Jóvenes ‘changemakers’: así es la generación comprometida
Cada año, la organización sin ánimo de lucro Ashoka presenta a los jóvenes españoles más inspiradores e innovadores que, con sus proyectos, han conseguido hacerse un hueco en la larga lista de la generación que quiere transformar el mundo.
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Convertirse en agente de cambio, por muy grandilocuente que suene el concepto, no requiere tanto como uno podría imaginar. Con solo un puñado de ideas, ganas de cambiar el mundo y unas gotas de ilusión se pone en marcha todo un engranaje que, a base de constancia, precipita transformaciones sociales positivas que mejorarán la vida de algunos o, incluso, de muchos. Esa sería la definición del changemaker: un líder de la innovación social que la organización sin ánimo de lucro Ashoka identifica, promueve, acompaña y conecta a con otros tantos para crear una ola de cambio sin precedentes. Los jóvenes changemakers que la entidad descubre cada año son una muestra del compromiso con el bienestar humano y planetario de una generación.
«Antes de cambiar el mundo, pienso en cambiar mi pueblo, Seseña»
Adrián Arrogante (20 años), de Apasiónate
«Apasiónate busca ayudar a jóvenes mediante sus pasiones. Porque, para un chaval, descubrir su pasión es algo revolucionario, le cambia su paradigma por completo y le ayuda a encontrar un propósito por el que luchar. Y es así como trato de ayudar mi pueblo. Con este proyecto pretendemos acercar eventos, como batallas de gallos o experiencias, como rodajes, a los chavales de Seseña ¿Por qué? Porque así fue como nosotros encontramos nuestras pasiones. Todo empezó en una época muy convulsa de mi vida, debido a mis malas notas el centro en el que estudiaba, que me invitó a irme a otro a estudiar una FP. Desmotivado, decidí apostar por la mecánica y fue curioso porque, aunque aprobaba, seguía sintiéndome muy vacío: sabía perfectamente que lo que estaba estudiando no era a lo que quería dedicarme. Cuando encontré, junto a mis amigos, las batallas de gallos sentí que ese vacío empezaba a rellenarse. Por fin había un lugar donde podía expresarme y compartir tiempo con otras personas con mis mismos intereses. Así decidimos acercar a la gente eso que tanto nos emocionaba a nosotros y el ayuntamiento optó por apoyarnos. En ese momento mi vida dio un vuelco».
«Desde el verano de 2019 me esfuerzo para crear un sistema que ayude a los jóvenes a acercarse a sus pasiones. Porque, antes de cambiar el mundo, pienso en cambiar mi pueblo, en cambiar Seseña. Siento que puedo hacer algo realmente valioso. Nunca decidí convertirme en changemaker, aunque sin darme cuenta me preparé para ello: durante la época en que me dio por estudiar entré en un máster de emprendimiento social para chavales sin la ESO, y me encantó el mundo del emprendimiento. Después de eso, estar durante un año trabajando en un Impact Hub como voluntario rodeado de proyectos sociales me formó una visión del mundo que no se basaba solo en emprender y hacer dinero, sino en emprender haciendo algo que amas y que, además, ayuda al mundo».
«Cuando uno comparte, todo se multiplica»
Amaya Vizmanos (19 años), de Xirimiri
«Xirimiri es una asociación juvenil que demuestra que, gota a gota, las cosas calan. El proyecto nace para dar respuesta a un problema que detectábamos a nuestro alrededor: no encontrábamos un lugar en Pamplona, una ciudad pequeña, en el que la gente joven se uniera con el propósito de aprender, construir y avanzar. Así que decidimos crearlo. La asociación nació en verano de 2020, justo después del confinamiento, cuando nos dimos cuenta el poder que tiene la gente joven cuando trabaja unida. Andrea, Paula y yo no nos lo pensamos dos veces y, casi sin darnos cuenta, teníamos en nuestras manos los estatutos. Desde entonces, hemos ido lanzando iniciativas muy distintas para adaptarnos a lo que vemos que hace falta, pero siempre con el mismo espíritu: potenciar el talento de la generación Z a través de distintas iniciativas, conectándola con otras generaciones –llenas de experiencia– y con otros agentes sociales, tanto públicos como privados.
