Deseo sexual
La debacle de la libido
La mitad de las películas de Hollywood ya no muestran escenas de sexo y la Generación Z es ahora menos sexualmente activa que sus padres y sus abuelos. ¿Estamos ante un cambio de ciclo?
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Se puede no haber visto el remake de Twister de 2024, Twisters, y aun así saber perfectamente que sus protagonistas jamás se besan en la película. Esta falta se volvió viral en el verano de su estreno, tanto que el director, Lee Isaac Chung, acabó explicando por qué en la prensa. La relación importante entre sus personajes era la profesional. Si tenían química era algo secundario. «Creo que es un final mejor», se defendía ante The Hollywood Reporter. Pero lo cierto es que Chung no tomó una decisión fuera de lo normal: Hollywood ha reducido de forma notable en la última década los besos, el sexo y la libido presentes en sus películas. Aunque en algunos casos se señala que esto ocurre porque se quiere estirar la historia en más de una película (y una historia de amor es un cliffhanger valioso), más bien se trata de una tendencia generalizada.
Una investigación de la firma de análisis Stephen Follows muestra que, desde 2000, las escenas de sexo y desnudez en las películas estadounidenses ha caído en un 40%. Aunque en las que sí se incluyen el contenido tiende a ser más gráfico que en el pasado, en líneas generales se ha pivotado. Están las películas a lo Saltburn (que, por otra parte, se rodó en Reino Unido) y están los blockbusters en los que sus protagonistas ni siquiera se besan. Si en 2000 solo el 20% de las películas no incluían en absoluto sexo o desnudez, en 2023 se acercaban al 50%.
Hollywood está respondiendo a un cambio en el mercado y, en especial, a los intereses de los espectadores de la Generación Z. Según datos del Center for Scholars and Storytellers de la Universidad de California, el 47,5% de los espectadores de esa franja considera que hay demasiado sexo y romance en los contenidos audiovisuales. «Si bien es cierto que los adolescentes quieren menos sexo en la televisión y en las películas, lo que realmente dice la encuesta es que quieren ver reflejadas más y diferentes tipos de relaciones en los medios que ven», asegura la coautora del estudio Yalda T. Uhls. En cierto modo, se podría decir que esperan que el cine refleje el mundo en el que ellos se mueven y este es –por paradójico que pueda parecer en la era de internet y todos los pánicos morales que se le vinculan– mucho menos sexual.
Desde 2000, las escenas de sexo y desnudez en las películas estadounidenses ha caído en un 40%
Los jóvenes están menos interesados en el sexo que sus padres y que sus abuelos. Un 38% de los jóvenes californianos de entre 18 y 30 años decía en 2021 que no había tenido una pareja sexual en el último año, frente el 22% que afirmaba lo mismo diez años antes. Y otra investigación estadounidense concluye que «los adolescentes y los jóvenes adultos son cada vez menos proclives al sexo fuera de las relaciones románticas». Esto es, pasan de liarse con gente. Aunque los responsables de ese estudio dejan claro que todavía no se ha investigado de forma rigurosa esta caída en el sexo casual, sí apuntan que la bajada en el consumo de alcohol ha reducido el sexo casual. Entre los hombres, suman también que pasan más tiempo jugando a videojuegos y que viven con sus padres.
Las estadísticas empezaron a mostrar el cambio de tendencia ya hace unos años, cuando eran los millennials a quienes se les acusaba de pasar del sexo y se ha cristalizado ahora con la Generación Z. En 2018, The Atlantic hablaba ya de una «recesión sexual». Y, aunque en un primer momento las fuentes eran mayoritariamente de EE.UU., se han ido sumando datos de otros países que señalan que es una cuestión global. Una encuesta del Instituto Kinsey y We-Vibe indica que 1 de cada 4 adultos de la Generación Z «no ha tenido relaciones sexuales en pareja» y algunas fuentes suman cifras específicas de Finlandia, Reino Unido, Países Bajos y Japón (donde el 43% de la población de entre 18 y 34 años no mantiene relaciones sexuales con otras personas).
