Siglo XXI

La ciencia del meme

La transmisión cultural en la era de internet depende en buena parte de simples fotos, videos o textos que utilizan el humor para revelar la moralidad vigente. Estas piezas mínimas, que ya forman parte del imaginario colectivo, podrían guardar similitudes con algo completamente insospechado: el comportamiento de los genes.

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11
enero
2023

El biólogo Richard Dawkins escribió en 1976 El gen egoísta, un libro en el que sugería que los seres vivos –humanos incluidos– eran meros vehículos de información genética que existían para hacer posible su transmisión. Los genes, decía el autor, son unidades de información que producen copias de sí mismos para transmitirse de generación en generación. Por tanto, sentenciaba, la evolución se puede entender como la preservación de la continuidad de los genes. Dawkins, sin embargo, no estaba convencido del todo con la teoría darwinista del comportamiento humano, al menos en materia genética. Propuso, entonces, la existencia de una nueva unidad de transmisión cultural análoga del gen; una unidad a la que llamó «meme».

Proveniente del término griego mimema (en castellano, traducido aproximadamente como «algo que es imitado»), los memes pueden ser una creencia, una idea o una moda que busca el contagio y se expande rápidamente de mente en mente, lo que va desde la pegajosa canción de Despacito hasta los pantalones de campana o el nacionalismo. Dicho de otro modo: los memes son como los genes de la cultura, ya que ambos operan bajo selección natural, se autorreplican y son capaces de impulsar o mitigar su propagación. El meme es a la cultura lo que el gen es a la naturaleza: cuando innumerables memes trabajan a la vez, se crea la cultura de la existencia humana. Dawkins, de este modo, estableció que los memes conforman la base mental de la cultura de igual modo que los genes conforman la base de la vida.

Con la irrupción de internet, el meme cobró una nueva acepción y la comunicación se trasladó a la esfera virtual, tomando un carácter más efímero: los memes se convirtieron en una herramienta capaz de transmitir la cultura mediante píldoras minúsculas de información (es decir, con apenas una frase o una foto). Dawkins, que nunca habría imaginado que su neologismo iba a tener dos mil quinientos millones de resultados en Google, vio cómo internet «secuestró» su idea original para hacerla mutar y convertirla en pasatiempo juvenil o técnica publicitaria.

Con internet, los memes se convirtieron en una herramienta capaz de transmitir la cultura mediante píldoras minúsculas de información

La ciencia del meme en el siglo XXI se ha intentado explicar mediante dos mecanismos, el del mimetismo y la remezcla. El primero, en biología evolutiva, hace referencia a la semejanza adquirida entre un organismo vivo y otro objeto (vivo o no) con el fin de eludir depredadores. En internet, el mimetismo es la práctica del rehacer, la evolución que experimenta un texto o una imagen que ha sido recreada muchísimas veces por distintas personas. En cuanto a la remezcla (o remix), esta conlleva una alteración intencionada y repentina para adaptarla a un medio concreto. Para que estos mecanismos funcionen correctamente, han de cumplir tres condiciones: fidelidad (es decir, que las copias sean parecidas a la original y sean fáciles de editar); fecundidad (que se pueda reproducir rápida y continuadamente) y longevidad (esto es, que permanezcan distribuidas en la población durante mucho tiempo).

La teoría de la memética no surgió para explicar misterios genéticos ni sociales, sino más bien como una especulación que podía dar pie a nuevos debates, si bien partía de la base de que el modelo evolutivo de transferencia de información cultural se basa en que las unidades de información, los memes, tienen una existencia independiente, se autorreplican y están sujetos a una evolución selectiva a través de fuerzas ambientales. Como cualquier propuesta sociológica, el meme de Dawkins fue puesto en entredicho desde distintos ángulos, entre ellos el determinismo cultural, el mentalismo filosófico o la falta de evidencia empírica de los dos mecanismos meméticos. Algunos expertos aseguran que la ciencia del meme es solamente un extracto generalizado de otras teorías más amplias, como la semiótica de Pierce, pero con un nombre más cautivador para el público. Otros, en cambio, defienden que la cultura no puede entenderse mediante el estudio de sus partes mínimas, del mismo modo que no se estudia el océano mediante el estudio de cada una de sus gotas.

El meme, así, forma parte del imaginario colectivo desde hace una década, pero lleva al menos cuatro bajo la lupa de la comunidad científica y filosófica. ¿Puede la cultura ser realmente entendida como una colección de unidades de información transmitidas independientemente? 

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