Sociedad

¿Cómo ha cambiado la demografía en España?

La distribución de la población ha cambiado mucho en los últimos cien años: si bien ahora Madrid acapara una gran parte de la población, hace un siglo esta proporción era repartida con el norte peninsular.

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14
abril
2023

España ha cambiado mucho en los últimos cien años. No hablamos solo de cuestiones políticas o sociales, sino de la distribución poblacional: durante el último siglo, nuestro país ha avanzado y concluido un proceso de transición demográfica en el que se han visto afectadas las variables vitales básicas –tasas de natalidad, mortalidad y esperanza de vida– y «las pautas de movilidad y asentamiento de la población española», según un informe elaborado por la Fundación BBVA

En consecuencia, la cantidad de habitantes en los núcleos urbanos ha variado mucho. A lo largo del siglo XX se produjo una modernización demográfica en España que alteró la pauta de asentamiento de la población sobre el territorio en dos sentidos opuestos y complementarios. Así, por un lado, debido a la caída de la natalidad y el éxodo rural, «se advierte una drástica reducción en el tamaño de los municipios», mientras que por otro lado, el largo e intenso proceso de urbanización llevó al crecimiento de las ciudades intermedias y al auge de las ciudades más grandes.

Este análisis muestra el despoblamiento de numerosos municipios que a principios del siglo XX superaban el millar de habitantes y que hoy, en cambio, no alcanzan dicho volumen. En 1900, el 91,4% de los municipios españoles tenía una población inferior a 5.000 habitantes, y el 51,9% no superaba el millar. Cien años más tarde, el 85,7% de los municipios seguía sin superar los 5.000 habitantes, si bien los municipios por debajo del millar habían crecido en diez puntos porcentuales, hasta el 61,0%.

El norte era el más poblado

En el año 1900, 13 de los 15 municipios más densamente poblados se situaban en la mitad norte de la Península. Entre ellos podemos encontrar ciudades como Sestao, Bilbao, Santander y Barcelona. Y encabezando el ranking de densidad poblacional se encontraba el municipio zaragozano de Maleján, con 6.688 habitantes por km². De los que aparecen en esta lista, cien años después, solo cuatro permanecían entre los más densos: Emperador, Barcelona, Portugalete y Cádiz.

En el año 1900, 13 de los 15 municipios más densamente poblados se situaban en la mitad norte de la Península

Y si miramos por provincias en 1900, la densidad más elevada se presentaba en Vizcaya, con 138,7 habitantes por km², mientras que la menor correspondía a Cuenca, con 14,6 habitantes por km². En cambio, en 2009, Madrid era la provincia más densamente poblada, con 795,6 habitantes por km², y Soria la que menos, con 9,2. Madrid escaló: era la cuarta provincia más densa en 1900, con 96,3 habitantes por km², cifra que era similar a la media del país en la actualidad (92,4 hab./km²). Soria, en cambio, contaba con 15 habitantes por km² en 1900, seis más que en 2009. Junto a ella, también redujeron su densidad Teruel, Cuenca, Huesca y Zamora como consecuencia del despoblamiento, mientras que se esta se disparó en numerosas provincias, la mayoría de ellas costeras.

Demografía en la España vacía

La despoblación rural que se ha ido produciendo en el último siglo es el gran reto demográfico al que se enfrenta nuestro país en la actualidad. Ante ello, el Defensor del Pueblo considera que «las administraciones públicas deben asumir con prontitud el compromiso de facilitar a los habitantes de las zonas con escasa población los servicios básicos que les garanticen el ejercicio de toda una serie de derechos en igualdad de condiciones a los que disfrutan los residentes de las grandes concentraciones urbanas».

Asimismo, apunta a que su desarrollo «requeriría también racionalizar las estructuras administrativas para así aplicar a cada problema su propia solución, ya que la configuración de la población está tan polarizada entre lo urbano y lo rural que cada uno de esos ámbitos necesita su propio y diferenciado tratamiento, concebidos ambos desde aquellas unidades geográficas que sean capaces, al mismo tiempo, de mantener una comunidad de intereses y racionalizar la planificación y prestación de servicios».

Sobre la España vacía, el Defensor del Pueblo concluye que nos encontramos con una realidad «más que preocupante» en la que determinadas zonas rurales se ven afectadas por un conjunto de circunstancias que concurren al unísono «que la condena a la despoblación absoluta, si no se pone remedio».

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