Medio Ambiente

Diez destrozos medioambientales que (desgraciadamente) hicieron historia

Desde que comenzara la Revolución Industrial a finales del siglo XIX, la intensa actividad del ser humano ha llevado al planeta a emprender un vertiginoso viraje de degradación de la mano de auténticas catástrofes medioambientales. Estas son las diez que han pasado a la historia.

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07
mayo
2021

Hace aproximadamente 150 años que el planeta Tierra empezó a dejar de ser un paraíso natural para emprender un vertiginoso viraje de degradación que ha ido escalando hasta situarnos en una situación muy comprometida. Podría decirse que el primer gran desastre medioambiental que sacudió a nuestro hogar planetario fue, paradójicamente, provocado por el mismo hecho que marcó el despegue de nuestro desarrollo tecnológico: la Revolución Industrial de finales del siglo XIX. Con ella llegó el uso masivo de los combustibles fósiles a lomos de la máquina de vapor, desatándose una espiral de agresiones –algunas intencionadas, otras accidentales– al medioambiente. Quizá el primer desastre para el planeta fue, precisamente, el ser humano. Este es el ranking de los diez destrozos medioambientales provocados por nuestras manos.

Bombardeos de Hiroshima y Nagasaki (1945)

La locura humana llevada hasta su máxima expresión y auspiciada por los mejores científicos de la época. Una carta de Albert Einstein dirigida al presidente estadounidense Roosevelt fue el desencadenante del interés de Estados Unidos por el potencial armamentístico de la energía nuclear, y germinó en el proyecto Manhattan. Cada una de aquellas bombas, equipadas con 15 kilotones de destrucción, arrasó cono todo lo que encontró a su paso en varios kilómetros a la redonda. Además de los miles de muertos (la cuenta superaba ya los 220.000 a finales de 1945), flora y fauna se vieron gravemente afectadas durante décadas por el hongo de la detonación, que dispersó las partículas radiactivas por aire, suelo y agua. 

Niebla tóxica de Londres (1952)

Un invierno particularmente frío y el abuso de las calefacciones alimentadas por carbón estuvieron detrás del grave episodio de inversión térmica que tornó el aire de la capital británica en irrespirable y llegó a provocar 12.000 muertes. Para la historia quedó la explicación que el primer ministro, Winston Churchill, dio al fenómeno: «Es el clima, es una cosa de Dios. Nada se puede hacer sino esperar a que la niebla se disipe».

Deforestación del Amazonas (1970-presente)

La selva tropical más grande del planeta lleva décadas convertida en un gran supermercado al que todo el mundo acude a abastecerse sin medida. La inmensa riqueza de la Amazonía es, al mismo tiempo, su perdición. La industria maderera, el aceite de palma o, especialmente, explotaciones agrícolas y ganaderas, están esquilmando este pulmón natural a un ritmo escalofriante: 70 millones de hectáreas de selva se han perdido en los últimos 30 años.

Escape químico en Bhopal (1984)

Una fuga de gases tóxicos en un tanque de la compañía india de pesticidas Union Carbide India Limited (UCIL) causó uno de la catástrofe industrial más grande de la historia. La nube venenosa provocada por estos elementos cubrió el área y acabó con la vida de 20.000 personas y miles de animales. Los que no murieron, se enfrentaron a cegueras, parálisis, dificultades respiratorias y trastornos neurológicos. Desde la fatídica fecha del accidente, cada 3 de diciembre se conmemora en todo el mundo el Día Mundial del No Uso de Plaguicidas.

Desastre nuclear de Chernóbil (1986)

La explosión del reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil, en la actual Ucrania, durante una prueba de corte eléctrico tiene el siniestro honor de ser considerado el mayor desastre nuclear de la Historia. Un accidente fruto de un error humano y amplificado por una catastrófica gestión de la crisis por parte de los responsables políticos del régimen soviético. Las consecuencias de la radiación fueron devastadoras, tanto para la salud de las personas –no hay cifras oficiales, pero algunas estimaciones hablan de mas de 200.000 muertes (la mayoría de cáncer) a corto y largo plazo– como para el medio ambiente. Popularizada por la serie homónima de HBO, la zona sigue siendo un foco de radiación cuyos fantasmagóricos escenarios lo han convertido en polo de atracción de turistas amigos del riesgo.

Naufragio del Exxon Valdez (1989)

Otro grave desastre petrolífero fue ocasionado por el naufragio del barco norteamericano Exxon Valdez en aguas de Alaska. Su hundimiento provocó el vertido de 41,6 millones de litros de crudo, lo que se tradujo en 2.100 kilómetros de costa contaminados y más de 150.000 animales muertos. Además, puso en serio peligro la cadena alimenticia de todo el ecosistema. Miles de aves, nutrias, marsopas, leones de mar, ballenas y otras especies se vieron afectadas.

Incendios de los pozos de petróleo de Kuwait (1991)

El incendio de 700 pozos de petróleo provocado por el ejército iraquí en su retirada de Kuwait se convirtió en una de las grandes imágenes de la Primera Guerra del Golfo. Pero, más allá de la espectacularidad de las lenguas de fuego cubriendo el cielo de una densa humareda negra, aquella táctica militar de tierra quemada tuvo un terrible impacto medioambiental. Se estima que seis millones de barriles diarios ardieron en aquel incendio que tardó ocho meses en ser sofocado por completo.  En los noventa, el presiente de la Organización Meteorológica Mundial afirmó que los gases producidos generaron cambios climáticos, provocando varias inundaciones en China. «Lo que es seguro es que estos incendios han incrementado la emisión de gases que aumentan la temperatura e la atmósfera», resolvió en su momento.

Explosiones de Jlin (2005)

Una serie de detonaciones en una fábrica petroquímica china hizo que se vertieran grandes cantidades de benceno y de nitrobenceno en las aguas del río local, el Songhua. La proporción de benceno, sustancia altamente cancerígena, superó 100 veces los niveles máximos tolerables el día de la explosión. Sus efectos persisten hoy en un río que abastece de agua a Harbin, una de las mayores ciudades de China.

Derrame de crudo en el golfo de México (2010)

La explosión de una plataforma petrolífera de British Petroleum (BP) en el golfo de México, a escasos 75 kilómetros de la costa de Luisiana, propinó un terrible golpe a la biodiversidad marina del área. Se llegaron a derramar 4,9 millones de barriles de crudo en las aguas del océano Atlántico en este accidente que se considera el mayor de estas características acontecido hasta la fecha. Todavía hoy siguen en peligro los delfines –muchos de ellos tienen dificultades pulmonares–, las tortugas –el 20% de las hembras murieron debido al lodo– y las aves, de las cuales un millón perecieron.

Accidente nuclear de Fukushima (2011)

Japón repitió como escenario de desastre nuclear radiactivo con la explosión del reactor de una de sus centrales nucleares. El efecto dominó de un terremoto y un tsunami actuando de forma consecutiva provocó un desgraciado resultado al anular el segundo –las olas superaron los muros de contención e inundaron los generadores de emergencia– las medidas que los protocolos de seguridad habían activado para neutralizar los efectos del primero. Murieron más de 1.200 personas. Algunos expertos señalan que el propio emplazamiento de la central, situada junto al mar, fue el primer gran error conceptual que provocó el desastre. Diez años después, se estima que aun hay más de un millón de metros cúbicos de agua radiactiva acumulada en la zona, además de restos de uranio y residuos fundidos.

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