Hacia un modelo de transporte sostenible
Carlos Vergara, responsable de Sustainability Management de Accenture, defiende que el ciudadano será el verdadero «driver» para lograr un modelo de transporte más eficiente.
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Un tema recurrente en los foros de los sectores de automoción y energía es cuál será la tecnología que finalmente se consolide como solución estándar en el mercado del vehículo eléctrico, que garantice la viabilidad de un modelo de transporte más sostenible en el ámbito del transporte público y privado en las ciudades.
De forma continua la tecnología va evolucionando intentando responder a las cambiantes necesidades del mercado y dar solución a las principales barreras identificadas para la adopción masiva del vehículo eléctrico por el mercado. El pasado mes de noviembre pudimos probar el Nissan Leaf, coche oficial de la Smart City World Expo Barcelona 2012, con unas prestaciones más que destacables. Y esto no es sólo cosa de utilitarios; marcas Premium como Mercedes, Porsche o Ferrari ya han presentado sus prototipos de deportivos 100% eléctricos.
Otro ejemplo de buen hacer en el avance tecnológico lo representa el proyecto Unplugged, un sistema de recarga sin cables de vehículos eléctricos. Pese al reducido coste por consumo, éste todavía no compensa el elevado precio actual de los vehículos eléctricos si lo comparamos con el precio de los vehículos híbridos o de los vehículos de explosión convencionales.
A la luz del volumen de vehículos eléctricos vendidos, que apenas representan el 0,0007% de los turismos vendidos en España, se hace difícil confiar en que vaya a ser el driver de la sostenibilidad. Entonces, ¿cuál es el camino a seguir? Sin lugar a dudas, un adecuado uso del vehículo privado frente a los medios de transporte colectivo.
Cuando estudiamos la elasticidad de la demanda de cualquier bien, y la movilidad no cabe duda de que lo es, debemos tener siempre presente la indiscutible máxima económica «a precio cero demanda infinita». El cambio del comportamiento de los ciudadanos será el verdadero driver de la sostenibilidad del transporte y dos serán las principales palancas para transformar el modelo actual de movilidad hacia un modelo más sostenible: una mayor concienciación ciudadana sobre el conjunto de costes asociados a cada acto de movilidad y u n modelo de transporte colectivo de calidad y que responda a las verdaderas necesidades de movilidad de la población.
Hacer de la debilidad virtud nos puede permitir aprovechar el actual contexto económico para generar y consolidar el cambio de comportamiento necesario en la sociedad.
Por un lado, la disminución del poder adquisitivo, la menor renta disponible de las familias y las inciertas perspectivas económicas han supuesto una mayor sensibilidad de la ciudadanía a los costes y está favoreciendo un comportamiento más responsable. Por otro, parece que se están planteando medidas que incrementan la correlación entre los beneficios y los costes percibidos en cada acto de movilidad.
Si las medidas estructurales no se adoptan, habremos desaprovechado una vez más otra oportunidad para generar el cambio de comportamiento necesario para la consecución de un verdadero modelo de movilidad sostenible.
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