Sociedad
¿Votan los jóvenes?
Con cada proceso electoral vuelve la misma pregunta: ¿por qué la abstención es mayor entre las generaciones más jóvenes? No es que «pasen» de la política. La raíz del problema es más compleja.
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COLABORA2023
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Es una pregunta que llega con cada proceso electoral: ¿votan los jóvenes o, llegado el momento de la verdad, prefieren abstenerse de votar? Esto es, ¿es la juventud un factor que determina que no se pasará por las urnas?
Los datos del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la Encuesta flash elecciones generales 2023, apunta en esa dirección. De media, el 80,9% de la población responde que «con toda seguridad, iría a votar» este domingo (un 77,9% en el caso de los hombres, un 83,7% en el caso de las mujeres), pero los porcentajes de intención de voto varían según la franja de edad. Cuanto más joven es el votante, menos probable es que pase por su mesa electoral. Así, frente al 86,6% y el 88,5%, respectivamente, de los mayores de 75 y de los votantes de entre 65 y 74 años que sí lo harán, los jóvenes se quedan por debajo del 80%. Entre los 25 y los 34 años, votará el 74,8% y entre los de 18 a 24, lo hará el 72,6%. Son las franjas de edad con los datos más bajos de intención de voto.
No son las únicas cifras que lo señalan. Según los datos del Instituto de la Juventud (INJUVE), en las elecciones generales de 2019, las personas de entre 18 y 29 años votaron un 6,6% menos que los votantes de más edad. Como recuerdan desde Talento para el Futuro, en algunas elecciones la abstención joven ha llegado a ser hasta 15 puntos superior a la de las demás franjas de edad. Talento para el Futuro, en colaboración con Harmon y Political Watch y con el apoyo institucional del Consejo de la Juventud de España, ha lanzado #ConVozyVoto, un proyecto dirigido a fomentar la participación de los jóvenes y reducir la abstención en las elecciones del 23 de julio. Colaboran con la idea más de 20 organizaciones de la sociedad civil y líderes políticos retirados de primera línea procedentes de un amplio espectro ideológico.
En las elecciones generales de 2019, las personas de entre 18 y 29 años votaron un 6,6% menos que los votantes de más edad
Pero ¿por qué no votan los jóvenes? La gran cuestión es qué lleva a que los votantes de menos edad se desinteresen por la política —si es que eso ocurre así exactamente— y que llegado el momento no pisen las urnas. Desde #ConVozyVoto recuerdan que los estudios suelen apuntar a la desafección por la política, el sentimiento de que su voto no servirá para nada o la ausencia de propuestas específicas para ellos como las habituales explicaciones.
De hecho, leer la ausencia de voto como un desinterés por la política podría ser también un error. Ahí está el caso de Álvaro, que prefiere no compartir su apellido y es uno de los jóvenes veinteañeros con los que ha hablado Ethic para comprender los patrones de voto de la juventud española. «Me gusta mucho la política», asegura al otro lado del teléfono. Y es precisamente este interés lo que se traduce en una abstención en las urnas: «Yo decido no votar porque no estoy de acuerdo con el sistema». Álvaro quiere una separación de poderes efectiva, que no se caiga en esos patrones de votar por miedo y una representación real. Tal como apunta, usa su abstención «como modo de presión».
Incluso entre los jóvenes con los que ha hablado Ethic que sí votan, la cuestión del sistema se repite. También se habla, así, de la necesidad de un sistema más directo y participativo, en el que la voz de la ciudadanía se escuche más que una vez cada cuatro años. «La solución a la abstención es más participación», condensa Marlene García, que sí es votante.
En cierto modo, podría ser una política más cercana, con una clase política más accesible –en las conversaciones con estos jóvenes salió el hecho de que en otros países se puede hablar de forma directa con el representante de la circunscripción, algo que no ocurre en España– y más pegada a la realidad de sus votantes y no tanto a la disciplina de partido.
Mauro G. Ferrándiz, también votante, apunta justamente cómo los diputados no defienden realmente los intereses de las zonas que representan, sino la posición de su partido. Esto, asegura, también lleva a una desconexión entre ellos y sus votantes.
Los que sí votan
«Voto desde que me han dejado», reconoce Ferrándiz. «A mí me interesa la política», responde García. «Yo creo que los jóvenes estamos comprometidos con la sociedad, lo que pienso es que hay muchos jóvenes desencantados con la política», resume. Incluso, si ese desencanto se produce, la «mayoría» sí tiene interés por la política, aporta Ferrándiz.
García: «Los jóvenes estamos comprometidos, lo que pienso es que hay muchos jóvenes desencantados con la política»
Y puede que, a pesar de todo lo que parece indicar el histórico de datos, ambos tengan razón. Cuando se va a los datos granulares de tendencia de voto joven, se puede ver un patrón que deja claro que los jóvenes votan menos que los de más edad, cierto (y, por tanto, en efecto, la abstención juvenil es mayor que la adulta), pero los de hoy lo hacen menos que los de ayer.
Los cálculos que hacía en 2021 La Vanguardia demostraban que la abstención joven había ido a la baja. La abstención media entonces era del 21%, cierto, pero la de los jóvenes boomers había sido del 27%. Los jóvenes de ahora son más activos políticamente de lo que lo eran en su juventud los adultos que ahora los critican.
