Madame de Staël, la pensadora rival de Napoleón
Una de las escritoras más influyentes de principios del siglo XIX, Madame de Staël fue una figura central en el pensamiento político de la Revolución Francesa y la oposición napoleónica.
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Si bien la figura de Madame de Staël no es muy reconocida fuera de los países francófonos, fue una de las pensadoras clave de la Francia del siglo XIX. Fue declarada persona non grata por Napoleón y estuvo exiliada en varias ocasiones. Fue defensora de la libertad individual y de la unión entre naciones europeas, como demostró en obras como Corinne o Italia y De l’Allemagne, y logró abordar los males de la modernidad que Francia experimentó tras la Revolución Francesa y el Imperio napoleónico. Como lo muestra el libro Madame de Staël: Mujeres y pensamiento político, publicado en la editorial Altamarea, de Staël fue una de las intelectuales más interesantes de principios del siglo XIX.
Anne-Louise Germaine Necker nació el 22 de abril de 1766 en París. Fue hija de Jacques Necker, un banquero ginebrino que trabajó como director general de Finanzas de Francia, y de Suzanne Curchod, hija de un pastor calvinista y aspirante a escritora. No se puede comprender la repercusión literaria posterior de Madame de Staël sin la influencia de su madre: ella fue la dinamizadora de uno de los salones intelectuales más importantes de los años prerrevolucionarios y que frecuentaron personalidades como Diderot o Leclerc. Según el biógrafo Ghislain de Diesbach, su madre estaba dispuesta a hacer de su hija su obra maestra y pretendía convertirla en un atlas del conocimiento humano.
Debido a su infancia y a su círculo privilegiado, de Staël pudo observar de cerca el desmoronamiento del Antiguo Régimen y el nacimiento del gobierno representativo de la República francesa. Asimismo, llegó a influir a través de sus escritos y contactos personales en los acontecimientos políticos de finales del siglo XVIII y de principios del siglo XIX.
A los 20 años, se casó con el barón de Staël-Holstein, embajador de Suecia. Sin embargo, su matrimonio se vería acompañado de relaciones con amantes como el conde de Narbonne o el escritor Benjamin Constant hasta su separación en el año 1800. A partir de 1786 empezó a escribir su primer libro, Lettres sur Jean-Jacques Rousseau, que publicó anónimamente en diciembre de 1788. Un año después comenzó la Revolución Francesa, durante la cual apoyó a la monarca María Antonieta. Dicho apoyo vería la luz en la publicación póstuma de Consideraciones sobre la Revolución francesa en 1818.
A partir del verano de 1792, con la caída de la monarquía y el Terror de Robespierre, abandonó el país. Madame de Staël volvió a Francia en 1795, y se temía que hubiera regresado para conspirar en pro de un posible retorno de la monarquía. Sin embargo, en Réflexions sur la paix intérieure, escribió: «En las circunstancias actuales, debemos aceptar la república si queremos conservar la libertad». Con su regreso a París, decidió reabrir su salón literario, pero el Comité de Salud Pública la obligó a abandonar Francia y se marchó a Suiza con Constant. Se instalaron en Coppet, donde nacería el grupo de Coppet y en el que participarían personalidades como José Bonaparte, Lord Byron y Elisabeth Vigée Le-Brun.
Napoleón y Staël: una enemistad razonada
A finales de 1799, se firmó un nuevo texto constitucional, cuyos autores fueron exclusivamente Sieyès y Bonaparte, y nació un régimen que abrió el camino hacia el autoritarismo. Aunque al principio mostró admiración hacia Napoleón, fue de las primeras personas en cambiar de opinión y sufrir su despotismo. Madame de Staël firmó en 1800 La literatura y su relación con la sociedad, con la que contribuyó a la construcción de su reputación literaria fuera de Francia. Napoleón, a través de esta obra, supuso que era Staël quien manejaba los hilos de la oposición política a su gobierno.
A pesar de las amenazas, siguió trabajando para ampliar la base de la oposición intelectual hacia el imperio napoleónico
Napoleón decretó en 1801 la expulsión del Tribunado de Constant y de otros diecinueve pensadores amigos de Madame de Staël. A pesar de las amenazas de personas cercanas a Napoleón, ella siguió trabajando para ampliar la base de la oposición intelectual hacia el emperador.
En el exilio abandonó la actividad política, aunque recorrió Europa y publicó en 1807 Corinne o Italia. Asimismo, conoció a autores como Goethe y Schiller, y publicó en 1810 su relación con ellos, así como su idea de Alemania como modelo ético y estético en De l’Allemagne, aunque Napoleón mandó destruir los ejemplares del libro.
En 1811 comenzó a escribir Diez años de destierro, una descripción de las personalidades y los países que había conocido en su ir y venir francés-suizo. En él, decía: «Ningún diputado se expresará libremente, ni se atreverá a hacerlo ningún escritor, si corre el peligro de ser desterrado cuando su franqueza cause rechazo. Nadie osará hablar con sinceridad si por ello tiene que sacrificar la felicidad de su familia. Las mujeres en especial, destinadas a sostener y recompensar el entusiasmo, intentarán reprimir sus sentimientos generosos si con ellos ponen en peligro a sus seres queridos o si estos les sacrifican su existencia acompañándolas en el destierro». Sin embargo, no llegó a terminar el manuscrito.
Mientras tanto, publicó obras como De la influencia de las pasiones. Reflexiones sobre el suicidio y De l’esprit des traductions en 1816. Murió el 14 de julio de 1817, a los 51 años, dos años después del destierro de Napoleón en la isla de Santa Elena.
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