Ana Blandiana, la poeta de la resistencia
La poeta rumana, reciente ganadora del Premio Princesa de Asturias, hace una apología a la resistencia ante el horror, la humillación y el dolor.
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La obra de Ana Blandiana –pseudónimo de Otilia Valeria Coman– está repleta de una singular llamada al ejercicio de la resistencia íntima. Esa diminuta parcela de uno mismo que nunca debe ser entregada y por la que merece la pena luchar. Una obra que, pese a abarcar los géneros del ensayo y la narrativa tiene en la poesía el corazón de su mensaje y, también, el origen de la intensidad con la que invita a sus lectores a descubrir que vivir y resistir son palabras hermanas, y, en ocasiones, también sinónimas.
Una constelación de seres queridos que sufrieron los tiempos convulsos de la Rumanía posterior a la Segunda Guerra Mundial representa el objeto de sus letras. La vileza y la violencia se instalaron en su vida desde la niñez. Su padre, sacerdote, combatiente bajo el régimen de Antonescu y perteneciente a la Guardia de Hierro (alineada con los movimientos fascistas del resto de Europa), fue prisionero hasta prácticamente la hora de su muerte en manos del nuevo gobierno comunista, bajo la influencia de la URSS.
Blandiana vivió la exclusión en primera persona, por los actos atribuidos a su padre. Su destino, el proclamado por la ley jamás escrita del juicio social, era ser una paria. Con la literatura como única salida, con apenas 14 años desafió al nuevo régimen comunista publicando su primer poema. La poesía, con su ingrávida intensidad, se elevó como una amenaza definitiva. A Blandiana se le prohibió estudiar en la universidad. La autora respondió entregándose al periodismo como medio de vida para contar una verdad que trasciende su manifiesta oposición al régimen de Ceausescu.
Su gran debut en las letras internacionales lo consiguió con el poemario ‘Primera persona del plural’
Su gran debut en las letras internacionales lo consiguió con el poemario Primera persona del plural, publicado en 1964, al que dos años después le siguió El talón vulnerable. En la lírica de la autora rumana habita la quietud de quien acepta la vida como lo que es, un juego de resistencia y de búsqueda infinita de la luz. Un retorno sereno a la soledad, que ha de compartirse desde su aceptación.
Conceptos, ideas y nociones como la «naturaleza», la importancia del paisaje en la poesía y en la prosa de Blandiana, la actitud humana frente a la vida y la muerte, la fuerza del amor, así como la poderosa, aunque sutil, carga filosófica que dota a sus libros son capaces de imprimir en el lector una permanente huella de rebeldía contra lo establecido. En su poema Sé que la pureza, escribe: «Es feliz la palabra en el pensamiento,/ pronunciada, el oído la agravia,/ ¿hacia qué platillo me inclinaré:/ hacia el sueño mudo o hacia la fama?».
Además de otros poemarios reconocidos, como Octubre, noviembre, diciembre (1972) y El ojo del grillo (1981) le siguió en paralelo la narrativa, que inauguró con Las cuatro estaciones (1977) y Proyectos del pasado (1982) como un reflejo explícito de la situación de Rumanía desde el fin de la última guerra mundial. Blandiana escribió una nueva poesía y obra ensayística, con un toque de esperanza, a partir de la caída del régimen comunista rumano en 1989, entre los que destacan libros como La arquitectura de las olas (1990), Falso tratado de manipulación (2013) y El reloj sin horas (2016), a modo de pequeña selección. En un momento de caos e incertidumbre, Blandiana fundó la organización Alianza Cívica, que resultó clave para la consolidación del sistema democrático en el país y para la creación del Memorial de las Víctimas del Comunismo de la Resistencia, en 1993, en la ciudad de Sighet, primer memorial de víctimas del comunismo en el mundo y que exhibe un aforismo de Blandiana: «Mientras la justicia no logre ser una forma de memoria, la memoria en sí misma puede ser una forma de justicia».
De la memoria habló, precisamente, en su discurso previo a la recogida del Premio Princesa de Asturias de las Letras de 2024 (que se suma a múltiples reconocimientos, como la Legión de Honor y ser doctora honoris causa de la Universidad de Salamanca). Habló además del hilo ininterrumpido que nos une con quienes han habitado un silencio impuesto. Pero también retornó al origen de la pulsión que le llevó a hacer de la poesía el género capital de su extensa, admirada y reconocible obra: ¿puede la poesía salvar el mundo?
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