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Digitalización y transición verde: naturalmente simbióticos

La lucha contra el calentamiento global pasa necesariamente por la tecnología, que debe ser un medio para el reto más urgente: descarbonizar nuestra economía lo más rápido posible. Es una de las conclusiones de las jornadas organizadas por Southpole y Ethic, protagonizadas por representantes del sector empresarial, político y científico.

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«El statu quo no es sostenible». Así de tajante se muestra el Foro Económico Mundial, para el que el cambio climático hace tiempo que dejó de ser una preocupación secundaria. No es un caso único: las empresas, los formuladores de políticas y la ciudadanía ya son conscientes de la necesidad (y el coste) de las economías ecológicas y de la importancia de proteger la biodiversidad. Desde la organización urgen a un cambio de paradigma que resumen en un verbo: reducir. 

Una transformación que esta institución liga de manera irrenunciable a la digitalización: «Sin ella, no habrá revolución verde». En un reciente estudio llevado a cabo junto con Accenture, se estima que la tecnología digital (en la que incluyen la inteligencia artificial, el internet de las cosas o el establecimiento de redes inteligentes, entre otros) podría generar hasta una quinta parte de todas las reducciones necesarias para lograr el objetivo de cero emisiones netas para 2050 en energía, materiales y movilidad, además de facilitar la transición de otros sectores como la logística y la fabricación.

El Banco Mundial lanza una advertencia en la misma línea: «Precisamente por el pilar que supone la digitalización para enfrentar los retos climáticos, también existe una necesidad urgente de ecologizar el propio sector de las TIC». Según esta institución, la rápida transformación digital genera cada vez más demanda de redes, centros de datos y poder de cómputo y análisis, así como una mayor demanda de fabricación de dispositivos, redes de telecomunicaciones y centros de datos «que contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero».

Mauro Accurso (South Pole): «La mitigación tiene que ir más allá de la cadena de valor de la propia empresa»

Se trata de un asunto central en la jornada organizada por South Pole y Ethic: el proceso digitalizador debe ir necesariamente en paralelo a la descarbonización. «Las emisiones están aumentando más de lo que deben, y desde Naciones Unidas ya advierten de que la reducción debe ser siete veces mayor», sostiene Mauro Accurso, gerente de Desarrollo de Negocio en la Península Ibérica de South Pole, organización que desarrolla e implementa proyectos y estrategias integrales de reducción de emisiones a largo plazo para empresas y gobiernos de todo el mundo. «La mitigación tiene que ir más allá de la cadena de valor de la propia empresa», considera Accurso. Y añade: «El primer paso es medir la huella de carbono, los riesgos y las oportunidades; el segundo, establecer una ruta y objetivos claros, y el tercero es comenzar a reducir esa huella de carbono de forma real. Este proceso pasa inevitablemente por hermanar las transiciones ecológica y digital».

Un reto que no debe quedarse solo en el aumento de la eficiencia, como advierte Fernando Valladares, investigador del CSIC. Valladares se refiere a la paradoja que desarrolló en el siglo XIX el economista William Stanley Jevons: la optimización de recursos llega a un punto en que favorece producir y consumir más. «Eso es justo en lo que no debemos caer ahora, porque el reto es enfriar la economía y consumir menos recursos, por eso nunca debemos olvidar que la tecnología es un medio, no un fin», señala Valladares.

Fernando Valladares (CSIC): «Nunca debemos olvidar que la tecnología es un medio, no un fin»

Una transformación en la que las empresas deben estar alineadas con la sociedad, como recuerda Gonzalo Sáenz de Miera, presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde, una asociación formada por más de 50 compañías de diversos tamaños que fomenta la colaboración público-privada para abordar los retos medioambientales. «La ciudadanía quiere sostenibilidad, y eso es por lo que apostamos, porque responde a una demanda, por eso la digitalización debe ser parte de la descarbonización, y también una manera de empoderar al consumidor». El experto pone un ejemplo: «Las redes eléctricas inteligentes han permitido en los últimos 10 años una gestión mucho más eficiente de la energía, que ahora es bidireccional, ya que el consumidor ahora puede ser productor». 

No obstante, los avances en digitalización dentro del sector empresarial llevan ritmos dispares. Como recuerda María Mendiluce, CEO de We Mean Business Coalition, «las pymes suponen el 90% del tejido empresarial en el mundo y contribuyen a más del 50% del PIB, por lo que es fundamental que reciban apoyo para adoptar medidas climáticas, ya que muchas veces no tienen los recursos de las grandes». Mendiluce, una de las 20 expertas más influyentes en sostenibilidad según Greenbizz, aboga por una apuesta decidida por la inteligencia artificial que les permita «mejorar la eficiencia, la logística, y las estrategias de abastecimiento».

Un reto en el que las compañías tecnológicas juegan ya un papel fundamental, como apunta Ana Pociña, gerente de Digitalización Verde de Telefónica. «Nuestro sector tiene una gran oportunidad a la hora de descarbonizar otras industrias, pero hay que intentar que nuestro impacto no haga efecto rebote; nuestra estrategia tiene por ello dos pilares fundamentales,  el objetivo de emisiones netas cero en 2040 y la gestión de los residuos». 

Pau Contreras (Salesforce): «[Las pymes] están abrumadas ante todo lo que hay que hacer. Es necesario un cambio cultural»

A ello se suma que, cada vez más, una gran parte del sector tecnológico asume su compromiso descarbonizador. Es el caso de Salesforce, una multinacional desarrolladora de software para empresas que integra la inteligencia artificial para que sus clientes la trasladen a sus cadenas de valor y sean más eficientes, obteniendo con ello un menor impacto sobre el medio ambiente. «Tenemos una solución que permite a las empresas medir su huella de carbono a partir de datos y usar la analítica para identificar eficiencias», explica Pau Contreras, VP Solution Engineering de Salesforce España. Y coincide: el mayor reto está en las pymes. «Están abrumadas ante todo lo que hay que hacer. Es necesario un cambio cultural», explica.

Se trata de una transformación cada vez más demandada por la ciudadanía, como recuerda Adrián Pérez, director de Sostenibilidad de Cabify. «Cada nueva generación exige exponencialmente más implicación con el planeta». Y recuerda que el esfuerzo empresarial está siendo cada vez más acorde con ese clamor. «Algunas compañías españolas incluso hemos ido por delante de esas expectativas de una tecnología limpia. Nuestra app, por ejemplo, es neutra en carbono». Y concluye: «Es una manera de dar a la sociedad lo que pide y contribuir a ese cambio de mentalidad».

Y las tecnologías son precisamente un factor esencial para el conocimiento, como apunta Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente: «La investigación e innovación han de ser nuestros aliados para dejar un modelo lineal que sobrepasa los límites del planeta, y la tecnología es un pilar del procesamiento de datos para analizar y monitorizar el clima y, por supuesto, para lograr procesos productivos más eficientes». Y concluye: «El proceso digitalizador es un gran desafío, pero no se puede olvidar nunca lo esencial: ahora, toca hacer más con menos».

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