Hacia un futuro circular

«La lucha contra la emergencia climática solo se puede librar si lo hacemos desde la colaboración»

Conversamos con Carles Navarro, director general de BASF España, en el marco de la sexta edición de los Premios BASF de Economía Circular, que nacieron con el fin de tender puentes con otras entidades para luchar contra la crisis climática.

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Conversamos con Carles Navarro, director general de BASF España, en el marco de la sexta edición de los Premios BASF de Economía Circular, que nacieron con el fin de tender puentes con otras entidades para luchar contra la crisis climática.

En el marco de la sexta edición de los Premios BASF de Economía Circular, ¿nos podrías contar cómo entiende BASF la economía circular?

La economía circular es una palanca imprescindible para descarbonizar la economía y crear un futuro sostenible. Sin circularización de recursos no habrá futuro. Debemos despedir el modelo lineal basado en extracción, producción, utilización y desecho, y abrazar un modelo donde los residuos y subproductos se conviertan en recursos para nuevas producciones. En BASF, además, tenemos un doble reto: circularizar nuestros propios procesos, nuestras producciones, e investigar para ofrecer a nuestros clientes, y a la sociedad por consiguiente, productos y soluciones circulares. 

En este contexto, ¿cómo nace la idea de crear unos premios?

Nacieron con la idea de crear una gran alianza. Creemos mucho en su poder. De hecho, la lucha contra la emergencia climática solo se puede librar si lo hacemos desde la colaboración. Tanto el Club de Excelencia en Sostenibilidad, nuestro compañero de viaje en estos premios, como nosotros en BASF, teníamos claro que premiar las mejores prácticas, darles visibilidad y tener un repositorio donde compartirlas con todo el mundo podía suponer un efecto llamada que conseguiría sumar más adeptos a la causa. Y creemos que así ha sido.

¿Cómo valoráis el crecimiento de esta ceremonia a lo largo de los años?

Estamos muy felices de mirar atrás y ver cómo ha crecido. Son seis ediciones, más de 650 proyectos de economía circular recibidos y la sensación de que esta gran alianza se ha hecho realidad. Los premios son ya una cita fija en el calendario para aquellas personas y organizaciones que compartimos este reto de circularizar la economía. Es un orgullo pensar que hemos contribuido a ello, también con los premios.

«Son seis ediciones, más de 650 proyectos de economía circular recibidos y la sensación de que esta gran alianza se ha hecho realidad»

¿Cómo ha evolucionado el vínculo de BASF con la economía circular a lo largo de los años? 

Cada vez está más presente. Somos más capaces de desvincular nuestra actividad de los recursos fósiles, aunque queda más camino del que hemos recorrido. Para este reto hemos puesto el foco en tres pilares: el uso de materias primas circulares, la investigación en nuevos ciclos de materiales y la innovación en nuevos modelos de negocio circulares, en muchos casos apoyados fuertemente en un componente tecnológico. Esto nos ha permitido aumentar notablemente la cantidad de materia prima reciclada o renovable con la que iniciamos nuestra cadena de valor, y fijar nuevos y ambiciosos objetivos en nuestras ventas circulares. 

¿Cuál es el papel de la industria química respecto a los objetivos de sostenibilidad establecidos en Europa? 

Un papel clave. Imprescindible, diría yo. Una vez escuché al director del Institut Català de Investigació Química, el doctor Emilio Palomares, decir que la química no salvaría el mundo por sí sola, pero que sin química no había salvación posible. Y coincido. La química tiene un doble papel. Por un lado debe encontrar la manera de hacerse más sostenible a sí misma. Es decir, alejarse de los recursos fósiles, circularizar sus procesos y contribuir positivamente a la lucha contra el impacto ambiental, la pérdida de biodiversidad y la emergencia climática. Pero, a la vez, la ciencia, la investigación, el desarrollo y la innovación que la química implica es clave para encontrar soluciones que ayuden a la sociedad a ser, como diría el escritor valenciano Andreu Escrivá, menos insostenible.

¿Cuáles son los retos más importantes que afronta para cumplirlos en tiempo y forma?

La descarbonización o desfosilización. Somos un sector intensivo en el uso de la energía en general, y del gas en concreto. Tenemos que transformar procesos, electrificarlos y vincularlos exclusivamente a las fuentes de energía renovables. Estamos invirtiendo en los mayores parques eólicos del mundo para generar nuestra propia energía verde y estamos transformando procesos para independizarlos de las energías fósiles. Ese es el camino que nos hemos fijado para alcanzar la neutralidad climática en 2050.

