Cambio Climático

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El compromiso con el clima es real o no es nada

Mientras términos como «sostenibilidad» pierden su valor, crece la necesidad de apostar de forma real por ellos. Las empresas deben asegurarse de que su compromiso con el clima es real. Y garantizarlo.

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07
mayo
2024

Los estudios y las estadísticas muestran los efectos de la emergencia climática, esos que las empresas han comprendido y contra los que han empezado a actuar. Sin embargo, la presencia constante de estas cuestiones está haciendo que las acciones se queden en una especie de limbo. A medida que términos como sostenibilidad o medio ambiente se han ido colando en las noticias, sus significados han quedado más desdibujados. El exceso uso de los términos los ha banalizado. Y no solo eso: a medida que las corporaciones comprenden que estos eran los grandes temas del momento –y que la ciudadanía esperaba que hiciesen algo– también se han asentado entre las palabras más usadas en marketing y comunicación corporativa, muchas veces como términos vacíos. 

Por lo tanto, cada vez es más importante separar el grano de la paja. La ciudadanía ha comprendido que es hora de actuar. De hecho, como recuerda un análisis de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), la sostenibilidad es ya uno de los factores que determinan el consumo. Esto convive también con una cierta visión crítica. Según datos de la OCU, el 43% de la población española desconfía actualmente de las promesas verdes corporativas.   

El 43% de la población española desconfía de las promesas verdes de las empresas

«Una empresa que no hace nada extraordinario en términos de sostenibilidad, o que incluso actúa de una forma poco modélica, no debería ponerse medallas en este aspecto», explica en el análisis de la UOC Ferran Lalueza, profesor de Ciencias de la Información y de la Comunicación. «Es una cuestión de ética y, desde un punto de vista más pragmático, de no poner en riesgo su credibilidad», resume. 

Los organismos públicos están también cada vez más alerta y son más activos a la hora de abordar esta cuestión. Un estudio de la Comisión Europea advertía en 2020 que el 53,3% de las promesas verdes que estaban haciendo las empresas eran demasiado vagas. Por ello, se han ido aprobando paquetes de medidas que aseguran que lo que se promete sea real.

Pero incluso allí donde no llega la compliance –o antes incluso de que se establezca la normativa– lo pueden hacer sellos y compromisos controlados que garanticen de modo independiente que el compromiso con el clima es real.

Uno de ellos es el índice Carbon Disclosure Project (CDP), que busca la mayor transparencia posible en la huella que tienen las empresas y las administraciones en el medio ambiente. Detrás de este índice se encuentra una organización sin ánimo de lucro, que quiere crear un baremo claro sobre lo que se está haciendo en términos de impacto ambiental, desde la acción climática al uso de recursos hídricos, entre otros. Es ya, como explican en su web, un «patrón oro», que opera a nivel global y mide a los gobiernos y a las principales compañías. 

La información que aporta no solo respalda las promesas hechas a la ciudadanía, sino también transmite información valiosa al accionariado, inversores y gestores. Como explican en su web «no puedes gestionar lo que no mides». Cuando se convierten en datos, es más sencillo ver las oportunidades y los potenciales avances.  

Los reconocimientos y sellos de terceros se convierten en la vía para avalar que se trabaja en serio por el clima

Y para las empresas supone una confirmación de que van en buen camino. «Este reconocimiento avala las actuaciones que desde Naturgy estamos llevando a cabo para ser un actor clave en la transición energética», explica Nuria Rodríguez, directora de Medio Ambiente y Responsabilidad Social. La compañía forma parte del índice desde 2010 y acaba de lograr una puntuación de A- (por decimotercera vez), lo que la posiciona, como explican desde la firma, entre los líderes mundiales en acción en favor del clima. 

Para ello se han valorado cuestiones como la estrategia, las iniciativas de reducción de emisiones o la gestión de riesgos climáticos. «Hemos adoptado medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos, prueba de ello es que durante el pasado año redujimos nuestra huella de carbono total en un 30% respecto a 2017», apunta Rodríguez. Lo ejemplifica señalando que trabajan por un mix energético más sostenible, con más peso de las renovables; una reducción del uso de recursos, como la bajada del 39% desde 2017 del uso de agua; y el trabajo a favor de la biodiversidad. Además de este sello, están en el índice FTSE4Good y han recibido la medalla de Oro de Ecovadis. 

Asegurarse de que el compromiso es real no se trata solo de una cuestión reputacional, también permite ir por delante de la regulación, ser más competitivos, descubrir riesgos latentes y oportunidades o hacer un seguimiento más fácil del progreso. Sería, entonces, como un examen de conciencia que permite conocerse mejor y, sabiéndose con detalle, perfilar de forma más atinada el camino hacia el futuro.

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