Medio Ambiente

¿Empiezan antes los incendios forestales?

Los incendios forestales ya no son cosa del verano, como se está viendo estas semanas. El Gobierno ha tenido que adelantar la campaña contra el fuego, pero la gran cuestión es si eso se va a convertir en la tónica dominante para el futuro.

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08
mayo
2023

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No ha llegado oficialmente el verano y ya se han producido los primeros incendios que han quemado miles de hectáreas en Asturias, Castellón o Lugo. Unos incendios —en ocasiones intencionados— que han sido especialmente dañinos porque se han producido en un primer trimestre muy seco con temperaturas inusualmente altas. Este estrés hídrico ha obligado al Gobierno a adelantar este año la campaña contra incendios un mes y medio. «Es insólito y cada vez más frecuente tener incendios fuera de temporada», ha llegado a decir la vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera.

Entre el 1 de enero y el 24 de abril de este año, el fuego ha quemado 54.193 hectáreas, en 314 incendios, según datos del Sistema de Información de Incendios Forestales de la Comisión Europea (EFFIS, por sus siglas en inglés) que utiliza para sus estimaciones imágenes satelitales de Copernicus. Eso significa que en estos tres meses y 24 días se ha quemado más superficie que en los años completos de 2008, 2010, 2014 y 2018. Para hacer una comparación, la media de hectáreas ardidas durante el primer trimestre en el periodo 2006-2022 se sitúa en 7.758 hectáreas.

Y el problema es que venimos de un 2022 devastador. Según EFFIS, en España se perdieron más de 300.000 hectáreas y situó el año pasado como el peor ejercicio en cuanto a incendios en el país en lo que va de siglo y el quinto peor desde que existen registros. «Ya no podemos pensar que la temporada de riesgo extremo de incendios solo ocupa dos o tres meses en nuestro calendario», llegó a decir la ministra Teresa Rivera en agosto del año pasado.

Incendios fuera de temporada

El artículo Grandes incendios forestales en España y alteraciones de su régimen en las últimas décadas analiza los grandes incendios (aquellos que queman más de 500 hectáreas) entre 1961 y 2019. Su conclusión es que existe una tendencia al alza en la desestacionalización; es decir, los incendios tienden cada vez más a producirse fuera de los meses de verano (julio, agosto y septiembre).

El calentamiento global puede alargar un mínimo de 30 días la temporada de grandes incendios en los bosques de todos los continentes

Los autores de este artículo destacan que esta tendencia se debe a varias causas. Primero, a los cambios socioeconómicos, es decir, al abandono del campo y aumento de la presión del turismo; y segundo, al cambio climático. «No solo porque haya un aumento de las temperaturas o pronunciadas olas de calor sino también menos disponibilidad de agua, lo que lleva a la vegetación a un estado de estrés hídrico pronunciado e incluso cambios en el patrón de vegetación y su distribución».

Los expertos alertan de que el cambio climático intensifica los eventos extremos, como las altas temperaturas y la sequía, un polvorín para el inicio y propagación de los incendios. Un estudio publicado en la revista Nature ha estimado que el calentamiento global puede alargar un mínimo de 30 días la temporada de grandes incendios en los bosques de todos los continentes en las próximas décadas.

En este estudio internacional ha participado Victor Resco, profesor de ingeniería forestal y cambio global en PVCF-Agrotecnio en la Universidad de Lleida, que el año pasado analizó la oleada de incendios en Europa que estaba poniendo en jaque a los servicios de extinción desde Francia a Portugal pasando por España. Resco explicaba que era inusual que los grandes incendios ocurrieran «en la primera quincena de julio», siendo más habituales en agosto. Y apuntaba a que Europa «se está aridificando, a raíz del cambio climático y del abandono rural, lo que homogeneiza el paisaje y lo vuelve uniformemente seco, enrasando por abajo. Esta es la causa del avance en la estación de incendios».

Este profesor de ingeniería forestal también apunta como causante las olas de calor continuadas que secan las plantas «por lo que liberan más energía al quemarse» y hace que desaparezca la hojarasca, facilitando la propagación de incendios.

2022 fue el segundo año más cálido en Europa y el verano más caluroso desde que hay registros, con olas de calor intensas y prolongadas en gran parte del continente, en especial la zona sur, que soportó el mayor número de días de «estrés térmico muy fuerte» jamás registrado. Es la conclusión a la que llegó el Servicio de Cambio Climático del sistema satelital Copernicus (C3S) tras su análisis. «El tiempo varía, hay años calientes y años fríos, lo que ocurre es que la crisis climática amplifica esa variabilidad y hace que la probabilidad de que haya años más cálidos aumente constantemente», apuntaba la directora adjunta del C3S, Samantha Burgess.

El año pasado fue un año clave para entender qué está pasando con el cambio climático y los incendios y es objeto de varias investigaciones. Geógrafos de las universidades de Zaragoza y Lleida apuntan a que la temporada extrema de incendios forestales que Europa vivió en 2022 podría ser «la nueva normalidad» como consecuencia del calentamiento global. ¿La razón? La sequía transforma unos bosques que los hacen altamente inflamables debido a la acumulación de biomasa.

Y 2023 no se presenta mejor que su predecesor. Marzo ha sido el segundo marzo más cálido y con menos lluvias del siglo XXI y más caluroso de lo normal, 1,8ºC por encima de la media. El programa para el Medio Ambiente de la ONU ya ha advertido que el número de incendios aumentará en el planeta tierra un 50% de aquí a 2100 y los Gobiernos no están preparados para hacerles frente porque están minusvalorando el presupuesto destinado a prevención.

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