Tecnología y adolescencia
El 70% de los menores de 15 años tiene un teléfono móvil
Según nuevo estudio de TBS-Education Barcelona, casi tres cuartas partes de los adolescentes en España tienen un teléfono móvil propio, una cifra que llega al 96% en el caso de los mayores de 15 años.
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Ser adolescente y no tener móvil propio ya no es una opción. En la última década, el teléfono –más concretamente el smartphone– se ha convertido en una herramienta imprescindible para la comunicación, el trabajo, el entretenimiento y la educación. Esta tendencia ya se refleja en los datos: en un reciente estudio de TBS-Education Barcelona titulado Móviles en España 2025. Penetración, uso infantil y gestión sostenible, se estima que el 70% de los niños de entre 10 y 15 años en España disponen de un teléfono móvil propio, una cifra que asciende al 96% en adolescentes de 15 años. El informe analiza, a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la incidencia que esta realidad tiene sobre el día a día de los niños y jóvenes.
La conectividad permanente se ha convertido en un desafío para todos, pero particularmente para los menores, vulnerables ante una falta de gestión responsable y equitativa. Según explica Edgar Sánchez, profesor colaborador de TBS-Education Barcelona y experto en el Comportamiento del Consumidor y Neuromarketing: «La seguridad es un tema central (con múltiples facetas) alrededor de tener y utilizar un móvil. Por ejemplo, al nivel psicológico de adultos y jóvenes (acoso, exposición a contenido nocivo), al nivel financiero (fraudes y estafas), al nivel vial (uso del móvil al volante). En las redes sociales es donde seguramente se concentran más peligros».
La seguridad es un tema central, a nivel psicológico, financiero y vial
Aunque el tamaño de la ciudad en la que se vive o el número de hijos sí pueden incidir en la tenencia de un teléfono, el nivel de ingresos no contribuye a la brecha digital, pues tanto en los hogares con ingresos más bajos (1.200€) como en los hogares con los ingresos más altos (3.900€ o más) el promedio del porcentaje es del 70%.
El nivel de educación también es un factor a tener en cuenta a la hora de analizar los datos. Según los 8 niveles de educación incluidos en la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) del INE, la penetración de los móviles en España es de 8.7 puntos de diferencia entre la educación más alta (licenciatura universitaria, máster y equivalentes) y la educación más baja (sin educación primaria). Las únicas comunidades en las que la diferencia de acceso a móviles entre más y menos educados es del 0% (es decir, en las que el acceso a la tecnología móvil es equitativo) son Aragón, Cantabria, Castilla y León y Navarra.
El desafío circular
Por otro lado, en el estudio se examina cómo los españoles gestionan el reciclaje y la reutilización de los dispositivos antiguos. El 93% de los usuarios reemplaza su teléfono, y un 62% (aproximadamente 22.6 millones de personas) prefiere guardarlo en casa en vez de reciclarlo o reutilizarlo.
Según apunta el profesor Sánchez, «la creciente acumulación de dispositivos móviles en desuso representa un desafío ambiental significativo. Promover la reutilización y reciclaje es urgente para cerrar la brecha entre la conectividad digital y la sostenibilidad tecnológica». Los datos revelan que solo 38% de los dispositivos en desuso se reciclan adecuadamente, mientras que la mayoría permanece almacenada sin un nuevo propósito. «Esta acumulación no solo desperdicia recursos valiosos, sino que también contribuye a un mayor impacto ambiental debido a la incorrecta gestión de los residuos electrónicos», añade Sánchez.
También entre comunidades autónomas las diferencias en cuanto a reciclaje y reutilización son notables. Cataluña y Valencia destacan en prácticas responsables de desecho en reutilización y eco-desechado con un 26,6% y un 25,4 respectivamente. Extremadura y Cantabria presentan las cifras más bajas reflejando una menor participación en estas prácticas ecológicas con un 23,8% y un 21,9%. «Estas diferencias evidencian la necesidad de políticas públicas y campañas de concienciación para fomentar una mayor participación ciudadana en la correcta disposición de los dispositivos electrónicos», concluye Sánchez.
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