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Los cimientos naturales del universo digital

El creciente mundo digital puede parecer un espacio etéreo e infinito. Sin embargo, su supervivencia (al igual que la nuestra) depende del delicado equilibrio de la naturaleza.

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Yvonne Redín
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Hacer una videollamada desde Madrid a Nueva York, acceder a una base de datos infinita en cuestión de segundos o disponer de una cantidad ilimitada de música a golpe de un solo clic. El continuo desarrollo que ha experimentado la tecnología en los últimos años ha terminado por virtualizar todos los aspectos del día a día, desde el ocio hasta la propia administración de la sociedad. Una nueva era, la digital, que es toda una revolución para muchos sectores, especialmente para un ciudadano que disfruta de mayor accesibilidad e independencia. Todo parece indicar que la sociedad en su conjunto ha entrado en un nuevo mundo independiente del anterior y, sin embargo, este nuevo hábitat digital continúa siendo totalmente dependiente del natural. Es cierto que donde antes había folios y cuadernos ahora hay nubes y ordenadores, pero también lo es que estos dispositivos no dejan de estar hechos con minerales, plásticos y otros materiales similares. Es evidente que ha habido un cambio en el software bajo el que se organiza la sociedad, pero lo que se necesita para disponer del hardware continúa siendo lo mismo.

Ha habido un cambio en el ‘software’ de la sociedad, pero lo que se necesita para el ‘hardware’ continúa siendo lo mismo

La industria tecnológica no parece en absoluto exenta de asumir los mismos compromisos con el entorno que otros sectores menos modernos, y es que pese a que su impacto en el medioambiente continúa siendo menor al de otras industrias, las nuevas tecnologías se han convertido ya uno de los factores causantes del calentamiento global y su contribución se estima alrededor de un 2,5% del total de emisiones de gases de efecto invernadero. En este sentido, estudios recientes apuntan a que los cientos de millones de ordenadores y televisiones que nunca se apagan por la noche en los hogares y oficinas de todo el mundo suponen casi un 40% del citado porcentaje, seguidos de cerca por las comunicaciones móviles y las redes de área local.

Pero, además del problema climático, la posible escasez o desaparición de algunos recursos esenciales afectaría gravemente a la sostenibilidad del sector. Si el planeta continúa sufriendo los excesos del modelo de consumo y producción actual, todo lo que la tecnología ha ido edificando a lo largo de los años correrá el riesgo de desaparecer. Un blackout o apagón tecnológico con unas consecuencias que, en un mundo tan digitalizado, alcanzarían a todas las capas y sectores sociales. Evitarlo dependerá, en gran medida, del compromiso del sector a la hora de avanzar hacia la máxima sostenibilidad posible. La sociedad, que no es ajena a esta situación, es la primera en demandarlo. «Una de nuestras principales conclusiones es que el impacto sostenible es un imperativo empresarial cada vez mayor. Nuestros clientes nos piden que ofrezcamos algo más que buenos productos y servicios: buscan que las empresas lideren la gestión medioambiental y la justicia social», afirma Helena Herrero, presidenta de la región sur de Europa de HP, una de las compañías con mayor historia y prestigio del sector.

Precisamente desde HP se han propuesto marcar la hoja de ruta para que otras tecnológicas comiencen a alinear su crecimiento con la preservación del entorno, aspecto indispensable para el cumplimiento de ese primer objetivo. Y es que en 2021 se alcanzaron 3.500 millones de dólares en ventas vinculadas a sus objetivos de impacto sostenible, más del triple que el curso anterior. Así, el gigante americano ha puesto en marcha una serie de medidas que favorezcan su transición hacia una empresa totalmente sostenible. En este sentido, HP ha reducido su huella de carbono en un 9% en comparación con 2019, y tiene el propósito de acelerar los esfuerzos para reducir el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030 y lograr el cero neto de GEI para 2040. Objetivos ambiciosos que, de ser seguidos por el resto de compañías que conforman el sector, tendrían un impacto más que favorable sobre la situación climática actual. Por otro lado, tal y como mostraban los datos anteriormente citados, la energía que consumen los productos tecnológicos es uno de los factores que más contribuyen a su huella. Por este motivo, HP ha reducido las emisiones por el uso en un 39% en comparación con 2015.

En 2030, tres cuartos de todo lo que produzca HP se hará con materiales reutilizados, reciclados y reciclables

Sin embargo, si hay algo en lo que los productos tecnológicos se igualan a los de otros sectores es en lo que refiere a packaging y embalajes, aspecto en el que los recursos naturales resultan imprescindibles y sobre los que su escasez tiene también un impacto grande: resulta esencial optimizar su uso. Conscientes de ello, HP se ha comprometido a alcanzar el 75% de circularidad en 2030 no solo para sus embalajes, sino también para sus productos. Esto significa que tres cuartos del contenido de todo lo que produzca HP procederá de materiales reciclados y renovables, así como de productos y piezas reutilizados. Son cambios que requieren de esfuerzo, pero cuyo impacto es infinito a la hora de garantizar la supervivencia del modelo económico en el medio y largo plazo.

Mediante este tipo de medidas, el gigante tecnológico sienta un precedente en lo que refiere a compromiso medioambiental por parte de la industria tecnológica. Una industria cuyo desarrollo ha abierto un nuevo mundo en lo que refiere a servicios pero que, como no puede ser de otra manera, continúa inevitablemente ligado al mundo real, ese del que se obtienen los recursos. Una cuestión fundamental que hace a esta industria partícipe absoluta de la protección del medioambiente no ya solo por un compromiso con la sociedad, sino también por una cuestión de supervivencia empresarial. Si no se frena el cambio climático, el error en el servidor será general. Está en nuestras manos evitarlo.

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