Viaje por la España del vidrio
Fábricas con siglos de historia, técnicas artesanales o plantas transformadoras de última generación son algunas de las paradas en un recorrido por los Municipios Hermanados por el Vidrio.
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Fue a principios del siglo XVIII. Blas Rigal era un vidriero que se asentó en Mallorca, donde pidió permiso para abrir un horno de vidrio financiado por la familia Gordiola. Recibió su autorización y lo abrió, arrancando una larga historia que llega hasta nuestros días, en los que la fábrica Gordiola continúa en funcionamiento y creando piezas únicas y artesanales en Algaida. Usan la misma técnica de soplado de vidrio que empleaban los maestros venecianos, una que ahora es Patrimonio Cultural Inmaterial. Ahora, la fábrica y sus piezas son una suerte de muestra de historia viva –que puede ser visitada y descubierta por los interesados: sigue siendo una fábrica, pero también tiene un museo– y lo que lo convierte en un posible punto de partida para recorrer la España del vidrio.
El vidrio es un material muy presente en el día a día, uno que nos acompaña desde hace siglos y al que seguimos dándole uso en múltiples funciones. Es decorativo, como habrá comprobado cualquiera que se haya sorprendido con unas vidrieras góticas; es útil, y solo hay que pasearse por un supermercado para encontrar pruebas tangibles; y es, sobre todo, un material destacado en el salto a la economía circular. El vidrio no solo es resistente –como demuestra su uso crucial en el transporte de las vacunas contra el covid-19– sino que también es 100% reciclable, de un envase reciclado se puede obtener otro igual y, además, puede tener infinitas vidas. Una excepcional propiedad que se suma a su carácter reutilizable, como está extendido en el sector hostelero.
Por todo ello, la ONU ha declarado este como Año Internacional del Vidrio. Además, y para recordar la importancia pasada, presente y futura de este material, Ecovidrio ha puesto en marcha la iniciativa Municipios Hermanados por el Vidrio. En ella colaboran también el CSIC, la Agrupación Nacional de Reciclado de Vidrio (ANAREVI) y la Asociación de Fabricantes de Envases de Vidrio (ANFEVI). El objetivo no es otro que hermanar en una misma red a municipios que «comparten un pasado y un presente común con el vidrio». Según las previsiones de Ecovidrio, esperan llegar hasta 50 de 11 comunidades autónomas durante este año.
Y, aunque su objetivo final es poner en valor esta relación con el vidrio, poco a poco están creando una guía para adentrarse en el país de una manera distinta. Así, siguiendo en el mapa dónde están estas localidades y qué se hace en ellas, se puede hacer un viaje por la España del vidrio, descubriendo uno a uno todos sus secretos.
Los municipios del vidrio
¿Qué tienen en común todos los ayuntamientos participantes? Todos tienen una relación muy estrecha con este material. Algunos, por acoger la red de fabricación y reciclaje actual de vidrio. Otros, por mantener la tradición artesana y artística que durante siglos ha convertido al vidrio ya no solo en algo útil, sino también en una pieza de alto contenido artístico. También estas zonas cuentan con una vinculación con el pasado de esta materia. Transversal a todos ellos es el comprender tanto el peso cultural que tiene el vidrio como su importancia como elemento básico para la economía circular y en el reciclaje.
Llodio, una de las paradas de esta ruta, es un ejemplo perfecto para comprender este último punto. El municipio alavés tiene una arraigada tradición vidriera, que ha llegado hasta la actualidad gracias al trabajo de las empresas vidrieras Guardian Glass, Glavista y Vidrala. Pero, más allá de esto, Llodio también quiere ser una de las capitales vidrieras europeas de la economía circular: es la sede de la planta de recuperación, tratamiento y reciclaje de vidrio de Trabeira y ha creado el Laudio Glass Hub, con el objetivo de potenciar la innovación en el uso de este material.
En el último año los españoles depositaron en los contenedores verdes de reciclaje un total de 884.097 toneladas vidrio
También Barcelona une herencia y sostenibilidad en su relación con el vidrio: sus habitantes la han convertido en la quinta capital de provincia más recicladora de España. Lo que hacían hace algo más de 100 años en uno de los destinos más interesantes para hacer turismo vidriero, porque gracias a la arquitectura modernista que domina sus calles, está llena de ejemplos del uso decorativo y artístico de este material, como el lucernario central del Palau de la Música o las ventanas de colores de la Casa Batlló, entre otros. Las vidrieras son parte de la identidad de la ciudad, por lo que no sorprende que hayan existido – y en algunos casos sobrevivido – en Barcelona un interesante entramado de talleres vidrieros.
Y, aunque hay que cambiar de época, también la historia es fundamental para comprender la estrecha relación entre Real Sitio de San Ildefonso y este material. La Real Fábrica de Vidrios y Cristales de La Granja fue el mayor centro productivo de la España del siglo XVIII, creando un legado que se mantiene hoy en día con un museo tecnológico, una fábrica todavía operativa y la existencia aún de sopladores de vidrio.
Barcelona, Llodio, Algaida o Real Sitio de San Ildefonso no son los únicos municipios que forman ya parte de la red de ayuntamientos hermanados, porque la importancia de este material ha llevado a que su impronta se extienda por muchas comunidades autónomas. Alcúdia o Bunyola, en Baleares; Villafranca de los Barros, en Extremadura; o Cadrete, en Aragón, son espacios clave en el tratamiento y reciclaje actuales de vidrio gracias a sus plantas especializadas. Villena y Valencia, en la Comunitat Valenciana, o Castril, en Granada, aportan un pasado vinculado a la producción de vidrio y Mérida permite seguir los pasos de cómo ya lo empleaban los romanos.
Del pasado más lejano al presente más cercano, estos lugares ayudan a entender nuestra relación con este material y su potencial. En el último año, los españoles depositaron en los contenedores verdes de reciclaje un total de 884.097 toneladas de residuos de envases de vidrio, lo que supone un 5% más que en el año anterior. De media, cada español recicla 19 kg de vidrio. Son cifras positivas, pero que pueden ser incluso superadas. Y es que, para mejorar la huella de carbono de la sociedad y el impacto de sus residuos, se necesita acelerar la transición hacia la economía circular.
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