Entre los proyectos más relevantes que lleváis a cabo en esta línea, está el llamado ChemCycling® de reciclado químico. ¿En qué consiste? 

El reciclado químico es una tecnología que tiene que complementar el reciclado mecánico, el que conocemos principalmente en la sociedad. El reciclado químico nos permite dar nuevas vidas a residuos plásticos que, por su estado o composición, hasta ahora solo podían terminar en el vertedero o incinerados. Se trata de ponerlos en el círculo otra vez como materia prima de calidad virgen. Esto nos separa de la necesidad de ir al planeta a buscar recursos y da una salida a unos residuos que lo tenían bastante complicado. En España ya hemos conseguido proyectos con muchos clientes a través de esta tecnología. Sin ir más lejos, el Grupo Antolin diseñó para Volvo el primer techo solar hecho con material procedente de este Chemcycling, es decir, de residuos plásticos.

«Con el Grupo Inditex hemos desarrollado la primera prenda de ropa del mercado hecha con nailon reciclado»

Hemos visto que el reciclaje forma parte de vuestro ADN y que tenéis alianzas de gran relevancia para llevar a cabo diversas iniciativas. ¿Cuáles son los principales proyectos que tenéis en marcha? 

El reciclaje es importante para nosotros en tanto que es un pilar fundamental para la economía circular, como lo son otros vectores como la reutilización o el ecodiseño de los productos. Antes te citaba el ejemplo de Grupo Antolin y el reciclado químico, pero hay otros de distinta índole. Con el Grupo Inditex hemos desarrollado la primera prenda de ropa del mercado hecha con nailon reciclado: en una alianza con Zara y Cáritas, hemos sido capaces de separar las fibras de prendas multimaterial –como si de una tarta volviésemos a conseguir huevos, leche, harina y azúcar–, usarlas para hacer todas las piezas de la nueva prenda, y facilitar así su futura reciclabilidad. También hace tiempo que trabajamos en el reciclaje biológico, por ejemplo, con el diseño que hicimos en su día con Cafès Novell de las cápsulas de café compostables.

Biomass Balance (BMB) o la utilización de materias primas renovables es otra de vuestras soluciones con enfoque circular. ¿Cuál es su mayor atributo?

El de fabricar productos químicos usando recursos renovables en lugar de depender únicamente de recursos no renovables como el petróleo o el gas. BASF lo que hace es mezclar los materiales renovables con los tradicionales en sus fábricas y luego calcular cuánto de ese material renovable termina en el producto final. Piensa en una fábrica como una gran olla de sopa en la que se mezclan varios ingredientes. En lugar de usar siempre carne (representando petróleo), empiezan a usar lentejas (representando biomasa renovable) para una parte de la sopa. Cuando se termina de cocinar, toda la sopa tiene un poco de lentejas, pero BASF cuenta cuántas lentejas usaron y puede garantizar que cierta cantidad de la sopa final viene de ese ingrediente más sostenible. Esto, al final, permite ahorrar recursos naturales no renovables, reducir las emisiones de carbono y fomentar la economía circular.

Cuentan con diversos productos de base biológica. ¿Podéis ampliar la información sobre esta línea de trabajo?

Los productos de base biológica se obtienen a partir de materias primas renovables mediante procesos biotecnológicos. Gracias a los avances de la biotecnología, en BASF estamos produciendo productos de base biológica que hasta ahora solo podían proceder de materias primas fósiles. Nuestra cartera de productos específicos de base biológica ofrece soluciones para múltiples aplicaciones, ya sea como sustitutos de una alternativa fósil (las llamadas materias primas renovables) para reducir la huella de carbono, o bien como nuevos productos que aprovechen unas propiedades exclusivas que son imposibles de conseguir o que no pueden conseguirse manteniendo la rentabilidad con las materias primas fósiles. Un ejemplo es Ecovio®, un bioplástico desarrollado que combina el polímero compostable ecoflex® con ácido poliláctico derivado del maíz. Esta combinación resulta en un material que no solo es compostable, sino que también tiene un contenido de base biológica variable. Tiene aplicaciones distintas en muchas industrias (desde los envases a la agricultura), y, al ser compostable y de base biológica, ayuda a cerrar el ciclo de vida de los productos plásticos.

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