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Acelerar la innovación para frenar la brecha digital

La brecha digital deriva en otras formas de desigualdad, pero ¿puede la tecnología avanzar sin dejar a nadie atrás? Iniciativas como el programa Acelerador de Equidad Digital de HP demuestran que un progreso justo es posible.

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Yvonne Redin
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16
noviembre
2022

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Yvonne Redin

Decía Victor Hugo que «la primera igualdad es la equidad», una frase especialmente significativa en una época como la actual, donde los privilegios todavía se confunden con los derechos. Leer un artículo desde el móvil, comunicarnos con nuestra familia mediante una videollamada o realizar un curso online pueden parecer actos completamente anodinos, pero casi la mitad de la población no goza de tal oportunidad. Según los datos del Foro Económico Mundial, casi 3.000 millones de personas permanecen desconectadas de la tecnología debido a la falta de acceso, las dificultades de asequibilidad y las pocas facilidades de uso.

El impasse de la inequidad digital ha ido agravándose con el paso de los años. Como ocurrió con otras problemáticas sociales, durante la pandemia pasó a ser insostenible: dos tercios de los niños y niñas en edad escolar no pudieron acceder a la educación en 2020 por falta de conectividad, tal y como reveló un estudio de UNICEF. Lo mismo sucedió en el plano de la asistencia sanitaria, pues algo tan sencillo como pedir cita a través de un teléfono o descargar el certificado de vacunación se convirtió en una tortura para la población mayor o personas sin acceso a la tecnología.

Dos tercios de los niños y niñas en edad escolar no pudieron acceder a la educación a distancia durante la pandemia a causa de la brecha digital

También repercutió en el área laboral, pues la obligatoriedad del teletrabajo en ciertos sectores nunca contempló que hubiera un gran número de personas sin ordenador o conexión a internet en su domicilio.  Y es que, pese a que la tecnología no ha hecho más que avanzar, la brecha digital ha continuado inexorablemente para alcanzar otras formas de desigualdad cada cual más grave. Los avances no han seguido un camino paralelo.

En esa búsqueda de la simbiosis entre el progreso tecnológico y social, la compañía HP lanzó el programa Acelerador de Equidad Digital con una meta clave: potenciar la equidad digital para 150 millones de personas para 2030. Hasta ahora, los resultados son prometedores, pues se ha frenado la brecha tecnológica para 4,3 millones de personas. «Cuando innovamos con un propósito, creamos las condiciones para que tanto las empresas como la sociedad prosperen», asegura Enrique Lores, presidente y consejero delegado de HP.

La prosperidad tecnológica es impostergable en ciertos sectores de la población, ya que la falta de acceso a un ordenador es veinte veces mayor en los hogares más pobres según los datos del Alto comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil. No es cuestión de comodidad, sino de facilitar la educación en aquellos hogares menos aventajados donde el alumnado no puede hacer los deberes, estudiar o preparar un proyecto grupal con las mismas facilidades que quienes pertenecen a familias de rentas medias o altas. A escala mundial, los datos son menos esperanzadores si cabe, pues la inequidad digital se ensaña con comunidades históricamente excluidas y marginadas.

Los programas tecnológicos de HP buscan acelerar la equidad digital para 150 millones de personas en 2030

Consciente de ello, HP ha colaborado con asociaciones como Girl Rising –proporcionando a 1,96 millones de estudiantes y profesoras en Nigeria, India y Estados Unidos un plan de estudios inclusivo y soluciones tecnológicas–, NABU –beneficiando a 675.000 autoras e ilustradoras de Ruanda para promover la alfabetización de menores en su lengua nativa– y 1 Million Teachers –capacitando a más de 584.000 educadoras de Nigeria mediante el programa HP Mentor–.

Del pupitre a la medicina y el empleo

La esfera de la salud tampoco es inmune a la brecha digital. Incluso los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) reconocen la importancia de las tecnologías de la información y las comunicaciones en la medicina. Sin embargo, a menudo olvidamos la importancia de la conectividad y de la capacidad. La primera hace referencia a las deficiencias en infraestructura o electricidad en ciertas áreas del globo; no hace falta desplazarnos muy lejos, pues numerosos enclaves de la España rural no cuentan con conexión a Internet. Por otro lado, la capacitación describe las nociones básicas para poder beneficiarnos de la tecnología, ya que de nada sirve tener acceso a la información si no sabemos cómo hacer uso de ella.

Cubiertos ambos requisitos, podemos exprimir al máximo los logros de la tecnología aplicada a la asistencia sanitaria. Entre ellos, la investigación de fármacos y vacunas con más presteza (y con menos residuos plásticos), así como la detección precoz de enfermedades tan presentes en la sociedad como el cáncer y de enfermedades huérfanas como la esclerosis lateral amiotrófica, las ataxias o el síndrome del cromosoma X frágil. También se puede mejorar la calidad de vida de personas con una discapacidad sensorial o de movilidad: al igual que en 1595 la invención de la silla de ruedas marcó un antes y un después, en pleno siglo XXI somos espectadores de órtesis completamente personalizadas creadas mediante tecnología 3D.

Los trabajadores con acceso a internet obtuvieron salarios un 20% más altos que sus compañeros sin conexión

El tercer pilar que debemos atender para alcanzar la equidad digital atañe al mercado laboral. Son muchas las pequeñas y medianas empresas que han perdido beneficios e incluso se han visto obligadas a finalizar su actividad fruto de la brecha digital. Estos obstáculos también se producen a escala individual: un estudio encontró que los trabajadores con acceso a internet obtuvieron salarios un 20% más altos que sus compañeros sin conexión, disparidad salarial que aumenta progresivamente en países en vías de desarrollo. Para frenar la inequidad, la Fundación HP ha lanzado dos programas: HP Life, que ofrece formación tecnológica básica y gratuita a empresas de nueva creación, pequeñas empresas y estudiantes, y las subvenciones Imagine para la compra de tecnología en asociaciones locales sin ánimo de lucro. Gracias a ambas iniciativas se han beneficiado 163.000 usuarios nuevos y se han recaudado 1,24 millones de dólares en subvenciones.

Los retos sociales que se están sucediendo en el nuevo siglo requieren de soluciones transversales aplicadas por la vasta mayoría de compañías. Debemos entender la tecnología como un servicio por y para todos los ciudadanos, no como una quimera accesible solo para afortunados. De lo contrario, lo que ahora es ciencia ficción para casi 3.000 millones de personas, mañana lo será para la mayoría de la población.

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