20 años ayudando a construir la sociedad

Artículo

Esmeralda R. Vaquero

@EsmeRVaquero

Ilustración

Carmen Bescansa

El tiempo, en muchas ocasiones, no es solo el recorrido de las hojas del calendario, sino un camino por el cual se esparcen proyectos que crecen, sedimentan, se ramifican y dan frutos. Un sendero que, cuanto más extenso, mayores recompensas ofrece. Eso es lo que ha logrado Fundación Mutua Madrileña tras 20 años apoyando proyectos para mejorar la vida de diversos colectivos.

Sus semillas se han esparcido a través de los más de 1.400 proyectos de investigación médica que ha financiado, el millón y medio de personas a las que han llegado alguno de sus proyectos culturales o las 350.000 que están inmersas en alguna de sus iniciativas sociales. Los colectivos receptores han sido múltiples: personas en riesgo de exclusión, personal científico, mutualistas que han disfrutado de conciertos o de entrada gratuita a los principales museos o estudiantes que han recibido formación sobre seguridad vial, unos 200.000.

Porque si algo tiene claro son las bases principales de su labor y su compromiso con la sociedad. La Fundación ha centrado sus esfuerzos en la investigación médica, la acción social, la difusión cultural y la seguridad vial. Y lo que es más importante: ha logrado sostener sus actividades en el tiempo, apostando por una rápida actuación ante urgencias.

Se ha destinado un total de 68 millones de euros para la puesta en marcha de estudios de investigación médica

A través de su programa más decano, la Convocatoria Anual de Ayudas a la Investigación en Salud, la Fundación lleva desde 2003 financiando proyectos de investigación médica en hospitales de toda España. Gracias al apoyo económico al trabajo de los equipos, este año 22 hospitales de nueve comunidades autónomas profundizarán en estudios relacionados con los trasplantes, la oncología, las enfermedades raras, la traumatología y la salud mental infanto-juvenil.

Pero, además de la salud, los proyectos de acción social destacan en su hacer y se configuran como una de sus bifurcaciones principales. A través de su convocatoria anual, dotada de un millón de euros, financia iniciativas de oenegés en áreas como la discapacidad, la prevención y la sensibilización en violencia de género, el acoso escolar, la integración laboral de jóvenes en riesgo de exclusión, el apoyo a personas mayores y personas sin hogar y la cooperación al desarrollo.

Para la Fundación, el colectivo joven es uno de sus focos principales, porque son quienes más lejos llegarán en esta senda. Por eso, financia la ampliación de estudios de posgrado en el extranjero para hijos e hijas de sus mutualistas y desarrolla programas para formar a jóvenes en situación de vulnerabilidad, bien para que puedan encontrar una oportunidad laboral, bien para facilitarles que puedan continuar estudiando —como es el caso de la ruta de autobús desde la Cañada Real a la estación de metro más cercana, que la Fundación puso en marcha para evitar que los chicos y chicas de esta zona de Madrid abandonen sus estudios una vez que superan la enseñanza obligatoria y ya no pueden utilizar las rutas escolares—. Porque esa es, a fin de cuentas, su pretensión: seguir haciendo camino y ayudar a que el resto de personas también puedan hacerlo.