Reducir antes que compensar

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Jorge Ratia

@JorgeRatia

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Paloma Pérez

El planeta acaba de franquear un hito: ya viven 8.000 millones de personas en la Tierra; una cifra tan alta que casi escapa a la comprensión humana, especialmente si se compara con los apenas 2.000 millones de ciudadanos de hace cien años. Más allá del número simbólico, cruzar esta barrera probablemente dará pie a algunas reflexiones alarmistas sobre qué ocurre con los recursos o cómo impacta esto en el cambio climático causado, en gran medida, por la actividad humana.

Sin embargo, las demógrafas Melanie Channon, de la Universidad de Bath, y Jasmine Fledderjohann, de la Universidad de Lancaster, aseguran que 8.000 millones no son ni muchos ni pocos, sino simplemente un número. Es decir, el impacto no depende de cuántas personas vivan en la Tierra, sino de cómo lo hacen.

Reducir la huella ambiental es –y será– una responsabilidad compartida entre ciudadanos, instituciones y empresas. Todos deben caminar en la misma dirección para mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC y evitar así las peores consecuencias del cambio climático.

Una de las compañías pioneras en la dirección de la sostenibilidad es Coca-Cola, que desde 2010 ha conseguido reducir en España y en toda su cadena de valor casi un 46% sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Esta acción forma parte de un gran objetivo: el de alcanzar la neutralidad en carbono en 2040, diez años antes del límite que se marcó en Europa. «Hemos elegido centrarnos primero en reducir nuestras emisiones todo lo posible, desde los ingredientes que obtenemos, pasando por los envases que usamos hasta las bebidas que vendemos», afirma Carmen Gómez-Acebo, directora de Sostenibilidad en Coca-Cola Europacific Partners Iberia. «Cuando no podamos reducir más, solo entonces optaremos por proyectos validados para eliminar las emisiones de GEI de la atmósfera. Y estas compensaciones serán solo temporales, hasta que se puedan implementar nuevas iniciativas para seguir reduciendo», añade.

Desde 2010 Coca-Cola ha conseguido reducir casi un 46% sus emisiones de gases de efecto invernadero

Convencida de que proteger el futuro del planeta es imprescindible y de que la acción es urgente, Coca-Cola seguirá reduciendo sus emisiones en cinco áreas prioritarias: envases, ingredientes, operaciones, equipos de frío y transporte. Y lo hará apostando por la ecoinnovación, la energía verde y eléctrica en sus vehículos y plantas, y trabajando de la mano de sus proveedores para contribuir a reducir sus emisiones, aquellas sobre las que no tiene control directo

Estos cambios no solo se generan en las instalaciones industriales, sino que los consumidores pueden verlo directamente en los puntos de venta. Desde octubre de 2022, las botellas de plástico de Coca-Cola incluyen un tapón unido al envase para facilitar la recogida y el reciclaje completo, el cual contiene un 100% de rPET (plástico reciclado) en la botella PET de 500 ml. Con esta medida, Coca-Cola se adelanta a los nuevos requisitos europeos sobre plásticos de un solo uso, que entrarán en vigor en julio de 2024, y también se acerca a la meta de recoger, para 2030, el 100% de los envases que venden. Si la marca ha estado más de cien años apostando por el rojo que tanto la caracteriza, la última década se ha comprometido también con el verde; que no se ve en la etiqueta, pero sí en sus decisiones. Todos los ingredientes agrícolas y materias primas con los que se elabora Coca-Cola provienen de fuentes sostenibles y el 100% de la energía eléctrica que utiliza en sus plantas en España procede de fuentes renovables.

Así, grandes y pequeñas empresas, junto con instituciones y ciudadanos, trabajan por revertir el cambio climático. ¿El fin? Que, dentro de varios siglos –y tanto si se han superado los 9.000 millones de terrícolas o se ha vuelto a los 7.000– se pueda seguir viviendo en el planeta de forma digna y respetuosa.