Sociedad

¿Por qué importa tanto el periódico de tu pueblo?

La prensa local no solo cubre dramas municipales y noticias optimistas sobre los vecinos. También es fundamental para asentar las bases de una sociedad democrática.

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29
marzo
2023

Cuando Lucía se hartó de los problemas con su proveedor de telecomunicaciones en su zona, fue a quejarse al grupo que tiene en WhatsApp con sus amigas. Una de las primeras respuestas le recomendó que llamase «al Faro». Porque puede que el Faro de Vigo no sea exactamente quien vaya a llevar la fibra que necesitan en su área medio rural, pero Lucía tiene la suerte de vivir en una comarca con (todavía) un potente periodismo local que puede hacer que su problema –y el de sus vecinos– sea noticia. 

En la jerarquía oficiosa del periodismo que importa, ese que tiene caché y que suele ocupar las fantasías de los estudiantes de Periodismo, el local no suele ocupar posiciones destacadas. Las grandes cabeceras de ámbito estatal –por mucho que en España suelan ser, en gran medida, periódicos de Madrid– son las que tienen el clout, las que se perciben como «de referencia». Esto hace que algunos temas no ganen peso hasta que no logran captar su atención o que, cuando esto ocurre –y como entonces suelen lamentar los propios periodistas locales–, sean sus coberturas informativas las que se toman como las influyentes. 

Sin embargo, y por mucho peso político que tengan las grandes cabeceras de referencia, el periodismo local es crucial. Lo es ya desde el punto y hora en que las noticias tienen una importante carga emocional, la que lleva a que las cosas nos importen mucho más cuanto más cerca de nosotros ocurran. Esto no solo ocurre con las tragedias, sino también con otras cosas que pueden ser menudencias para la edición de la noche del Telediario pero que son un tema determinante para los vecinos de un lugar concreto. El periodismo local comprende que, a pesar de todo, la importancia es en cierto modo relativa. 

Entre 2008 y 2015, cerraron 375 medios en España: algunas provincias se quedaron sin la cabecera que cubría sus noticias

Pero incluso el valor a un nivel esencial de todas esas noticias sobre calles llenas de baches, aperturas de nuevos comercios o las obras en el colegio de la esquina va mucho más allá del interés informativo que tienen para quienes deberán enfrentarse a todas esas realidades en su día a día. El periódico de tu pueblo no solo informa de esas noticias importantes que no tienen cabida en los medios de ámbito estatal o de las curiosidades y los temas feel-good que siempre se usan como ejemplo para evidenciar que la prensa local no ofrece «noticias serias» (una conclusión, por otra parte, cuestionable), sino que además, y al hacerlo, crea tejido social y democrático. 

Para entenderlo, solo hay que recurrir a las pruebas de qué pasa cuando desaparece. Como apunta un análisis en NiemanLab, la pérdida de este tipo de medios acaba teniendo un coste: en Estados Unidos, se puede establecer una conexión entre la decadencia de los pequeños medios más locales y regionales y la crisis de la democracia. En parte, esto puede ocurrir porque la desaparición de la información local va haciendo que el compromiso cívico de las personas decaiga. Igualmente, algunos estudios han demostrado que cuando aumenta el peso de las redes sociales y los medios estatales como fuente única para la información política, también lo hace la vulnerabilidad a fake news o a desinformación. 

La desaparición de estos medios, así, crea «desiertos informativos», lo que hace que las historias queden sin ser contadas, tanto las optimistas y amistosas como las hard news que escapan a los grandes medios, ya que están pasando lejos de esos centros de poder que siguen. Al fin y al cabo, es la prensa local la que está viendo qué ocurre en sus comunidades y la que puede destapar sus problemas. Y como recuerda la periodista Lydia Polgreen en una columna en The New York Times al hilo de su propia trayectoria, ese periodismo de alto nivel, el de referencia, también necesita al local: es donde los periodistas que destapan todos esos grandes escándalos y temas empiezan. Donde aprenden, en realidad, qué es el periodismo. 

«Las ramificaciones son cada vez más claras y deprimentes», apunta un artículo de la Columbia Journalism Review que presenta una iniciativa para salvar este tipo de periodismo. «No se trata simplemente de que el autogobierno es imposible sin un periodismo creíble, es que los periódicos locales han proveído el pegamento social que da vida a las comunidades como lugares en los que la gente se ve a sí misma como participantes de una empresa conjunta con gente que conoce, entienden y que les preocupa», señala. Y advierte: «Eso es lo que se está desintegrando». 

La prensa local, por tanto, es crucial y, sin embargo, está en crisis permanente. Lo estaba ya antes de 2008 –la crisis de los medios va más allá del advenimiento de internet y de los vaivenes de la economía –, pero la Gran Recesión ha empeorado las cosas. Entre 2008 y 2015, cerraron 375 medios solo en España y algunas provincias se quedaron sin la cabecera que cubría sus noticias. Los despidos de periodistas y la precarización de las plantillas de la prensa local, así como la excesiva dependencia de ciertas inversiones de publicidad (como por ejemplo la pública), no han hecho más que empeorar las cosas. 

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