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Electrificar como salida a la crisis

La guerra en Ucrania ha hecho más visible que nunca la importancia de apostar por la electrificación, una transformación que no solo hace del consumo energético uno más sostenible, sino que también aumenta la independencia energética y reduce los precios a pagar por los ciudadanos.

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Yvonne Redin
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Puede que nunca se haya hablado tanto de energía y geopolítica como en los últimos meses, con la guerra en Ucrania obligando a los países europeos a lanzar una serie de medidas restrictivas y sanciones contra Rusia para penalizar su invasión. Sin embargo, y aunque estas medidas abarcan muchas áreas, no se han puesto fin a la compra de gas y petróleo rusos, principales fuentes energéticas para varios países de la Unión Europea. De hecho, durante 2021, el 40% de todo el gas y el 25% de todo el petróleo que importó la Unión Europea llegaron desde Rusia. Solo en el tiempo transcurrido desde el inicio del conflicto, los países de la Unión han pagado unos 35.000 millones de euros por la energía rusa.

La situación energética, ya de por sí compleja, ha abierto una dimensión de política internacional en la que ha quedado claro que depender del suministro fósil de Rusia es inasumible para el futuro de Europa. Una sensación de incertidumbre que, sumada a la tensión generada por el conflicto, ha derivado en importantes picos en los precios de la electricidad provocados por la factura del gas, disparados a máximos durante los últimos meses. Una realidad que ha supuesto una complicación añadida para los Estados pero, sobre todo, para quienes los habitan.

«Debemos volvernos independientes del petróleo, el carbón y el gas rusos. Simplemente no podemos depender de un proveedor que nos amenaza», aseguraba ya a principios de marzo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. «Necesitamos actuar para mitigar el impacto del alza de los precios, diversificar nuestras fuentes de gas para el próximo invierno y acelerar la transición a energías limpias», añadía. Los planes de la Unión Europea incluían ya antes de esta crisis la previsión de abandonar los combustibles fósiles y pasar a depender de fuentes de energía renovables. Sin embargo, la situación generada por la guerra en Ucrania ha hecho que esas proyecciones –y, sobre todo, las fechas previstas para hacer el cambio– puedan parecer obsoletas.

Las fuentes de energías renovables ayudan a garantizar una mayor independencia energética

La transición energética es ahora más urgente que nunca y su importancia se ha hecho mucho más evidente. Las fuentes de energía renovables no solo tienen un impacto positivo en la lucha contra el cambio climático o en la creación de un mundo más sostenible, sino que además ayudan a alcanzar una mayor independencia energética. Así, electrificar se ha convertido en una decisión todavía más crucial. En 2019, el Foro Económico Mundial subrayaba el poder que la electrificación tendría para cambiar los focos energéticos, ya que permitiría a los países en vías de desarrollo ser sus propios productores de energía. La crisis en Ucrania evidencia ahora que esa independencia es crucial no solo para esos países, sino para todos.

La electrificación supone, como explican desde la compañía energética Endesa, «el proceso de sustituir los combustibles fósiles por electricidad en todos los sectores». A nivel práctico, esto implica desde usar más medios de transporte eléctricos hasta cambiar los sistemas de calefacción de los hogares, entre otras transformaciones. A nivel geopolítico y de producción de la energía, supone dejar atrás las fuentes fósiles para centrarse en las renovables. De hecho, ese es el punto central por el cual la electrificación resulta clave en el reto de dejar atrás la crisis energética –y, por lo tanto, la política– sin olvidar la necesaria senda de un mundo ambientalmente más sostenible: Si España ha llegado a ser el país con la electricidad más barata de Europa en los últimos días, ha sido gracias a las renovables.

El potencial verde de la electrificación

Desde hace un tiempo, la propia industria eléctrica ve los procesos de electrificación como «una oportunidad de creación de riqueza y empleo». «La electrificación es una de las principales transformaciones estructurales de la economía, que es causa y consecuencia del progreso económico y social», explicaba Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos, el pasado noviembre en una jornada organizada por la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica. Aplicado este cambio de forma específica a España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 estima que se crearán entre 107.000 y 135.000 empleos directos vinculados a las renovables y 120.000 empleos indirectos extra de forma anual antes de 2030.

Pero la electrificación no solo ayudará a reducir los costes energéticos o a eliminar las dependencias de otros productores, sino que permitirá asentar un mundo más verde y eficiente

La electrificación es una oportunidad de generar riqueza mientras se cumple con los objetivos verdes de la Unión Europea

Alcanzar la descarbonización en 2050, como marca la agenda de la Unión Europea, es posible, pero también lo es ver resultados mucho más rápido y de forma mucho más inmediata. La Agencia Internacional de la Energía cree que incluso se podría reducir de forma considerable en este año la importación de gas de Rusia si se apuesta más firmemente por una serie de medidas, que en esencia implican potenciar el Green Deal comunitario.

Así, la electrificación puede llegar mucho antes de lo previsto. Con ello, y de forma paralela, también se lograrán alcanzar los objetivos de sostenibilidad, esos que el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) recuerda que son más cruciales que nunca. «La electricidad producida a partir de energía renovable es la solución más eficiente y rentable para lograr reducir la emisión de gases de efecto invernadero», recuerdan desde Endesa.

Usar más electricidad y menos combustibles fósiles mejorará la calidad del aire, logrará que los hogares y otros espacios sean más inteligentes –porque de la mano de la electrificación también llega la digitalización, lo que ayuda a mejorar la eficiencia y a flexibilizar los consumos– e incluso llevará a que las facturas de los consumidores y los costes económicos de la energía se reduzcan. Como apuntan desde Endesa, las renovables son «las fuentes de energía eléctrica más económicas disponibles».

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