Medio Ambiente

Un ecologismo lejos de ideologías

El cambio climático corre el riesgo de convertirse en otra trinchera de la polarización política. Sin embargo, y por nuestro propio bien, este es un problema al que todos deben hacer frente, independientemente del partido político al que votemos. Oikos, un nuevo ‘think tank’ español, busca precisamente transformar el discurso verde hacia uno que trascienda el eje izquierda-derecha.

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08
junio
2022

Fue una de las mujeres más influyentes de su tiempo. Durante más de una década, llevó con mano dura las riendas del Reino Unido. No en balde, Margaret Thatcher era conocida como la dama de hierro. Al frente de un Gobierno conservador, privatizó un buen número de empresas, suprimió ayudas públicas y subvenciones, se enfrentó a los sindicatos, plantó cara al comunismo en los últimos años de la Guerra Fría y –con su característico aplomo– frenó los pies de los militares argentinos que, bajo órdenes del dictador Galtieri, desembarcaron en Las Malvinas con la intención de recuperar las islas (un hecho, dicho sea de paso, que le hizo recuperar respeto y con el que restauró el orgullo británico).

Los hitos del thatcherismo son bien conocidos a estas alturas de la Historia. Lo que en cambio no se nombra tanto es la firme defensa que hizo del medio ambiente. Ya a finales de los años 80 declaró que el aumento de la población, el mayor uso de combustibles fósiles, el metano y los nitratos que producían la modernización agrícola y la deforestación habían dado lugar a un enorme aumento del dióxido de carbono en la atmósfera, según se había comprobado.

Así lo cuenta Charles Moore, periodista y biógrafo de Thatcher. No solo eso, sino que tal y como reconocía el por entonces Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, «fue uno de los primeros líderes mundiales que emitieron una advertencia sobre los efectos del cambio climático y llamaron a la acción en la Asamblea General de la ONU». La actitud de Thatcher demuestra que la defensa medioambiental y el ecologismo no tienen ideología. O, al menos, no deberían.

Ana Palacio: «Flaco servicio le hacemos al planeta si lo convertimos en religión, que es lo que se está haciendo actualmente»

Porque de lo contrario, corremos el riesgo de perder fuelle en una causa que nos atañe a todos. No debemos olvidar que el planeta es un bien común. «Flaco servicio le hacemos si lo convertimos en religión, que es lo que se está haciendo; empezamos a moralizar a los combustibles, y hay combustibles buenos y malos», opina Ana Palacio, la que fuera ministra de Asuntos Exteriores entre 2002 y 2004, bajo el gobierno del Partido Popular. Desde su punto de vista, para avanzar «necesitamos salir del dogma verde» y poner en marcha un «activismo de descarbonización» porque «el verdadero objetivo son los gases de efecto invernadero».

Así se expresaba el pasado martes 7 de junio en la presentación de Oikos, un think tank que defiende un ecologismo que trascienda al eje izquierda-derecha. Son muchas las voces que opinan que faltan ideas claras en torno al debate del cambio climático y la transición energética, y abogan por un discurso coherente y articulado. Hace falta, como señalaba Palacio, «claridad frente a la confusión, un debate razonado frente al dogma y un marco de referencia».

Fue bajo esas premisas cuando Toni Timoner y Luis Quiroga decidieron fundar este centro de expertos, tras vivir una temporada en Londres y darse cuenta de que, en España, la defensa del ecologismo y protección del medio ambiente está muy polarizada. Su objetivo: conseguir que estos valores dejen de estar asociados con una única ideología o partido político. Para eso, el primer paso es mostrar «la oportunidad económica que [esto] supone», dijo Timoner. «El centro derecha puede ganar elecciones y crear una ideología que permita que los votantes se sientan cómodos siendo ecologistas».

El primer paso para conseguir que los valores verdes dejen de estar asociados a un único partido es mostrar la oportunidad económica que supone

Hace falta cambiar el enfoque del discurso y hacer que las políticas medioambientales dejen de interpretarse como frenos al desarrollo económico. De hecho, en países como Reino Unido, como explicó Sam Hall, director del think tank Conservative Environment, los mensajes sobre cambio climático que lanza el Partido Conservador se centran en resaltar las oportunidades económicas para las empresas, como la producción de hidrógeno, la captura de carbono o la financiación verde. Las cifras lo avalan: «desde 1990, las emisiones en Reino Unido han caído un 40%, la economía ha crecido un 78% y hay 200.000 empleados en economía verde». No solo eso, sino que el Gobierno de Boris Johnson espera crear otros 250.000 nuevos puestos para 2030.

¿Qué hace falta entonces para que se produzca este cambio en España? Habría que empezar siendo «estratégicos a la hora de entrar en el debate eligiendo bien tus temas», uno de los cuales es «hacer frente a la pobreza intelectual en la narrativa medioambiental», opinó Quiroga. «En España hay cierto escepticismo a que sea posible ser verde y ganar dinero». Por eso, desde Oikos quieren demostrar que se puede defender el ecologismo creando empleo y riqueza.

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