«Queremos demostrar el increíble potencial que hay en cada persona, especialmente en los jóvenes. Tenemos ganas, ideas, ilusión y experiencia. Aunque nos quede mucho camino por delante, nunca es demasiado pronto para empezar a trabajar y construir de cara a aportar nuestro granito de arena para que la vida de los que nos rodean sea un poquito mejor. Así que me convertí en una changemaker de manera totalmente inconsciente. Supongo que siempre lo he sido sin saberlo: mi ilusión desde pequeña han sido las personas. Para mí, responder a problemas es una necesidad. La vida me ha dado mil cosas inmerecidas (una familia, una educación que me apasiona, amigos increíbles y oportunidades fascinantes), y siento que tengo la responsabilidad de hacer algo. Porque cuando uno comparte, todo se multiplica».
«Quiero que los niños y jóvenes dejemos de ser consumidores de videojuegos para convertirnos en creadores»
Antonio García Vicente (13 años), de Join Us 4 The Planet
«Join Us 4 The Planet consiste en promover la educación digital universal para que todo el mundo tenga acceso a ella. Pretende ayudar a la sociedad dándole a los jóvenes la posibilidad de aprender programación, algo fundamental en el presente y lo será aún más en el futuro. Cuando descubrí la programación me gustó tanto que quise que todo el mundo la conocieran. Comencé a dar conferencias para mostrar mis proyectos de programación que venía realizando desde los 7 años y las aplicaciones que hago para aprender los contenidos de clase de una forma más divertida. Además, creé un club de programación en mi colegio que más tarde se extendió a otros centros para enseñar a niños y niñas como yo lo útil, importante y, sobre todo, divertida que es la programación. Y es que quiero conseguir que se modifique la forma de dar las clases en los colegios, que se trabaje en base a proyectos y que los fundamentos de programación se incluyan como asignatura en todos los colegios de primaria, para que todo el alumnado, independientemente de su nivel económico, sexo, raza o religión, tenga las mismas oportunidades de formarse para poder optar a las profesiones del futuro. Quiero que los niños y jóvenes dejemos de ser solo consumidores de videojuegos para convertirnos en creadores y que podamos decidir cómo queremos que funcionen las cosas.
«También quiero que la programación se aplique a otros problemas sociales y, por eso, junto a mi hermana Noelia y nuestro amigo Dani, creé Join Us 4 The Planet, una plataforma que une a personas, asociaciones, empresas y entidades públicas y les da una herramienta para que sumen esfuerzos y ayuden a solucionar problemas medioambientales. Decidí convertirme en un changemaker cuando me di cuenta de que con la ayuda de Ashoka podía conseguir que lo que hacía llegase (y ayudase) a mucha más gente. Además, cuando se me acercaban en las charlas que daba y me decían que gracias a mí muchos niños y niñas se habían animado a aprender programación, me motivaba aún más a seguir contagiando esa pasión que tengo y que puede preparar a nuestra generación para el futuro que nos espera».
«Pretendemos crear una cadena de solidaridad que consideramos esencial para lograr un mundo más justo e igualitario»
Elena Ruda Perea (18 años), de LuzAzuL
«La oenegé LuzAzuL se dedica a la creación de proyectos de cooperación a nivel nacional e internacional para educar a los jóvenes en valores como la solidaridad, la empatía, el trabajo en equipo o la resiliencia. LuzAzuL cree en el potencial de la juventud como agente de cambio, por lo que pretende activarla mediante la participación (activa) en labores sociales. Creemos que el viaje y la cooperación son maneras efectivas de trabajar habilidades como el pensamiento crítico. Por eso, organizamos proyectos en otros países, como Perú, Colombia o Portugal, entre otros, y promovemos la apertura de mente de los voluntarios creando espacios donde conocer otras realidades ajenas a la nuestra. Pero no solo eso: durante la pandemia activamos a más de 100 jóvenes por todo el país para ayudar también en nuestro entorno más cercano. De esta manera, pretendemos crear una cadena de solidaridad que consideramos esencial para lograr un mundo más justo e igualitario.
