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Albert Camus

10 pensamientos clave de Albert Camus

Presentamos algunas ideas clave para comprender el pensamiento y la trayectoria del filósofo argelino-francés Albert Camus.

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08
abril
2025

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El argelino-francés Albert Camus (1913-1960) fue uno de esos pensadores que caminaron por encima del ya entremezclado con la tierra esqueleto de dios, «asesinado» unos años antes por Friedrich Nietzsche. Con ello, Camus asumió el dictum hecho explícito por el filósofo alemán, pero también por otros autores ajenos a él, como el ruso Fiodor Dostoyevski. Un dictum que, en lo esencial, drena de sentido nuestra realidad material, huérfana de un punto de referencia objetivo y abstracto (Dios, Bien, Sentido…), de un Metarrelato que sirva de orientación, que diría algún posmoderno.

Aunque enmascarado por distracciones temporales, asentadas siempre en el consumo (comprar un chándal para CrossFit, un viaje, un libro, una entrada para el teatro, etcétera), este sinsentido es más obvio hoy que nunca. Querámoslo o no, como un Pepito Grillo que nos murmura, el absurdo de la vida nos impele a todos, sabemos de su aterradora posibilidad, y es por ello que el pensamiento de Camus no nos puede resultar ajeno.

Resumimos aquí diez de las ideas clave de su pensamiento.

El absurdo existencial

La muerte entendida como fin mayúsculo, como la ausencia infinita de conciencia, revela un absurdo existencial de difícil digestión. La vida carece de finalidad, de meta predeterminada, tal y como manifiesta la imagen de Sísifo, rey de Corinto condenado eternamente a cargar con una roca por la ladera de una montaña hasta llegar a la cima. Una vez en ella, la roca rueda hasta abajo, iniciando nuevamente el monótono y duro proceso.

El tedio

En la que, según el diario parisino Le Monde, es la gran novela del siglo XX, El extranjero, Camus manifiesta el tedio e indiferencia que puede suscitar la asunción de este nihilismo. Sirvan como muestra las gélidas palabras con las que arranca dicha obra: «Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: “Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias”. Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer».

El suicidio

En el mismo ensayo en el que Camus describe este mito (El mito de Sísifo) constan las siguientes palabras: «Solo hay un problema filosófico verdaderamente serio: el problema del suicidio. Juzgar si la vida vale o no la pena de ser vivida es responder a la pregunta fundamental de la filosofía». Que la vida se revele absurda, un mero trámite desde la nada previa al nacimiento hasta la nada posterior a la muerte, no supone que debamos caer en el desaliento. En otras palabras, no supone que el suicidio sea una alternativa loable o incluso inevitable.

Rechazo a las etiquetas

Como muchos otros intelectuales, el argelino mantuvo una relación complicada con las etiquetas. Así, sin ir más lejos, renegó de muchos de los «-ismos» con los que, cómodamente, se ha clasificado su obra. Nihilismo y absurdismo son algunos de ellos.

Rebeldía

Como forma de afrontar el sinsentido, el mero absurdo, Camus propone una actitud rebelde. À la Nietzsche, no se trata simplemente de destruir, de matar a dios, sino de asumir tras ello una tarea en positivo. Un trabajo que pasa por afrontar el silencio del mundo como una liberación.

La bondad

El mundo merece una nueva significación. Una interpretación que, irremediablemente, será manufactura del propio sujeto, no viniendo grabada en ninguna tabla de piedra. La bondad o, más en general, la ética, pueden encontrar así su lugar en una tierra sin dios.

La solidaridad

En su novela La peste –trágicamente en boga tras la pandemia del 2019– la anterior idea es ilustrada magistralmente. La solidaridad, por ejemplo, no se erige como una actitud que tenga que desembocar en un premio o, por lo que sea, tampoco en un castigo. Ella puede aflorar, sin más, en las relaciones humanas en ausencia de un juez supremo ubicuo.

La libertad

A pesar de que entre los «-ismos» rechazados por Camus también se encuentra el existencialismo, resulta inevitable vincularlo con él a la luz de otro de los pilares maestros de su pensamiento: la libertad. Como sentenció con algo de dramatismo su, hasta cierto momento, amigo, el filósofo Jean-Paul Sartre, estamos condenados a ser libres. La no elección es ya una elección, y nuestra finita vida no es más que una sucesión de actos en los que, más que hacer algo, estamos dejando de hacer todo lo demás.

Crítica al marxismo

En la sonada ruptura entre Camus y Sartre tiene mucho que ver la publicación de El hombre rebelde, obra en la que el primero incide en su crítica al marxismo, perspectiva de la que el segundo ha sido un claro baluarte en el siglo XX.

¿Literato o filósofo?

Albert Camus, premio Nobel de Literatura en 1957, no ha cosechado su éxito como un filósofo en el sentido grueso y sistemático del adjetivo. Más bien, su imagen es asociada con la de un literato embadurnado de ideas filosóficas. Queda en el aire la duda de si eso no es, precisamente, un filósofo.

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