Florence Nightingale, la enfermera precursora de la visualización de datos
La creadora de la enfermería moderna fue también una brillante estadista, escritora, formadora e investigadora cuyas innovaciones siguen aplicándose siglo y medio después.
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El destino de Florence Nightingale (Florencia, 1820 – Londres, 1910) parecía estar ya escrito, al haber nacido en una familia británica de clase alta. En esa época, tener un buen matrimonio y formar una familia era lo máximo a lo que podía aspirar una mujer de su clase social. En cambio, lo que ella consideró una «llamada de Dios» la llevó por otro camino, al proponerse ser enfermera. Fue a los 17 años cuando esta señal divina la llevó a elegir su futura profesión y a contar con la férrea oposición de su familia, que consideraba su vocación una tarea propia de clases humildes.
Florence debía su nombre a su ciudad natal, Florencia, donde la familia tenía una villa; su apellido significa «ruiseñor», un pájaro conocido por su bello canto y considerado en algunas culturas como un símbolo de esperanza. A lo largo de su vida benefició a miles de enfermos, y su voz sigue escuchándose a través de su obra. No obstante, en sus genes ya tenía inoculado el humanismo del que hizo gala, pues su abuelo materno era el político y parlamentario inglés William Smith (1756-1835), quien promovió la abolición del esclavismo y la reforma del sistema carcelario.
Impulsora de la enfermería moderna, su aportación en este campo fue tan importante que el Día Internacional de la Enfermería se celebra el 12 de mayo, día de su cumpleaños. En vida recibió las máximas distinciones por las disciplinas en las que destacó: la enfermería y la estadística. Paradójicamente, eligió una profesión femenina de una categoría inferior a su clase social, y destacaba en una habilidad que en su época estaba reservada a hombres: las matemáticas.
En sus investigaciones destacó el peso del entorno y el ambiente, considerando la higiene y las condiciones del lugar de hospitalización tan importantes como los cuidados
Su trabajo inspiró la fundación de la Cruz Roja y la Convención de Ginebra, que defiende las curas y protección sanitarias en tiempos de guerra. Henry Dunant, el fundador de Cruz Roja, era un admirador de la trayectoria desarrollada por Florence, que para sus coetáneos ya era una persona ejemplar a la que se tenía por una heroína. Fue a partir de su labor como enfermera en la Guerra de Crimea (1853-1856) donde desarrolló las bases de sus investigaciones y metodología. Junto a un equipo de enfermeras voluntarias, atendió a miles de heridos, y consiguió reducir notablemente el índice de mortalidad al aplicar determinadas medidas que ella consideró de gran importancia. En sus investigaciones destacó el peso del entorno y el ambiente, considerando que la higiene y las condiciones del lugar de hospitalización (ventilación, organización, limpieza), eran tan importantes como los cuidados. Esto no solo sentó las bases de la enfermería moderna, sino que impulsó mejoras en la arquitectura de los hospitales, que siguen aplicándose en la actualidad.
Enfermera y estadística
En sus rondas por los hospitales durante la Guerra de Crimea se la conoció como «la dama de la lámpara», y fue reconocida por su entrega y cuidados a los enfermos. También estuvo tomando datos durante ese periodo, que presentó creando un gráfico innovador conocido como «la rosa de Nightingale» o «diagrama de área polar». Este gráfico presentaba una estadística de los fallecimientos por causas y meses, al que añadió colores, de forma que se podían establecer comparativas de datos y ordenarlos de una manera visual. Su aportación la convierte en la precursora de la visualización de datos, trabajo que también siguió aplicando más adelante. En su última etapa, investigó las condiciones sanitarias en zonas rurales de la India, elaborando un informe estadístico que le permitió extraer conclusiones para aplicar mejoras.
Nightingale fue pionera en el uso de estadísticas para evidenciar la necesidad de reformas sanitarias
Sus informes y gráficos sobre las tasas de mortalidad antes y después de implementar sus medidas higiénicas fueron cruciales para convencer a las autoridades. Nightingale no solo fue pionera en el uso de estadísticas para evidenciar la necesidad de reformas sanitarias, sino también como capacitadora de nuevas generaciones de enfermeras. El 9 de julio de 1860 fundó la Escuela de Entrenamiento Nightingale (actual Escuela Florence Nightingale de Enfermería y Partería) en el hospital Saint Thomas de Londres. A ella se le atribuye la capacitación de enfermeras para la atención a domicilio, un hito que permitió que los pobres tuvieran acceso a la sanidad, y sentó las bases del Servicio Nacional de Salud británico.
Florence publicó manuales para formación e investigaciones, siendo su tratado Notas sobre enfermería (1959) un básico en la enfermería, además del posterior Notas sobre hospitales. También escribió otro tipo de obras, como su ensayo Cassandra (1928), considerado feminista por la crítica que Nightingale hace del papel reservado a la mujer en su época, relegada a un rol pasivo y dependiente.
Conocida por su capacidad para trabajar largas horas y por su enfoque en la mejora de las condiciones sanitarias, su uso innovador de las estadísticas, su capacidad para formar alianzas estratégicas y su inquebrantable determinación le permitieron superar obstáculos. En su vida recibió numerosos reconocimientos, como los que le otorgó la Reina Victoria: la Real Cruz Roja en 1883, la Orden del Mérito del Reino Unido en 1907 –la primera mujer en recibirla– y las Llaves de la Ciudad de Londres en 1908. También como estadista y matemática fue la primera mujer miembro de la Royal Statistical Society en 1859 y elegida miembro honorario de la American Statistical Association. Murió a los 90 años, dejando un legado duradero en la medicina y la enfermería modernas.
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