Menores digitales: desafíos y oportunidades del uso de las pantallas
En un mundo eminentemente digital, es necesario afrontar los riesgos que ello entraña para los menores de edad, pero también lograr acompañarles hacia un futuro en que el uso correcto de las tecnologías les resultará imprescindible.
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Las nuevas tecnologías, y las actividades digitales que proponen, han irrumpido con fuerza en la infancia y la adolescencia. Vivimos en un mundo digital que sigue expandiendo sus fronteras a velocidad de vértigo, y las personas menores de edad ya están inmersas en él. Lo digital está presente en casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y, por tanto, también en la de nuestros menores. Comprender el alcance del impacto que esto supone en niños y adolescentes se convierte en imprescindible para garantizar su seguridad y, también, para lograr que lo digital sea una herramienta de futuro.
Se impone la necesidad de cuidar la integridad de los menores en el ámbito digital, pero también de que sepan aprovechar todas las ventajas que les puede reportar. Ciberacoso, sexting, grooming y un largo etcétera son términos que cada día cobran mayor relevancia en la manera de relacionarse los jóvenes que propicia la digitalización. Como revela un estudio de London School of Economics and Political Sciences en colaboración con la Fundación 5 Rights, el incremento aparentemente imparable de los servicios en línea y las redes sociales expone a los menores a riesgos como el libre acceso a contenido inapropiado, el contacto con extraños, el chantaje y la discriminación, el uso excesivo de dispositivos digitales o el acoso cibernético, que pueden dañar seriamente su desarrollo psicológico y emocional. El mismo informe hace un llamamiento urgente al compromiso conjunto y la acción coordinada de todos los sectores de la sociedad, desde los progenitores a las instituciones, para lograr que los espacios digitales puedan promover el desarrollo infantil en vez de menoscabarlo.
Según un informe del Ministerio de Educación y Formación Profesional, el 9,2% del alumnado de Primaria aseguraba haber sufrido ciberacoso
En España, el Ministerio de Educación y Formación Profesional presentó el año pasado un estudio de la Convivencia Escolar en el Educación Primaria que mostraba que el 9,2% del alumnado de Primaria aseguraba haber sufrido ciberacoso. En este respecto, otro informe, de UNICEF, confirmaba que 2 de cada 10 adolescentes podría estar siendo víctima de este acoso digital. El mismo informe facilita más datos cuya relevancia no puede ser ignorada, como que 1 de cada 10 adolescentes han recibido proposiciones sexuales, en línea, provenientes de adultos, que más del 50% de los que juegan en línea lo hacen en dinámicas no aptas para su edad, que un 3,6% han apostado dinero online y que 1 de cada 5 tienen serios problemas de adicción al entorno digital.
Ante todos estos riesgos, es urgente la toma de medidas por parte no solo de las familias, sino de toda la comunidad, incluyendo a las administraciones. Lamentablemente, solo el 29% de los adolescentes cuentan con control parental durante su permanencia en internet, y las clases online que se establecieron durante la pandemia por COVID–19 solo fueron valoradas como útiles por un 40% del alumnado adolescente.
También hay beneficios
La importancia de afrontar de manera conjunta y consensuada, a nivel social, el uso del entorno digital por menores y adolescentes no radica únicamente en los riesgos que dicho uso entraña, sino también en los beneficios que puede aportarles.
Un buen uso de la tecnología puede favorecer la creatividad y expresividad de los menores, ayudarles a socializar, a resolver problemas, a ser perseverantes y a mejorar su capacidad de aprendizaje
Está demostrado que un buen uso de la tecnología puede favorecer la creatividad y expresividad de los menores, ayudarles a socializar, a resolver problemas, a ser perseverantes y a mejorar su capacidad de aprendizaje. Ante el movimiento social que se está generando en la actualidad para que se prohíba el uso de teléfonos móviles a los menores de 16 años, los expertos consideran que dicha prohibición es utópica. La propia sociedad y todos los adultos que la conformamos precisamos, cada día con mayor insistencia, del uso de la tecnología para cuestiones puramente cotidianas. Nuestros menores ven cómo los adultos pasan una gran parte de su tiempo conectados a Internet y frente a una pantalla, por lo que no es viable plantearles una prohibición que, sin duda, no serán capaces de comprender.
La Asociación Española de Pediatría opta por el acompañamiento a niños y adolescentes en el manejo de los dispositivos digitales. Para ello, han lanzado una herramienta, el Plan Digital Familiar, que ayuda tanto a familias como a profesionales a desarrollar de manera efectiva dicho acompañamiento.
Lograr que, en un mundo irreversiblemente digital, nuestros menores puedan aprovechar eficientemente los beneficios de la tecnología es imprescindible para construir una sociedad más justa y cohesionada. Familias, centros educativos y profesionales de la salud deben conocer los riesgos potenciales de una exposición excesiva a las pantallas, pero también acometer estrategias que logren empoderar a los menores en el entorno digital que regirá su futuro, sin olvidar en todo momento actividades alternativas que cooperen en el fomento de sus habilidades lingüísticas, cognitivas y socioemocionales.
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