Internacional

La agencia de salud de Estados Unidos, contra el racismo en la ciencia

Los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses revisan sus políticas de inclusión, equidad y diversidad en la investigación y crean un fondo para identificar disparidades raciales en el ámbito de la salud.

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16
julio
2021

«Como científicos, administradores y personal de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, reconocemos que el racismo estructural ha sido un problema crónico en nuestra sociedad, y la investigación biomédica no está libre de esta lacra». Los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), la principal agencia del Gobierno de Estados Unidos de investigaciones médicas y de salud, no viven de espaldas a las sociedad y son conscientes del impacto que tiene el racismo en este país. Como referencia, citan el asesinato policial de George Floyden mayo de 2020, los homicidios cometidos contra mujeres de origen asiático en Atlanta, las muertes violentas de personas por motivos raciales y las desigualdades en salud que se han manifestado con la pandemia de la covid-19.

En un comentario publicado en la revista Cell, el instituto sanitario no solo pedía disculpas a quienes se han visto afectados injustamente por esta lacra, sino que presenta un plan para mitigar el racismo sistémico arraigado en la investigación biomédica y en las instituciones científicas, lo que comúnmente denominamos la academia. «Al igual que la cobertura televisiva de la violencia infligida contra los manifestantes pacíficos en los años 50 y 60 impulsó acciones políticas que culminaron en la Ley de Derechos Civiles, los acontecimientos de 2020 han sido un punto de inflexión para los NIH», destacan los 17 firmantes del comentario, encabezados por el director de los institutos, Francis S. Collins.

La iniciativa puede servir como ejemplo a otras instituciones del planeta que quieran mitigar el impacto del racismo en la ciencia

El plan antirracista se denomina UNITE, una iniciativa en la que están representados los 27 centros del NIH y con el objetivo marcado de «identificar y abordar el racismo estructural dentro de los institutos y la comunidad científica». UNITE está compuesto de cinco comités, uno por cada letra que compone su nombre: el U, para comprender las experiencias de racismo del personal; el N, para fomentar nuevas investigaciones sobre disparidades en salud e igualdad sanitaria; el I, para mejorar la cultura y la estructura de los NIH hacia la equidad, inclusión y la excelencia; el T, dedicado a la transparencia, comunicación y responsabilidad en materia de racismo; y el E, para cambiar el ecosistema de investigación más allá de los institutos y promover la diversidad en otras organizaciones científicas.

Acciones

Lejos de ser una declaración de intenciones o un brindis al sol, la iniciativa puede servir como ejemplo a otras instituciones del planeta que quieran mitigar el impacto del racismo en la ciencia. Como muestra del compromiso, UNITE ya tiene dos objetivos cumplidos y otros en marcha, tanto en corto como a largo plazo. Uno de los ya culminados, como ejemplo, es publicar una oportunidad de financiación dedicada a investigar el impacto del racismo estructural en la salud de las minorías poblacionales y la desigualdad sanitaria. Los NIH y otros 22 centros e instituciones sanitarias se han comprometido a invertir 30 millones de dólares en aquellos proyectos científicos dedicados a esta línea.

El segundo de los completados es publicar una petición de información para recabar aportaciones sobre cómo mejorar la inclusión y diversidad en los entornos laborales y de investigación de los NIH. Por otro lado, una de las medidas más destacadas y que ya está en marcha es designar en cada uno de los centros e instituciones del instituto sanitario una persona responsable de diversidad, equidad e inclusión.

Potenciar el reclutamiento de candidatos que procedan de grupos de población infrarrepresentados

Otras acciones de UNITE que cita el comentario son comprender la desigualdad en los estudios financiados por los NIH y actualizar la base de datos de los institutos con información demográfica sobre raza y etnia, mejorar los programas de diversidad e inclusión para investigadores contratados por los NIH, potenciar el reclutamiento de candidatos que procedan de grupos de población infrarrepresentados y retener el talento procedente de diversos orígenes y experiencias vitales, asegurar la transparencia de datos demográficos del personal interno y externo de los NIH e identificar y corregir cualquier política interna que perpetue el racismo estructural.

Los expertos valoran

La periodista de ciencia Angela Saini, autora de publicaciones que abordan el racismo científico y los prejuicios biológicos machistas como Superior e Inferior, destaca positivamente el plan antirracista de los NIH. «Como persona que ha ofrecido conferencias a sus trabajadores, estoy enormemente impresionada por su compromiso a favor de un cambio genuino», valora. No obstante, Saini agrega que aún queda «mucho camino por recorrer, no solo en lo que respecta a la equidad sino también a la hora de abordar el uso de la raca como una variable en la ciencia». «Pero los NIH, bajo la dirección de Collins, han estado estar a la vanguardia del cambio entre las instituciones científicas mundiales y eso hay que reconocerlo».

Freeman Hrabowski, matemático negro, presidente de la Universidad de Maryland en el Condado de Baltimore (UMBC) y expresidente de la Comisión de Excelencia Educativa para Afroamericanos desarrollada durante el Gobierno de Obama, se muestra algo más escéptico con esta iniciativa antirracista. «No hay duda de que existe un deseo sincero de abordar esta cuestión por el NIH, pero ¿es suficiente? ¿Cuánto nos hace falta para cambiar esta cultura?», opina, en declaraciones a Stat.

Desde el punto de vista de Hrabowski, la solución a problemas históricos como la desigualdad en la financiación o el bajo número de científicos racializados –la población negra supone el 2 % de los investigadores del NIH y la hispana, el 4 %– requieren muchos más fondos que los garantizados en el comentario de los NIH. Además, considera que las universidades también necesitarán trabajar para aumentar el número de científicos racializados que puedan optar a las becas de los NIH, apoyándolos desde su etapa estudiantil, estudios de posgrado y sus primeros años de investigación.


Este artículo fue elaborado por la Agencia SINC. Lea aquí el original.

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