Sociedad

¿Por qué votamos lo mismo que nuestra familia?

Si hace décadas el voto era un elemento más para el enfrentamiento entre padres e hijos, la separación ideológica entre generaciones se ha ido haciendo menos marcada. Ahora, la herencia familiar se acerca más a la disciplina de partido.

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17
febrero
2023

Tras la muerte de Franco, un tema que jamás se había abordado en profundidad en los hogares españoles se volvió el protagonista: la política. Aunque las disputas ideológicas a la hora de comer fueron constantes en los ochenta y principios de los noventa, con el paso de los años el voto de padres e hijos se ha ido unificando. El doctor en Políticas y Sociología Juan González-Anleo confirma esta tendencia de la mano de los estudios Jóvenes Españoles, que se han venido haciendo consecutivamente desde 1984: «Desde aquel año y a través de todos los informes [1989, 1994, 1999, 2005, 2010 hasta el último de 202], se ha detectado que la ideología de los padres y la de los hijos se ha ido aproximando cada vez más».

El profesor del departamento de Sociología de ESIC –que ha participado en estos informes que realiza la Fundación SM– cuenta que en los años ochenta y principios de los noventa había una gran disparidad, «de hecho era una de las causas habituales de conflicto en las familias junto con el tema religioso, en el que también había gran distancia entre unos padres católicos practicantes y unos hijos ya agnósticos o incluso ateos. Las salidas por la noche y no ayudar en casa también eran foco de discusión». «Poco a poco todos estos temas van calmándose por mayor cercanía entre padres e hijos hasta hoy, cuando la única causa de conflicto ya solamente es la de ayudar en las tareas de casa», explica con una chanza.

El sociólogo señala que la política ya no desempeña el papel fundamental de los sesenta, setenta y ochenta en marcar lo que se conoce como «conflicto generacional», «es decir, no implica una ruptura entre generaciones». Los jóvenes de los años sesenta, como expone en su libro 1968. Queremos otro mundo, y lo queremos ¡ahora!, «querían un mundo muy diferente al que les habían dejado sus padres. Y eso implicaba cuestiones políticas esenciales, desde cosas como la inclusión de razas o la lucha de clases, pasando por una ecología radical». Esos y otros temas eran esenciales en su visión del mundo y se expresaban en la arena política casi a diario.

Desde aquellos años, los jóvenes se han adaptado a un mundo «dividido y conflictivo», pensando que las cuestiones importantes están alejadas de la política como ellos la entienden. «Hoy participan de forma muy activa en el mundo consumista, compartiendo plenamente tanto sus fines como los medios (buen trabajo, dinero, etc.) que la sociedad ofrece para alcanzar esos fines. En este sentido, ese ideal de alcanzar un mundo diferente ya hace mucho que realmente no guía a los jóvenes. Quieren adaptarse lo mejor que pueden al mundo que existe, excepto en cuestiones puntuales, como puede ser la cuestión feminista», señala.

Juan González-Anleo (sociólogo): «Desde 1984, se ha detectado que la ideología de los padres y la de los hijos se ha ido aproximando cada vez más»

El sociólogo cree que los jóvenes cada vez le dan menos importancia a la política, precisamente por esa cuestión de que está alejada de ellos: «De hecho, es una idea transversal que la política no sirve para nada y que todos los políticos son iguales».

Comparando los datos interanuales de los estudios, «lo que más llama la atención no es tanto un desplazamiento de izquierda a derecha o al revés, sino que cada vez menos jóvenes se siente identificado con una ideología concreta». «Una de las muchas razones que explican esto es el concepto de política que tienen los jóvenes, lo que yo llamo la política-rosa: tal político ha dicho de otro que x y el otro ha dicho y tal ha respondido… Es como las revistas del corazón, pero en política».

Todos los partidos se han derechizado

Para interpretar todo lo anterior, el sociólogo considera importante destacar que «todo el panorama político ha vencido hacia la derecha. Lo que antes se consideraba izquierda se ha derechizado, igual que el centro político».

El profesor universitario ejemplifica: «Podemos es considerado extrema izquierda, aunque en los ochenta correspondería [por ideario político] al PSOE del 82, es decir, solo izquierda. Mientras que el PSOE se ha desplazado hacia el centro en la actualidad, algunos dicen que incluso centro-derecha, etc.». Dicho de otra forma, «si en vez de usar el espectro ideológico actual usásemos el de los años ochenta, realmente veríamos que el voto joven, desde el punto de vista ideológico, se ha derechizado bastante».

El estrato social en el que cada familia se encuentre merece una mención especial. Es clásica ya la cuestión de que a medida que los jóvenes se vuelven adultos van volviéndose más conservadores. «Eso, lógicamente, sucede más entre las clases bajas, que en las pasadas décadas eran más de izquierdas», apunta.

Pero en las clases altas, sin embargo, «son menos proclives al cambio ideológico. Es rarísimo que un joven de clase media-alta, alta, cambie de ideología, ya que la que le inculcan sus padres está perfectamente adaptada a su statu quo y a sus intereses».

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