Una brújula con rumbo al futuro
Más allá de las iniciativas aisladas para reducir el impacto en el medio ambiente y la sociedad, la magnitud del reto climático demanda estrategias que guíen a las compañías hacia un futuro sostenible desde el seno de su actividad corporativa.
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COLABORA2022
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Ante una sociedad cada vez más comprometida con el reto climático que afrontamos, es más que evidente que tan solo el esfuerzo colectivo, aplicado desde distintos ángulos, logrará paliar el desgaste que experimenta el planeta. Revertir la degradación del medio ambiente precisa la acción no solo de instituciones y gobiernos, también del tejido empresarial y los propios ciudadanos, que además son los principales afectados de la crisis ambiental. No obstante, se trata de una labor especialmente compleja, pues atañe a todo el conjunto de la sociedad desde los pequeños hábitos cotidianos hasta las más innovadoras tecnologías. Por eso, la coordinación es la clave del éxito.
Ana Palencia: «Con ‘Compass’ nos hemos propuesto llevar nuestro negocio y la forma de hacer negocios más lejos que nunca»
Con el objetivo de liderar esta transformación en su propio sector y sentar las bases para que otras compañías se sumen a la transición sostenible, Unilever ha puesto en marcha Compass, una renovada estrategia a nivel global para contribuir de forma activa a la protección del planeta, la salud de las personas y la construcción de un mundo más justo. Se trata de una suerte de brújula que sitúa la sostenibilidad en el epicentro del negocio y cuyo norte apunta hacia el futuro sostenible. Así, la estrategia integra el equilibrio ambiental y social en el core-business de la compañía y marca directrices claras.
«Con Compass nos hemos propuesto llevar nuestra compañía y la forma de hacer negocios más lejos que nunca. Nuestra estrategia corporativa marca los pasos a seguir para convertir esta ambición en una realidad, promoviendo un estilo de vida sostenible en nuestro día a día», explica Ana Palencia, directora de Comunicación y Sostenibilidad de Unilever, sobre un plan que viene a continuar la senda marcada en 2010 por la compañía a través del Plan Unilever para una Vida Sostenible (USLP por sus siglas en inglés) y que está acompañado de una inversión cercana a los 1.000 millones de euros en proyectos para proteger y recuperar tanto el clima como la naturaleza.
Estrategias como la lanzada por Unilever, servida en forma de hoja de ruta, vienen a enterrar definitivamente la falsa dicotomía entre sostenibilidad y beneficio económico que tendía a percibirse en el ámbito empresarial. «Aquellas empresas que están apostando por la sostenibilidad y que están desplegando modelos duraderos orientados a un propósito, priorizando a las personas y al planeta, están viendo recompensados sus esfuerzos con resultados muy positivos», asevera Palencia sobre el creciente número de compañías que trabajan para mejorar la vida de los ecosistemas en los que operan, desde clientes y proveedores hasta empleados y comunidades. Estas corporaciones están dando respuesta a los impactos y consecuencias que derivan de sus operaciones a la vez que se asocian con otros actores clave, desde sus propios competidores hasta la sociedad civil o los gobiernos, para abordar los grandes desafíos mundiales como lo es el cambio climático.
Un 83% de los consumidores reconoce decantarse antes por un producto acreditadamente sostenible
Pero la sostenibilidad no solo resulta en mejores beneficios, también constituye un factor de liderazgo más que evidente: «Es más que una estrategia a nivel negocios; define cómo debe ser el liderazgo empresarial por el que transitemos no solo compañías, sino administraciones y sociedad». Según estudios recientes llevados a cabo por la propia multinacional, un 92% de los clientes intentan que su día a día sea más sostenible, mientras que un 89% asegura preocuparse personalmente por el estado del planeta. No son las únicas cifras llamativas: un 83% de los encuestados reconoce decantarse antes por un producto acreditadamente sostenible que por otro que no lo sea. «El consumidor es, cada vez más, un ciudadano sensibilizado, consciente de la realidad que le rodea, exigente con las marcas que adquiere y consume y que, por lo tanto, le definen. Más activista que nunca, demanda sostenibilidad y penaliza a aquellas compañías que no hacen bien las cosas», desarrolla Palencia.
El futuro del plástico
Dentro de este replanteamiento corporativo, uno de los temas que más se repite es el del plástico, material esencial en la mayoría de industrias y cuyo futuro en un mundo sostenible es a veces discutido. Es precisamente por este motivo por el que la estrategia Compass sitúa al plástico en el centro de sus medidas. «Desde Unilever trabajamos en la estrategia de optimización del uso del plástico bajo la premisa No plástico, mejor plástico y menos plástico; esto implica usar menos plástico, asegurar que los productos sean reciclables y evitar el material siempre que sea posible. Eliminar por completo su uso es ahora mismo muy difícil, pero, por ello, ideamos nuevas maneras de reducirlo y reciclarlo», relatan desde la multinacional. Estas intenciones ya han cristalizado en avances tangibles, como muestra el hecho de que el 53% de los envases de Unilever sean de plástico reutilizable, reciclable o compostable, o que en 2021 ya haya conseguido reducir la huella total de envases de plástico virgen cerca de un 16%, pasando de 711.000 toneladas en 2018 a 599.000 toneladas en 2021.
Son algunos de los avances dentro de una estructuración compleja y al mismo tiempo necesaria que Unilever ha acometido para abrir camino. Ese es el propósito de una brújula como Compass, un plan que busca situar a la compañía en el futuro y mostrar el rumbo para el resto del tejido empresarial nacional e internacional. Inversiones, medidas y, en definitiva, cambios para revertir la situación y alcanzar una sostenibilidad que pasa por un esfuerzo colectivo y coordinado.
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