Lucha a contracorriente para preservar el agua

Artículo

Jorge Ratia

@JorgeRatia

Ilustración

Matilda Lombas

«La materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma», concluyó Antoine-Laurent Lavoisier. Con esta sentencia del siglo XVIII se abandonó la antigua alquimia y se abrió paso la química moderna, que no hizo excepción con ningún tipo de sustancia, ni siquiera la más importante para la vida: el agua.

El agua de nuestro planeta es prácticamente la misma que lleva circulando desde hace cinco billones de años, a excepción de la pequeñísima fracción que ha conseguido escapar al espacio exterior. De momento, no hemos conseguido crearla, solamente transformarla, y por eso hemos de cuidarla tanto como podamos.

Se estima que para 2030, el 47% de la población mundial vivirá en áreas con estrés hídrico

Aunque más del 70% de la superficie terrestre es agua, y eso pueda alejarnos de la alarma y por ende de la misión de preservarla, solamente el 0,007% del total es potable, cantidad que se reduce año tras año debido principalmente al cambio climático, a la contaminación y a que no se distribuye en todos los territorios por igual. Asimismo, se estima que para el 2030, el 47% de la población mundial vivirá en áreas con estrés hídrico, es decir, que la demanda será más alta que la oferta. Estas cifras sí deben motivar el cambio, pues la gestión del agua nos afecta a todos, y se necesita un compromiso global, tanto individual como colectivo.

En el Día Mundial del Agua de 2023, los grandes líderes celebran la Conferencia del Agua de las Naciones Unidas, en la que se presentará la Agenda de Acción del Agua bajo el lema «sé el cambio». Con ella, se pretende alentar una aceleración de la acción global, dado que se debería ir cuatro veces más rápido para cumplir con el ODS 6 (agua limpia y saneamiento) a tiempo.

En España, que es uno de los países de la Unión Europea más afectados por el cambio climático, existen múltiples entidades públicas y privadas comprometidas con la lucha contra la crisis medioambiental y la preservación de los recursos naturales. El grupo Veolia, referente mundial de la transformación ecológica, impulsa el desarrollo sostenible de las ciudades mediante la gestión en las actividades de agua, residuos y energía. En este grupo está integrado Agbar, compañía que presta servicios de agua potable a más de 13,6 millones de personas en España. Con la base de la innovación, la digitalización, y el poder de las alianzas, Agbar propone una serie de soluciones para paliar los efectos de la crisis del agua, en línea con la Agenda 2030 y los ODS de Naciones Unidas.

Las «ecofactorías» de Agbar se autoabastecen a través de energía renovable para regenerar el agua y destinarla a nuevos usos

La primera solución recae sobre la circularidad y los recursos hídricos alternativos, como la regeneración. Este proceso consiste en dar un tratamiento adicional al agua residual depurada para convertirla en prepotable, o sea, aquella óptima para usos industriales, municipales, agrícolas y ambientales. En ese camino a la depuración, Agbar está convirtiendo sus plantas depuradoras en «ecofactorías». Son fábricas de recursos que se rigen por los principios de la economía circular y que cubren sus necesidades energéticas con recursos propios a base de biogás y energía solar. De este modo, se trabaja por regenerar agua para nuevos usos, valorizar los residuos para nuevos recursos, producir energías renovables y, por ende, generar un impacto positivo en el entorno. Por otro lado, entre las soluciones para garantizar el suministro de agua a las ciudades del futuro, el grupo apuesta por invertir de manera coordinada en infraestructuras que mejoren la sostenibilidad y la resiliencia. Paralelamente, la gobernanza también debe adaptarse a la planificación hidrológica a largo plazo para así actuar de forma eficaz y anticiparse a los periodos de sequía. 

Una de las acciones clave que demuestran el compromiso atiende el déficit hídrico del área metropolitana de Barcelona, donde Agbar impulsa la regeneración del agua y el aprovechamiento sostenible de recursos locales con un proyecto con fondos Next Generation y una inversión total de alrededor de 1.500 millones de euros. Actuaciones similares existen también en Murcia, donde se contribuye a paliar los efectos de la sequía en el Campo de Cartagena; o en las Islas Canarias, donde se está consiguiendo producir más de 4.000.000 m3 de agua regenerada al año para usos como el riego de campos de golf o de zonas verdes municipales. 

En definitiva, cuidar el agua que cubre la Tierra es esencial tanto para la salud del propio planeta como la del ser humano. Es por eso una tarea común velar por las acciones a contracorriente que promuevan la circularidad, la mitigación y adaptación al cambio climático y el progreso económico y social.