Educación
¿Está el periodismo en crisis?
Las cifras de estudiantes en Periodismo en las diferentes universidades españolas han caído. ¿Ha perdido este grado su capacidad de atracción o es este un síntoma de un problema mucho mayor?
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COLABORA2023
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Las notas de corte son un indicador del interés que despierta una formación entre el estudiantado y, por tanto, su voluntad de trabajar de eso. Y es ahí donde el periodismo podría estar enfrentándose a un problema importante. Podría estar perdiendo a sus estudiantes.
En este último cambio de siglo, Periodismo era una de las licenciaturas más deseadas en el Sistema Universitario de Galicia, con una de las notas de corte más elevadas. En el curso 2023-2024, Periodismo ya no ocupa posiciones líderes, aunque sí entra en el top 10 con un doble grado de la Universidad de Santiago de Compostela que suma Comunicación Audiovisual y cerró todas sus matrículas en la primera convocatoria. Es un ejemplo de algo más general. Las notas de corte de Periodismo en España rondan el 11 y el 10 en las universidades más deseadas. No son notas bajas, cierto, pero tampoco son el algo más del 13 que la carrera más pedida –Medicina– va consiguiendo en los diferentes centros en los que se ofrece.
Hace unas semanas, un reportaje en El País concluía que Periodismo «languidece» se hizo viral en X, la red social antes conocida como Twitter. Las cifras apuntalan esas conclusiones: desde 2015, Periodismo ha perdido el 18,4% de su alumnado en España. La nota de corte en la Complutense –la universidad que usan de muestra– se ha desplomado. Sin embargo, el Laboratorio de Periodismo señalaba en las Navidades pasadas que la carrera mantenía, a pesar de todo, «altas tasas de alumnos».
Pero ¿están los estudios de Periodismo en crisis o es la profesión la que lo está? Primero, quizás, habría que tener presente que, en los estudios universitarios, como en todo, también hay modas. En ese cambio de siglo en el que la formación arrasaba en Galicia, por ejemplo, vivía un momento de gloria entre el alumnado. Parecía que todo el mundo quería estudiar Periodismo. Quizás ayudaba que era una titulación un tanto nueva en la USC o que su nota de corte la hacía destacar como algo deseado. Quizás, era algo más transversal y era el momento en el que mucha gente quería estudiar Periodismo, viviese en la comunidad autónoma en la que viviese. Ahora mismo, está pasando eso con Criminología. Incluso, también se ve con Filosofía, que está teniendo un momento de revival y protagoniza una escalada en la matriculación.
Segundo, la decisión del alumnado actual no existe al margen de la crisis mucho más amplia que afecta desde hace años a los medios de comunicación y que tiene cariz global. Los periódicos llevan en crisis ya desde los años 80 y, aunque se suele echar la culpa a internet de ello, la razón es mucho más profunda y compleja que eso.
Los cambios en el consumo de contenidos, la emergencia de nuevos medios y los recortes de personal que han llevado a que los medios pierdan calidad –los periódicos fueron los primeros, pero no han sido los únicos– explican a grandes rasgos qué ha ido ocurriendo en los últimos 50 años. Internet ha cambiado la distribución de la información, haciendo que sean las redes sociales y sistemas como Google Discovery quienes ocupen el espacio que antes era para las cabeceras de referencia. Esto también impacta en cómo se perciben las noticias.
Los cambios en el consumo de contenidos, la emergencia de nuevos medios y los recortes de personal han llevado a que los medios pierdan calidad
De hecho, los medios de comunicación están viviendo una pérdida de confianza bastante profunda. A la fatiga informativa, se suma un cierto descrédito, como apunta el último Digital News Report del Reuters Institute, muy conectado con el contexto general –las redes sociales y la desinformación han llevado a que la desconfianza aumente– y con las prácticas de los propios medios –el clickbait ha quemado al público, pero la pérdida de plantilla impide hacer bien las cosas–.
Además, las crisis económicas del siglo XXI han ido aumentando la inestabilidad de las empresas de información, que han realizado más recortes todavía sobre su personal. La del coronavirus supuso un parón en la inversión publicitaria, de la que viven la mayoría de los medios de comunicación, y golpeó «duramente», según el European Journalism Observatory, a la industria periodística europea. Mientras se consumía más información que nunca y la importancia de que esta fuese de calidad se hacía más evidente, las personas que podían crearla estaban viviendo ERTE, recortes de horas o directamente despidos.
Los salarios son también más bajos en la comparativa de lo que lo eran en el pasado, lo que hace que la profesión periodística se vuelva menos atractiva. Los recortes han ido paralelos a una precarización de la profesión.
Esto también ha llevado a que se creen unas no siempre visibles barreras de acceso. Esto es, cabría preguntarse si está el Periodismo en crisis o lo que lo está más bien es quién puede acabar dedicándose a ello. En un entorno más precario, solo quienes tengan un colchón de recursos pueden afrontar ese proceso de entrar en la profesión. Es algo que pasa en otras áreas. El verano pasado –en medio de un debate sobre meritocracia y la EVaU– Smoda abordaba, justamente, cómo la moda se había convertido en un elemento inaccesible a quienes estuviesen en la clase media o por debajo de ella. Sin contactos y sin dinero, resulta imposible empezar la trayectoria.
¿Corre el riesgo el Periodismo de que le ocurra lo mismo? Casi todas las grandes cabeceras cuentan con másteres propios de especialización en Periodismo, que se han convertido en su cantera de talento y la pasarela para acceder a los que tradicionalmente han sido los trabajos mejor considerados de la industria. Pero esto tiene a su vez un efecto sobre quién acaba en esas posiciones: solo puedes lograrlo si tienes el dinero para pagar esos cursos.
El problema no es solo que pueda haber menos estudiantes, sino que la inercia que explica este contexto no se frena
Sumando todas estas cuestiones, se tiene una visión completa de las cosas y de las potenciales consecuencias que puede tener la crisis de la profesión. El problema no es solo que pueda haber menos estudiantes, sino que la inercia que explica este contexto no se frena. Una investigación de la Georgetown University Center on Education and Workforce advierte que la crisis laboral periodística llegará hasta la próxima década: calculan que para 2031 se habrán perdido ya un tercio de todos los puestos de trabajo periodísticos. Las plantillas de los periódicos continuarán haciéndose más pequeñas.
Los daños colaterales afectarán gravemente al periodismo local, que ya está siendo uno de los grandes damnificados de los últimos años y que tiene una importancia crucial. Un estudio estadounidense concluye que el 70% de los periodistas de información local están quemados en sus trabajos.
A medida que los medios de comunicación se vuelven más precarios y sus visiones del mundo más limitadas, se pierde diversidad en las historias que se cuentan, confianza en la información o acceso a datos cruciales sobre qué está ocurriendo. En definitiva, se horada la base de las sociedades democráticas. En un mundo cada vez más polarizado, eso es un serio problema.
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