ESG: generar los impactos positivos de las empresas en la sociedad

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Mariana Toro Nader

@MarianaToroN

La emergencia climática es el gran desafío colectivo de esta era y, para hacerle frente, las empresas han estado avanzando, cada vez más, en estrategias que siguen los criterios ESG. Para 2026, los activos vinculados con las cuestiones ESG podrían aumentar hasta casi 34 billones de dólares, en comparación con los 18,4 billones de dólares de 2021, según datos de PwC. De hecho, la consultora afirma que ocho de cada diez inversores en Estados Unidos planean acrecentar sus activos en productos ESG en los próximos dos años.

Esta tendencia también se está viendo en España, donde en 2022 el 80% de las grandes compañías aumentó su inversión en sostenibilidad, tal y como recoge Deloitte. Algunas empresas están yendo mucho más lejos en este compromiso. Es el caso de Cepsa. Su plan de sostenibilidad, Impulsando el Impacto Positivo –que es una de las principales palancas del cambio en su estrategia 2030 Positive Motion– apunta no solo a la transición energética y a cuestiones medioambientales, sino también a la transparencia, al comportamiento ético de sus empleados –así como a su seguridad y salud– y a generar impacto positivo en las comunidades locales donde opera la compañía. En su hoja de ruta, Cepsa se ha comprometido, entre otras cosas, a lograr las cero emisiones netas antes de 2050 y a fomentar la diversidad y la igualdad de género en puestos de liderazgo. Además, aumentará la circularidad de sus residuos en un 50% en 2030 (frente a 2019), iniciará la producción de hidrógeno verde, reducirá la captación de agua dulce en zonas con estrés hídrico en un 20% para 2025 y el 100% de sus principales proveedores contarán con una calificación ESG.

Los consumidores demandan productos y servicios más respetuosos con el entorno. Los requisitos reglamentarios también están aumentando la exigencia para que las empresas integren la sostenibilidad en sus modelos operativos. Pero ¿tienen estos criterios un impacto cuyo valor en el mercado pueda ser medible y cuantificable? Es cierto que invertir en ESG implica costes directos para las compañías, pero da resultados tangibles, como la reducción del uso de agua y energía. Igualmente, crea valor. Según Deloitte, las organizaciones con puntuaciones ESG más altas tienen una valoración aproximadamente 1,2 veces mayor que las demás.

En el caso de Cepsa, su estrategia Positive Motion ha sido tan exitosa que el año pasado fue reconocida por las agencias internacionales de ratings especializados en la gestión de aspectos ESG. En concreto, Sustainalytics, S&P Global, Moody’s, Clarity AI y CDP (en las categorías de cambio climático y seguridad hídrica) situaron a la compañía en posiciones de liderazgo en el sector energético. Este reconocimiento pone de manifiesto cómo la gestión de la sostenibilidad de Cepsa está permitiendo que su estrategia Positive Motion se convierta en un referente en la transición energética. Estos ratings miden la capacidad de gestión de una empresa ante los riesgos de sostenibilidad a largo plazo y su funcionamiento para abordar cuestiones relacionadas con este ámbito.

Los criterios ESG no solo son favorables para las compañías, sus clientes, empleados y proveedores, sino también para la sociedad y la economía en su conjunto. La inversión en ESG es responsable con el cuidado del planeta y es rentable: las compañías crean valor a medio, corto y largo plazo, al mismo tiempo que impactan positivamente. Es por ello por lo que estas siglas moldean el futuro corporativo y son un motor de crecimiento necesario para el beneficio social y empresarial.