Economía

¿Es la voluntariedad suficiente para alcanzar un futuro sostenible?

Durante años la sostenibilidad empresarial se ha tratado desde un enfoque voluntario, dando la libertad a las organizaciones de decidir si querían implementar medidas de reducción de emisiones, planes de igualdad o evaluaciones sobre el respeto de los derechos humanos. Hoy, eso parece estar cambiando: la nueva legislación obligará a las empresas a cumplir ciertos parámetros.

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14
abril
2023

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A menudo se habla de la ley como un instrumento de control y mantenimiento del orden en la sociedad, pero pocas veces se habla de ella como impulsora del cambio social. Nos quejamos de las obligaciones y nos centramos en los castigos, razón por la que a veces no vemos su poder de transformación de la sociedad, su papel como guía del futuro quehacer o instrumento de cambio, algo defendido por intelectuales de la talla de Roscoe Pound o Julius Stone, entre otros. Yo también soy de la opinión de que la ley debe ser como una guía, no como una cadena: debe permitirnos movernos hacia adelante, no mantenernos en el mismo lugar.

En la historia hay numerosas muestras de ello. Todos tenemos presente la aprobación de la Constitución de 1931, en la que se reconocía el derecho a voto de la mujer, un avance clave para alcanzar la igualdad entre sexos que, afortunadamente, no sería el último. También recordamos cómo España fue en 2005 uno de los países pioneros en legalizar el matrimonio homosexual o cómo hace apenas dos años se aprobó la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, la primera de nuestra historia que aborda esta problemática y que nos empuja a una economía más respetuosa con el planeta.

Por supuesto, las leyes también deben dejar espacio para la libertad del ciudadano. En algunos casos, incluso podemos confiar en la voluntariedad. De hecho, durante años la sostenibilidad empresarial se ha tratado desde un enfoque voluntario, dando la libertad a las organizaciones de decidir si querían implementar medidas de reducción de emisiones, planes de igualdad o evaluaciones sobre el respeto de los derechos humanos en las cadenas de producción. La sostenibilidad no era un cumplimiento, sino una apuesta de empresas líderes y comprometidas con sus grupos de interés y con un nuevo modo de hacer negocios. En este aspecto, podemos sentirnos orgullosos de que en nuestro país las empresas hayan dado un paso adelante voluntariamente a favor de integrar la sostenibilidad: según los datos de nuestra consulta empresarial en ODS, un 41% de las empresas ya afirman disponer de una estrategia de sostenibilidad.

Un 41% de las empresas ya afirman disponer de una estrategia de sostenibilidad.

Sin embargo, el tiempo ha demostrado que las mejores intenciones de unos pocos no son suficientes para alcanzar las metas de la Agenda 2030, los objetivos climáticos fijados por la Unión Europea o respetar como se debiera los derechos humanos. En efecto, hemos alcanzado el punto de inflexión en el que ya no es suficiente contar con voluntarios para cambiar el mundo; se debe contar con la colaboración de todos para transformar el futuro del planeta y la sociedad, y eso implica la creación de un nuevo marco normativo.

De ahí surge el tsunami legislativo en materia de sostenibilidad empresarial de los últimos años, que abarca desde normativas medioambientales hasta leyes que fomentan la transparencia empresarial o que tratan de asegurar la igualdad real y efectiva tanto entre sexos como géneros en el ámbito empresarial. Una avalancha difícil de digerir para algunas empresas, especialmente para aquellas que no se han sumergido aún en la transformación sostenible.

Para ayudarles a adaptarse a las mismas, desde el Pacto Mundial de la ONU España hemos creado un buscador de normativas sobre sostenibilidad que reúne las principales leyes nacionales y europeas en este ámbito y las presenta de forma clara y sencilla. Este responde a la necesidad informativa de las personas que trabajan en sostenibilidad –que están viendo cómo cada vez más normas implican acciones por su parte–, pero también a la necesidad práctica de cómo hacerlo, ya que cada normativa es acompañada de recursos del Pacto Mundial para facilitar su aplicación.

Su uso es público, ya que las normativas recogidas implican a todas las empresas españolas y es nuestro propósito ayudarles a conocer la ley no sólo para que no se vean perjudicadas si no la cumplen, sino para que también se vean beneficiadas de las oportunidades que ofrece la apuesta por la sostenibilidad, como los incentivos en forma de subvenciones o rebajas fiscales que las leyes proponen para que las empresas adopten prácticas más sostenibles.

Por último, a pesar de que creo firmemente que estos marcos legislativos impulsarán a las empresas hacia modelos más sostenibles, respetuosos con el planeta y la sociedad, veo necesario recalcar que fuera de ellos también existe un amplio margen de mejora y ambición. Es decir: no debemos limitarnos a lo que diga la ley. La voluntariedad, en este momento, también es imperativa para alcanzar el mundo que queremos, ya que este no puede esperar a que las normas estén establecidas. Por ello, invito a todas las empresas a ir más allá y convertirse ya en lo que el futuro espera de ellas.


Cristina Sánchez es directora ejecutiva de Pacto Mundial de Naciones Unidas España.

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