Los árboles de Hiroshima
Todavía sobreviven en Hiroshima y Nagasaki los árboles que no perecieron tras el estallido de la bomba atómica. Se han convertido en símbolos de paz y en iconos para los habitantes de esas ciudades.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2023
Artículo
Con el estreno de la película de Christopher Noland Oppenheimer, uno de los éxitos de taquilla de este verano, se ha recuperado el debate público sobre las armas de destrucción masiva y la armamentística atómica. Sin embargo, hay muchos más efectos que aún quedan de su uso en nuestros días. Uno de ellos son los hibakujumokus (de los prefijos japoneses, «árboles bombardeados»), los árboles supervivientes de las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki en el año 1945.
Pese a la gran destrucción que ocasionaron Fat Man y Little Boy, el nombre de pila que les dieron los estadounidenses, y a las víctimas mortales que dejaron, las que fueron las bombas más potentes lanzadas hasta el momento, hubo unos árboles que lograron sobrellevar los efectos y aún siguen vivos hoy en día. Huelga decir que han devenido una gran atracción turística y un elemento de elevada carga emocional para los habitantes de esas zonas, que todavía hoy se acercan a hablar con estos árboles. Sin embargo, la pregunta que a todos sorprende es ¿cómo lograron no morir en el impacto?
Según lo que se ha estudiado hasta la fecha (como, por ejemplo, el libro Hiroshima y Nagasaki: The Physical, Medical, and Social Effects of the Atomic Bombings), el nivel de radiación inicial fue de 240 Gy, un nivel que hubiera matado completamente cualquier indicio de vida. Sin embargo, las plantas, al tener partes subterráneas que no sufrieron la radiación de forma directa, pudieron sobrevivir al impacto y renacer pese a las partes quemadas. Gracias a esta composición, muchas especies diferentes de árboles pudieron sobrevivir a la bomba atómica, y aún hoy en día se mantienen en perfecto estado.
Muchas especies diferentes de árboles pudieron sobrevivir a la bomba atómica, y aún hoy en día se mantienen en perfecto estado
Es aún más sorprendente cuando algunos de ellos se encontraban a mucho menos de un kilómetro del punto de impacto en Hiroshima. Entre las principales especies encontramos azaleas, higueras, eucaliptos o incluso pinos y camelias. Hasta la fecha, sin embargo, no hay consenso en si la tipología de árbol tuvo algo que ver con su capacidad de supervivencia. Sin embargo, una de las que más ha sobrevivido son los llamados ginkgos biloba, una especie que se calcula que lleva en la tierra más de 200 millones de años y que, debido a su resistencia, recibe el apodo de «fósil viviente». Este tipo de árbol no solamente es un refugio natural para muchos animales, sino que además es conocido por sus propiedades medicinales. Un símbolo completo.
Como explica Katy McCornick, artista fotográfica especializada en en revelar narrativas en paisajes y espacios conmemorativos, «con las cicatrices del calor, las explosiones y el fuego, y alterados para siempre por la exposición a la radiación, estos árboles significan la persistencia de la vida frente a la destrucción total». Por ello, más allá de un caso especialmente singular sobre la capacidad de la naturaleza de sobrevivir en las peores situaciones, también han devenido símbolos de la reconstrucción y reconciliación social después de los bombardeos.
Los árboles, que se relacionan a menudo con valores como el ciclo de la vida, la fortaleza o la sabiduría, dan en este contexto la mejor lección de recuperación colectiva. La resiliencia de la naturaleza siempre ha sido mucho mayor que la de los humanos, y puede que por esta razón los árboles sobrevivieran a los bombardeos. Las semillas de los Hibakujumoku han sido enviadas a todos los lugares del mundo como representaciones de la paz, la esperanza y la resistencia contra los desastres y conflictos.
Sin embargo, no hay que olvidar que estos árboles de Hiroshima son también testimonio del sufrimiento y las cicatrices de un bombardeo que dejó a más de sesenta mil víctimas mortales. Por ello, los árboles no solamente deberían ser comprendidos como la esperanza, sino también como un ejemplo de los costes que tienen los enfrentamientos bélicos y un recordatorio del dolor que generan tanto en el momento como con el paso del tiempo.
Los Hibakujumoku son, ante todo, testimonios de un momento histórico, de un punto de inflexión sin precedentes en las vidas de todas las personas del planeta; del que debemos aprender lo malo y rectificar lo bueno para que sigan siendo un árbol singular y no una especie en aumento.
COMENTARIOS