«Me gustaría despertar en los jóvenes las ganas de aprender, de cooperar y de crear una sociedad más igualitaria y justa para todos. Nuestro objetivo es suplir la carencia educativa en valores que vemos en las escuelas, fundamentales para el desarrollo propio y como sociedad. Pero, en mi caso, convertirme en changemaker no fue una decisión consciente, sino más bien un proceso pausado. Desde pequeña, mi entorno cercano ha intentado ofrecerme una amplia educación en valores, por lo que siempre he procurado empatizar con otros y aportar mi granito de arena. Con 14 años me sentía algo frustrada: tenía muchas ganas de contribuir a la sociedad de alguna manera, pero pocos me tomaban en serio por mi edad. Sin embargo, cuando a los 15 decidí ir a Uganda para conocer qué había más allá de mi pequeña burbuja, mi familia y mis amigos me apoyaron. Este viaje tuvo un efecto transformador en mí y, cuando volví, había aprendido a mirar el mundo de una forma totalmente distinta. A partir de ese momento seguí colaborando en proyectos de cooperación, pero no fue hasta que Ashoka me dio la oportunidad de formar parte de la comunidad de jóvenes changemakers que fui consciente de que todo esto me había llevado a convertirme en un agente de cambio».
«Convertirse en agente de cambio es algo que se hace por vocación: es la respuesta contraria a la pasividad de la sociedad actual»
Víctor Arzoz Consuegra (18 años), de Purify My Water
«Mi objetivo es conseguir que todos aquellos con dificultades para acceder a reservas de agua potable puedan hacerlo con un sistema de potabilización autónomo –que no necesite estar conectado a la red eléctrica– sencillo de operar y mantener. La idea principal de este proyecto es utilizar componentes asequibles para lograr una máquina robusta, autosuficiente, escalable y sin obsolescencia programada. Purify My Water hace que estemos un paso más cerca de lograr la igualdad y que todos los seres humanos tengamos acceso a un bien básico y esencial que, por desgracia, escasea en gran parte de África, América y Asia.
«Basándome en un sistema de riego que había realizado con mi tío, diseñé un sistema que, mediante un filtro de arena y una lámpara ultravioleta, fuera capaz de potabilizar el agua proveniente de pozos o ríos sin utilizar productos químicos que deban ser rellenados o componentes que deban ser reemplazados. Tras el diseño, llegó la creación de un prototipo funcional, que será enviado para funcionar a la escuela de Kahankro (Costa de Marfil), una pequeña aldea del centro del país, hermanada con la mía. Sin embargo, me gustaría que pronto hubiera más gente interesadas en utilizar mi sistema porque mi objetivo es mejorar la vida de las personas utilizando los conocimientos que están a mi alcance. Y es que convertirse en agente de cambio es algo que se hace por vocación: es la respuesta contraria a la pasividad de la sociedad actual. Si todos ponemos nuestro granito de arena, podemos lograr un mundo mejor, evolucionar. Y el inconformismo nos mueve a actuar para cambiar todo lo que, hasta ahora, nadie se ha atrevido a plantear o mejorar».
«La ‘Roll it Girl Gang’ es un espacio seguro, un entorno en el que crecer como ‘skaters’»
Gabriela Imbert (20 años), de Roll it Girl
«Roll it Girl es una startup creada con el fin de dar visibilidad a las mujeres a través de los deportes de deslizamiento y animarlas a que se suban a la tabla. Nuestro lema es ‘Si puedes verla, puedes ser ella’. Y ya hemos creado una comunidad de más de 600 skaters, de entre 18 y 25 años, con raíces en el País Vasco. Y seguimos creciendo por España. Y es que la Roll it Girl Gang es mucho más que un grupo de chicas que patinan juntas: es un espacio seguro, un entorno en el que crecer como individuos, y, sobre todo, es la demostración de que no estamos solas. Lo que empezó siendo una pequeña quedada de quince tías en el skatepark de Deusto, se ha convertido ya en una comunidad de 600 mujeres aprendiendo y mejorando en seis localizaciones distintas de España. Ver día tras día cómo crece una comunidad como esta, y cómo tantas chicas de todos los rincones buscan un entorno como este, es lo que nos motiva a seguir trabajando en ello, y nos permite creer que lo que estamos haciendo tiene sentido.
«Con el objetivo de seguir creciendo y llegar a todos los rincones del mundo, hemos lanzado una plataforma para convertirnos en una comunidad online. En ella ofrecemos la oportunidad de estar conectadas y asistir a las Girls Skate Sights –eventos mensuales en un indoor skatepark donde generamos un espacio seguro–, apuntarse a nuestros viajes y adquirir productos de nuestra marca, con la que damos voz a al movimiento y representamos el talento de nuestra comunidad. Con Roll it Girl queremos conseguir que las mujeres tengan una clara representación en todos los espacios. Por eso decidí convertirme en changemaker, para compartir mi pasión e inspirar a otros jóvenes a unirse al cambio transmitiéndoles que todo impacto positivo es importante, sea pequeño o grande».
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