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Cómo romper las barreras para una alimentación saludable

Para gran parte de la población, mantener una dieta equilibrada, que aporte los nutrientes necesarios, no es tarea fácil. Su condición económica, geográfica o sociocultural merma la accesibilidad, conocimiento y frecuencia imprescindibles para ello.

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Marco Von Knobloch
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Martín Caparrós recorrió la India, Bangladesh, Níger, Kenia, Sudán, Madagascar, Argentina, España y Estados Unidos para redactar El hambre, en el que desvela los mecanismos que provocan la desnutrición de gran parte de la población mundial. De entre todos los capítulos del libro, sorprende el que dedica a los Estados Unidos, en que el hambre se traduce en obesidad excesiva y todas las secuelas para la salud que esta lleva aparejada. Y es que, asegura Caparrós, «la obesidad es el hambre de los países ricos. La malnutrición de los pobres de los países ricos consiste en comer mucha basura barata».

Pensamos que llevar una dieta saludable depende únicamente de privarse de determinados alimentos procesados o con exceso de grasas saturadas y azúcares añadidos. También se asume que es sencillo configurar un menú que aporte los nutrientes necesarios. Pero olvidamos que hay otros factores que influyen en nuestra salud alimenticia. El económico es uno de ellos. Los productos llamados «comida basura» son, además de nocivos para la salud, más económicos que los saludables.

La falta de información y un acceso fácil y económico a alimentos procesados impiden a muchas personas mantener una dieta equilibrada

Una alimentación sana precisa del suficiente conocimiento de los nutrientes y energía que pueden aportarnos los diversos alimentos, así como de unas cantidades diarias de los mismos que benefician a nuestro organismo. Y, lamentablemente, a menor capacidad de gasto más facilidad para caer en la trampa de la comida basura que denuncia Caparrós. La prioridad de las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad económica no pasa por cambiar los hábitos alimenticios, sino por llenar el carro de la compra con la mayor cantidad de productos por el menor precio posible. Quienes viven en zonas despobladas suman, a una economía mermada, la falta de información y la carencia de comercios en los que encontrar todo tipo de alimentos. La combinación de estos factores no facilita que sigan unas mínimas pautas para mantener una dieta equilibrada.

Accesibilidad, conocimiento y frecuencia son, por tanto, las claves para una alimentación saludable. Y alrededor de las mismas ha lanzado el Grupo Dia su programa «Comer mejor cada día». El objetivo: reducir las barreras para que una alimentación de calidad esté al alcance de todos. La compañía, en colaboración con el grupo de investigación Growth, Exercise, Nutrition and Development, de la Universidad de Zaragoza, ha desarrollado una estrategia de contenidos de divulgación para que sus clientes tengan acceso fácil a un menú saludable y económico.

Para que la ciudadanía tenga conocimientos de los beneficios de una dieta sana y la incorpore paulatinamente, hasta lograr la frecuencia necesaria, los investigadores han identificado un listado de productos con alta densidad nutricional y precio asequible que el Grupo Dia pone a la venta. A partir de ahí, se han creado recetas fáciles y rápidas en formato escrito y audiovisual, guías de alimentación y una serie de consejos que están ya presentes en todos los canales y redes sociales de la compañía. Así, facilitada ya la accesibilidad, pueden mejorar el conocimiento y la frecuencia. 

El hambre de los países ricos que denunciaba Caparrós en su libro puede combatirse, y propuestas como la del programa «Comer mejor cada día» suponen una inestimable ayuda para lograrlo.

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