Especialmente interesante es un estudio francés, que no solo aborda la estadística sino también la casuística. En 2023, el Institut Français d’Opinion Publique (IFOP) confirmaba que en los últimos quince años se había producido «un retroceso sin precedentes» en la actividad sexual en el país. Así, la tasa de actividad sexual era ese año la más baja desde 1970 y los jóvenes eran quienes más intensamente lo mostraban. Un 28% de los jóvenes de entre 18 y 24 años reconocía que no había mantenido relaciones sexuales en el último año. En 2006, era el 5%.
Un estudio en Francia encontró que en 2023 la tasa de actividad sexual era la más baja desde 1970
La investigación conectaba los datos con «un desinterés creciente» por el sexo y «un contexto de disociación creciente entre conyugalidad y sexualidad». También hablaba de cambios sociales, como el decrecimiento de la importancia que las mujeres le dan al sexo en su vida cotidiana (el 62% de las francesas lo considera ahora importante, frente al 82% de 1996).
En paralelo, este cambio se vinculaba a dos cuestiones. Una era la reacción ante un modelo anterior y otra una mayor libertad para vivir se quiera vivir. Esto es, se ha asumido que la realidad de cada quien es mucho más diversa y se ha reducido la presión para encajar en lo que la sociedad marca como correcto. «Tras años de hipersexualización de la sociedad, las décadas de 2010/2020 marcan el inicio de un nuevo ciclo en el que la presión por tener una vida sexual para sentir placer o “como todo el mundo” se hace menos fuerte», explicaba François Kraus, director de investigación del IFOP. Y suma que las mujeres ya no se sienten «obligadas a responder al deseo sexual de sus parejas», por ejemplo.
Estas razones se perciben también a nivel global, como dejan entrever otras investigaciones, que señalan que se está reflexionando más antes de comprometerse, que no se está sucumbiendo tanto a la presión social o que se exploran otras formas de lograr placer, entendiendo también que la sexualidad y la intimidad forman un espectro más amplio. De hecho, un estudio de este año de Gleeden apunta que las mujeres de 20 a 30 años son las que más practican la masturbación, tanto en solitario como en pareja. Un 78% de las españolas, añade este informe, se masturba de forma habitual.
En el informe anual de Lovehoney se señala que la sexualidad es compleja y variada. «Las tendencias que observamos en 2025 reflejan una fascinante convergencia de una mayor conciencia de uno mismo, el discurso político y el cambio de las normas sociales en torno al sexo, el placer y la identidad», señala Elisabeth Neumann, sexóloga y directora de Investigación de Usuarios de Lovehoney. «La gente adopta cada vez más variedad de enfoques e intencionalidad de la sexualidad, en las que priman la libertad, la exploración y el autoconocimiento», indica. Así, el informe de Tendencias en Sexualidad 2025 concluye que la sexualidad es ahora más consciente y sobria, pero también menos coitocéntrica. El autoconocimiento, la protección de la intimidad o el bienestar mental son más importantes ahora que hace 40 años.
Aun así, no todo es tan positivo. Las propias investigaciones también conectan este cambio social a un movimiento de reacción frente a los cambios sociales previos o a los efectos del estrés. En un mundo acelerado y en una realidad agotadora, se llega al final del día en un estado de cansancio. Si a principios de siglo el fin de semana parecía un momento proclive para salir a la caza de una pareja ocasional, ahora parece más el momento de tirarse en el sofá a recuperar fuerzas. De hecho, el propio informe de Lovehoney indica que, a nivel global, un 34% de las personas está insatisfecho con la calidad de su vida sexual por culpa de la «sobrecarga vital».
Y no menos importante es el efecto que tiene el consumo de pornografía online, que crea expectativas imposibles sobre el sexo, alertan los informes. Kraus lo resumía explicando que «genera fantasías tan poderosas que, para algunos, la realidad resulta insípida».
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