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Renovarse o morir: la transformación del capitalismo

Ante un modelo socioeconómico manifiestamente obsoleto, según concluye el informe ‘Propósito y reinvención del capitalismo’, la sociedad espera y confía en que las empresas impulsen una transformación real y efectiva del sistema.

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Natalia Ortiz
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La incertidumbre se ha convertido en una compañera para la vasta mayoría de la población, ya que los acontecimientos que han tenido lugar durante el último lustro han puesto en jaque tanto a las personas como al planeta que nos da cobijo. Hablamos de la pandemia que paralizó el sistema económico a nivel mundial, de la ulterior crisis de la salud mental de la población, del contexto bélico con la Unión Europea como aliada clave, de la amenaza de recesión que ha afectado a los precios de productos básicos y por último, pero no por ello menos importante, de las secuelas del cambio climático cerniéndose sobre un sistema de capitalismo obsoleto.

Como afirma la sabiduría popular, hay que renovarse o morir. También lo creen los 1.004 encuestados de la segunda edición del estudio Propósito y reinvención del capitalismo, un proyecto llevado a cabo por la consultoría de sostenibilidad CANVAS con un ambicioso objetivo: encontrar las respuestas al debate sobre la transformación del sistema en el que vivimos y el papel de una ciudadanía activa, así como de las empresas y modelos económicos más sostenibles. Sin embargo, para resolver la incógnita de esta ecuación, es vital hacerse buenas preguntas.

El 77% de la ciudadanía cree que es necesario transformar el sistema hacia modelos más sostenibles

La primera pregunta activadora busca conocer la valoración de la población española respecto al sistema en el que se desenvuelve. El 77% de la ciudadanía cree muy o bastante necesaria la transformación de este sistema hacia modelos más sostenibles, resilientes e inclusivos, algo que encaja con sus principales ámbitos de preocupación: el 74,2% de los encuestados está intranquilo respecto a la economía, el 73,7% respecto a los problemas sociales y el 70,4% respecto a la crisis medioambiental. ¿Para resolver estas inquietudes? Tres prioridades clave: la lucha contra la pobreza y la desigualdad, el impulso a un desarrollo socioeconómico más equitativo y la lucha contra la corrupción, tres retos para los que se considera vital el papel de la educación, de la Unión Europea y de los medios de comunicación y redes sociales.

Si bien estos hallazgos presentan ligeras diferencias intergeneracionales, grosso modo los datos del estudio son similares en todos los grupos de edad. «Las cuatro generaciones analizadas dan un suspenso al sistema capitalista actual en más del 50% de los casos», indica el estudio. Tampoco se encuentran grandes variaciones en función del área geográfica de los encuestados, pero sí que hay una influencia del nivel socioeconómico.

La ciudadanía con un nivel adquisitivo bajo está más preocupada por los aspectos sociales, mientras que la población en la cima del escalafón socioeconómico prioriza el ámbito económico. Destaca también que, al analizar las inquietudes específicas, los perfiles de un nivel alto hacen referencia a «la protección de la biodiversidad, los ecosistemas naturales, el agua potable y los océanos», mientras que los ciudadanos con un nivel socioeconómico inferior se centran en «la lucha contra la corrupción y la evasión de impuestos». Citando al estudio, «como si de una pirámide de Maslow se tratara, las personas cuyas necesidades básicas se encuentran cubiertas en mayor medida, centran su mirada en problemas más globales».

Las cuatro generaciones analizadas dan un suspenso al sistema capitalista actual en más del 50% de los casos

La segunda pregunta activadora supone un acercamiento entre los intereses individuales y los modelos de negocio: «¿Qué espera la ciudadanía de las empresas con propósito?». Los resultados indican que el 57,7% de la población considera que estas compañías son necesarias para transformar y mejorar un sistema con carencias y el 70,7% defiende que todas las empresas deberían dar el paso hacia la sostenibilidad y la responsabilidad social. «La ciudadanía valora cada vez más a las empresas que se comprometen a resolver problemáticas actuales a través de su actividad, que actúen desde su propósito para convertirse en agentes regenerativos», declara Claudina Caramuti, cofundadora y directora de desarrollo de CANVAS.