Razones para el desencanto
Con todo, la juventud tiene bastante claras cuáles son las razones para el desencanto con la clase política y con unos procesos democráticos que, queda claro, creen que son mejorables.
De entrada, la polarización también quema al electorado más joven. Como señala García, cuando se ve en redes sociales como se deshumaniza al oponente político, se consigue generar desencanto con lo que está ocurriendo.
El acceso de la juventud a la información política es mucho más variado y diverso que simplemente ver lo que se cuela en el ‘feed’ de su red social
También lastra la infantilización que la clase política hace de sus votantes de menos edad. «No hace falta que estén en TikTok, hace falta que la información sea relevante», sentencia García, que reclama que se pase de las grandes declaraciones vacías a hablar claro de las cosas. ¿Cómo deberían hablar los partidos políticos a los jóvenes? «Esa es la pregunta del millón», bromea Ferrándiz, que apunta a un «no paternalizar, sino entender la problemática de la juventud». Él habla de derechos, trabajo, vivienda o cambio climático con algunos de los grandes temas que afectan –y preocupan– a la gente de su edad.
Aunque se tiende a pensar en la juventud como siempre pegada a las pantallas de sus móviles y a las redes sociales, su acceso a información política es mucho más variado y diverso que simplemente ver lo que se cuela en el feed de su red social favorita, por mucho que también accedan a través de ellas a informaciones y datos. «En mi caso particular, quiero tener una visión general», indica Ferrándiz, que reconoce que «picotea» entre medios de distintos puntos del espectro político. «No puedo encontrar un medio fiable», asegura Álvaro, por lo que también se nutre de un abanico de fuentes de información. Eso sí, cree que en su generación hay «un salto grande»: o estás muy informado o no sabes absolutamente nada de qué está pasando.
«A mí me sorprende cuando dicen que nos informamos de política solo en las redes sociales», reconoce García. De hecho, no son ellos los que caen en los bulos y en la desinformación que circula por redes sociales. Más bien, y aquí todos coinciden, esto ocurre a los grupos de más edad, a los que les cuesta más separar el grano de la paja en esos entornos.
Quienes son ahora jóvenes –nacidos entorno al año 2000– fueron también quienes estrenaron en las aulas la entonces polémica Educación para la Ciudadanía. Los recuerdos de infancia de estos votantes, al menos de aquellos con los que hemos hablado, es que la materia no ayudó en absoluto a su sentimiento democrático. No enseñaba cómo funciona una democracia o qué supone el voto. En las escuelas de principios del siglo XXI, la democracia era una asignatura pendiente.
¿Son los jóvenes más conservadores?
Si bien la abstención juvenil y el preguntarse, por tanto, por qué los jóvenes no votan son cuestiones casi recurrentes en los procesos electorales, lo que sí es nuevo es preguntarse si la juventud votante de hoy es más conservadora que la de ayer. Sobre la generación anterior, los millennials, el tema de análisis ha sido más bien otro, el de si a pesar de entrar ya en la mediana edad siguen aún escorados a la izquierda.
Por el contrario, el crecimiento del voto para los partidos de extrema derecha en Europa en los últimos años ha llevado a que se estudie el panorama político y si la juventud está rompiendo con esa vieja máxima de que, en los primeros años, la población tiende a ser de izquierdas. El auge de estos partidos se explicaría, así, por una juventud más conservadora de lo habitual.
Vox es la cuarta fuerza política entre los votantes de entre 18 y 24 años, con un 12,4% de intención de voto
Los jóvenes con los que hemos hablado no acaban de verlo. Aunque entienden en el plano teórico qué puede llevar a que algunos votantes jóvenes conecten con esos mensajes, no es algo que sientan que está ocurriendo en su círculo. Pero, incluso más allá de su entorno más cercano, no es eso lo que sienten que ocurre con su generación, una que, ejemplifican, está muy preocupada por cuestiones como los derechos LGTBI que chocan, justamente, contra esa formulación política.
Los datos del CIS parecen darles la razón, con matices. Si bien Vox es la cuarta fuerza política entre los votantes de entre 18 y 24 años, con un 12,4% de intención de voto, esa franja de edad es donde registran el mayor porcentaje de potenciales votantes (la intención de voto entre las demás franjas de edad, según el CIS, es más baja). Los datos por edades del CIS no están desagregados entre hombres y mujeres, lo que podría ayudar a ver de forma más granular la situación, dado que esa formación política tiene, en el cómputo general, una separación muy importante entre voto potencial entre hombres (12,4%) y entre mujeres (5,4%).
En líneas generales, los jóvenes de 18 a 24 años votarán según el CIS al PSOE (23,9% de intención de voto), al PP (18,9%), a Sumar (13,4%), a Vox (12,4%) y al resto de partidos (de todos ellos, el porcentaje más alto es el 1,7% a ERC). Los de 25 a 34 se irán al PSOE (20,3%), Sumar (19,2), el PP (17,9), Vox (11,3) y resto de partidos (con el no definido «otro partido» como la opción que más votos recaba, 1,8%).
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