sus vidas. ¿Cuáles son algunos de los sectores de actividad que marcarán las tendencias laborales del futuro?

Inteligencia artificial

Los trabajos que más crecen son aquellos conectados de una manera o de otra con el boom de la inteligencia artificial (IA). Estas nuevas ocupaciones –que, en realidad, ya existen y ya protagonizan las luchas de las compañías por captar talento– incluyen expertos en machine learning, data analysts, data scientists o especialistas en big data. En resumen, profesionales capaces de gestionar los datos y alimentar a las máquinas, pero también de enfrentarse a sus problemas, como ocurre con los auditores de sesgos algorítmicos.

Agricultura

¿Cómo puede ser un trabajo tan antiguo uno de los empleos del futuro? La respuesta la tiene el Foro Económico Mundial, que alerta de que en los próximos años se vivirá un crecimiento de entre el 15 y el 30% de la contratación, con cuatro millones de puestos agrícolas extra. La lógica es sencilla: se buscan perfiles especializados y el mundo necesita seguir comiendo, pero, además, la producción agrícola se enfrenta a grandes retos para llegar a ser realmente sostenible.

Aguas

Con un 39%, el sector de tratamiento de aguas y residuos es el que más crecerá en empleos en España entre 2022 y 2035, según las cuentas de Cedefop. Lo hará más incluso que los trabajos en las TIC, el segundo del listado. La emergencia climática, además, convertirá el agua en un bien todavía más preciado (y a sus especialistas, por tanto, en los talentos más buscados).

Cuidados

Otra de las áreas poco tecnológicas que dominará las necesidades profesionales del futuro inminente es la de la de los cuidados. Para 2030 se necesitarán en todo el mundo entre 152 y 269 millones de nuevos empleos en esta área, según estimaciones de la OIT. Esta masa laboral se hará cargo de la infancia y –clave en una sociedad cada vez más envejecida– la tercera edad. Reconocer y reducir el trabajo no remunerado y poner en valor a sus profesionales serán elementos clave.

Humanistas

Se estudian las humanidades desde hace milenios y, aunque en la recta final del siglo XX parecían pasadas de moda, los retos del siglo XXI las han hecho necesarias –y muy deseadas– en el mercado laboral. El desarrollo tecnológico requiere de la filología (fundamental en el avance de la IA) o de la filosofía (básica a medida que la ética emerge como uno de sus retos básicos). Y no solo eso: se estima que la importancia del pensamiento creativo entre la plantilla suba un 43% en los próximos cinco años.