Biodiversidad

La desaparición del baobab

Tienen miles de años y, a pesar de ello, están empezando a verse afectados por los cambios en las condiciones ambientales. Estos árboles –símbolos de lo onírico o de la transcendencia– han empezado a morir.

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29
mayo
2023

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El baobab, también conocido como árbol botella o pan de mono, es un árbol nativo de Madagascar, África continental y Australia. Su nombre baobab proviene del medieval bahobab, que, a su vez, surge del árabe buhibab («padre de muchas semillas»). Algunas especies de baobab están entre los árboles más grandes del mundo, aunque la secuoya es mayor. De hecho, una secuoya roja de California llamada Hyperion es el árbol conocido más grande del mundo, pues mide 115,85 metros de alto.

El baobab estará asociado para siempre con El Principito, la novela de Antoine Saint-Exupéry. Como su propio nombre indica, es una especie arbórea muy fértil, por lo que en el clásico de Saint-Exupéry simboliza «lo malo inevitable» (siempre presente en la vida humana, al menos por momentos) que ha de ser arrancado de raíz para que no se adueñe de nuestra existencia completa. Sería algo así como un trauma o elemento traumático que puede tiranizar al sujeto y su entorno inmediato. «Había unas semillas terribles en el planeta del Principito… eran las semillas de baobab. El suelo del planeta estaba plagado de ellas. Y de un baobab, si uno no lo deja, no es posible desembarazarse nunca más. Obstruye todo el planeta. Lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño, y si los baobabs son numerosos, lo hacen estallar».

Los baobabs son árboles muy longevos y por ello son un símbolo de trascendencia

Gracias a la referida novela y a la propia forma, estructura y configuración del baobab (da la impresión de que sus ramas son sus raíces, que miran al cielo; Livingstone dijo de ellos que «parecían una zanahoria puesta del revés»), este árbol es para nosotros un símbolo onírico, propio del reino de los surreal; un árbol de dibujo animado. Y cuando digo nosotros, me refiero al occidental, al lector de Saint-Exupéry. Para los nativos de Madagascar es un símbolo de riqueza y prosperidad, tanto por su fertilidad como por el hecho de haberse convertido en verdaderas atracciones turísticas que atraen a visitantes de todo el mundo. Además, se trata de árboles muy longevos, que a causa de ello son un símbolo de trascendencia que nos conecta con planos pasados de la realidad a los que solo podemos acceder por medio de la contemplación y convivencia con el baobab. Los más antiguos y más grandes entre estos árboles cuentan con una edad de entre 1000 y 2.500 años.

Lo llamativo es que en los últimos tiempos se ha descubierto que algunos de estos ejemplares más primitivos han comenzado a morir en los últimos doce años. Este dato, ya bien conocido, representa un completo misterio, nadie sabe a qué se debe. Se trata de árboles particularmente resilientes y hay quien afirma que esta decadencia señalada es fruto del cambio climático y calentamiento global. Estos árboles se hallan en algunas de las zonas más proclives al calentamiento. Y como dice un experto: «la combinación de condiciones más secas y calurosas es algo a lo que el baobab no se está adaptando adecuadamente». Estas muertes han sido sumamente inesperadas tanto para la comunidad científica como para las personas que conviven diariamente con los baobabs.

El hecho de que árboles tan antiguos estén muriendo en un espacio tan corto de tiempo es algo estadísticamente muy improbable, por lo que el referido factor combinado de sequía y mayor calor parece ser el responsable más factible de estas muertes; una causa y efecto de difícil solución si estos representan, de veras, el germen de tan nocivo fenómeno. Los científicos predicen que ciertas zonas del sur de África, donde se hallan los baobabs, padecerán incrementos en la temperatura y sequías más intensas, lo cual vendría pintar de negro el futuro de estos árboles tan singulares, al menos los más antiguos entre ellos. Y esto no solo afectaría al árbol mismo, sino a aquellos que viven, directa o indirectamente, de ellos.

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