Eso sí, para identificar a una organización con propósito, se deben cumplir ciertos requisitos: que la compañía responda y resuelva las necesidades sociales y ambientales allí donde está presente, que cuide de sus empleados o que trate con empatía a sus clientes y responda con proactividad ante sus reclamaciones, entre otros. Además, el 45,2% de la ciudadanía sostiene que las empresas con propósito deben centrarse en la creación de empleo y prosperidad. Se trata, sin embargo, de un enfoque desconocido, aunque cada vez menos: el 38,7% de los encuestados conoce el modelo de empresas con propósito (casi dos puntos más que en el estudio publicado el año anterior), elevándose la cifra al 45,2% en la generación millennial.

Apostar por la sostenibilidad, como indica la cofundadora y directora de desarrollo de CANVAS, no es rentable solo para el planeta y los ciudadanos concienciados, sino también para las propias empresas. «Uno de los beneficios es esa creciente cantidad de personas que valoran y conectan con las empresas que tienen un propósito y un modelo que aporta sostenibilidad al sistema», explica, a lo que añade que tal enfoque «se convierte en una forma de ser y actuar que aporta solidez y sentido, como un binomio cada vez más relevante en un mundo de vértigo que pierde significados». «Se trata de generar nuevas formas de estar en el mundo, compartir y trabajar en alianzas», afirma.

En tercera y última posición, el estudio Propósito y reinvención del capitalismo analiza qué está dispuesta a hacer la población para transformar el sistema. Distingue así tres grupos: la ciudadanía activa, que apoya y tracciona cambios con sus hábitos y decisiones; la ciudadanía convencional o mainstream, que es consciente de las problemáticas actuales, pero no puede o quiere participar en su resolución; y la ciudadanía inactiva, que no está concienciada respecto a estas cuestiones o que no tiene acceso a la información para poder activarse.

Isabel López Triana: «Una de cada cuatro personas responde a un perfil más activo con la sostenibilidad en cuanto hábitos y actitudes»

«El estudio refleja que una de cada cuatro personas responde a un perfil más activo con la sostenibilidad en cuanto hábitos y actitudes, y lleva habitualmente a cabo actividades de impacto positivo», señala Isabel López Triana, cofundadora y directora general de CANVAS. Este perfil se caracteriza por ciertos hábitos con un impacto constructivo para el planeta: por ejemplo, contratar energía verde, usar bombillas de bajo consumo, evitar el despilfarro de agua, reutilizar o reparar antes de adquirir nuevos bienes materiales, comprar productos con menos envases plásticos, priorizar los negocios de barrio frente a las grandes plataformas online y, por supuesto, escoger empresas con propósito. Hábitos que, por otro lado, no surgen de la nada: se aprenden gracias a la información de medios de comunicación (47,4%), foros online (46%), webs corporativas (38,9%), redes sociales (26%) y familiares o amigos (23,9%).

Con esto, López Triana reflexiona sobre la alta relación entre el perfil activo y la satisfacción a la hora de accionar, lo que revela «una alineación entre el decir-sentir-hacer, entre el nivel de hábitos de impacto positivo y el sentimiento de bienestar que les aporta su actuación. Esa coherencia da muchas pistas sobre lo que podemos hacer».

Como los datos indican, a la hora de construir estrategias sostenibles en el contexto socioeconómico actual, no podemos subestimar el valor de la divulgación. La gran mayoría de las personas quieren renovar el sistema para poder cuidar de la Tierra y de quienes la habitan, pero para lograrlo necesitamos hacernos preguntas para hallar respuestas, aprender de la evidencia y, sobre todo, apostar por la sostenibilidad.

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