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El espíritu del sherpa

«La digitalización ha creado nuevas oportunidades, pero también ha generado desafíos en términos de seguridad, privacidad y cohesión social», señala Elena Pisonero en su ensayo ‘El espíritu del sherpa’.

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25
noviembre
2025

Para comprender lo que viene, es imprescindible entender de dónde partimos. A veces lo desconocemos y otras preferimos olvidarlo. En las últimas décadas, la globalización, bajo la Pax Americana, permitió a Europa y a otras regiones desarrollar modelos de bienestar sin preocuparse por su propia defensa. Y ha permitido a países como China crecer hasta convertirse en la segunda economía mundial exportando bienes a precios muy competitivos. Pero ese equilibrio se ha roto. Las tensiones geopolíticas, la competencia entre potencias y el declive de ciertas estructuras institucionales han abierto una nueva era de incertidumbre.

En paralelo, el avance tecnológico ha acelerado la transformación del trabajo, la educación y las relaciones humanas. Estamos hiperconectados y, sin embargo, más fragmentados (y aislados y solos) que nunca. La digitalización ha creado nuevas oportunidades, pero también ha generado desafíos en términos de seguridad, privacidad y cohesión social.

El modelo económico, social y político no es sostenible en su conformación actual

El modelo económico, social y político no es sostenible en su conformación actual. Genera unas brechas, tanto en el entorno natural como en la sociedad en la que vivimos, que no estamos sabiendo cerrar con nuestras viejas rutinas, herramientas y políticas.

El futuro no se limita al territorio físico en el que nacimos. La exploración espacial, la biotecnología y la inteligencia artificial están redefiniendo lo que significa ser humano. Nos encaminamos hacia una era en la que la biología y la tecnología se fusionan, desdibujando las fronteras entre lo natural y lo artificial. ¿Qué implicaciones tiene esto para nuestra especie? ¿Cómo afectará a nuestra identidad y a nuestras estructuras sociales?

El individuo en la era de la incertidumbre

En este contexto de cambio, la pregunta clave para mí es: ¿cómo nos posicionamos como individuos? No podemos controlar el futuro, pero sí podemos —y, en mi opinión, debemos— prepararnos para él. Adaptación y mejor con anticipación. No es práctico resistirse a la transformación; es preferible comprender sus dinámicas para encontrar nuestro lugar en ella.

El mundo que viene exigirá nuevas habilidades: pensamiento crítico, flexibilidad y capacidad para colaborar en entornos diversos. También nos obliga a repensar nuestras relaciones con las instituciones, el conocimiento y la propia identidad.

La polarización política y social es un reflejo de esta incertidumbre. En un mundo donde las certezas se desmoronan, las narrativas simplificadas ganan terreno. Pero la respuesta no está en los extremos, sino en la capacidad de construir puentes y ge- nerar estrategias adaptativas.

La demografía va a jugar un papel clave. Mientras algunos países envejecen y ven reducida su fuerza laboral, otros experimentan un crecimiento poblacional explosivo. Estas asimetrías están redefiniendo los flujos migratorios, los modelos económicos y las dinámicas del poder global.


Este texto es un extracto de ‘El espíritu del sherpa’ (Almuzara, 2025), de Elena Pisonero

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