Cultura

Hipatia de Alejandría, una mujer por la ciencia y la tolerancia

Hipatia, considerada la primera matemática de la historia, logró desarrollar y compartir su pensamiento filosófico y sus conocimientos científicos hasta su brutal asesinato a manos de un grupo de fanáticos religiosos.

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07
marzo
2022
‘Hipatia’ (1908), por Jules Maurice Gaspard.

Una mujer de mediana edad regresa a su hogar vigilada por un grupo de hombres en cuyas miradas no se advierten buenas intenciones. A punto de llegar a su casa, rodean a la mujer, obligándola violentamente a abandonar el vehículo en que hasta entonces se desplazaba. La escena es lo suficientemente sobrecogedora para recordarnos muchas de las agresiones que las mujeres siguen sufriendo a día de hoy, pero en este caso pertenece a un pasado lejano, concretamente al mes de marzo del año 415: la mujer, Hipatia de Alejandría, fue arrastrada por el grupo de hombres hasta una iglesia cercana, desnudada y, posteriormente, descuartizada mediante el uso de tejas y conchas de ostra; finalmente, sería incinerada en una hoguera.

Considerada como una de las primeras científicas y matemáticas de las que la historia ha dejado constancia, así como una prestigiosa maestra de la escuela filosófica neoplatónica, Hipatia también logró realizar importantes contribuciones a la astronomía. Si bien conocemos la fecha en que fue brutalmente asesinada, no hay datos que confirmen la fecha exacta del nacimiento de la alejandrina. Es lo que hace que hablemos de una mujer de mediana edad en contra de la imagen de mujer joven que, llevado por una inevitable mitificación romántica, legó en un lienzo a la posteridad el pintor prerrafaelita Charles William Mitchell en 1885. Según diversas fuentes históricas, la edad de Hipatia en el momento de su asesinato oscilaría entre los 40 y los 50 años.

De su vida y obra dan fe las referencias escritas de sus numerosos discípulos, así como las de historiadores y filósofos de la época. Gracias a ellas sabemos que tuvo la oportunidad de estudiar desde su más temprana juventud por ser hija de Teón, un matemático y astrónomo griego que ejercía de profesor entonces en el Museo de Alejandría. No obstante, si bien Hipatia comenzó su carrera científica acompañando a su padre en sus estudios, pronto se convirtió en colaboradora indispensable de los mismos, comenzando a superarlo en capacidad de análisis y observación.

Hipatia abrazó el neoplatonismo, cuya principal contribución fue dejar de considerar a la Tierra como centro del universo

Teón escribió numerosos «comentarios» a las obras más relevantes de la época en los campos de las matemáticas y la astronomía. Hipatia actuó de igual forma: suyos son textos como el Comentario de la Aritmética de Diofanto, que impulsó el álgebra creando signos matemáticos que simplificaban sus cálculos. En el –entonces primivito– ámbito de la astronomía, Hipatia también realizó un exhaustivo análisis matemático de los movimientos de los astros descritos anteriormente por el científico Tolomeo en su Canon astronómico, confeccionó un planisferio celeste que permitía cartografiar diversos astros y diseñó un astrolabio para medir la posición de las estrellas, los planetas y el Sol. La alejandrina llegó a interesarse también por la mecánica, llegando a desarrollar un aparato para la destilación del agua, un hidroscopio que permitía medir el nivel del agua y un hidrómetro que determinaba el peso específico de los líquidos.

Las ideas filosóficas de Hipatia tampoco son desdeñables. Habiendo obtenido la cátedra de filosofía platónica, la científica abrazó el neoplatonismo, cuya principal contribución científica fue dejar de considerar a la Tierra como centro del universo y sustituirla por el Sol; esto es, en gran medida, lo que llevaría al heliocentrismo desarrollado por Copérnico siglos después. Asimismo, el neoplatonismo propugnaba el acceso libre al conocimiento por parte de todas las personas, independientemente de su género, su credo y su clase social. Hipatia aplicó esta máxima, llegando a contar con un nutrido grupo de discípulos que diferían unos de otros por seguir diversas creencias religiosas.

Es en esta influencia de Hipatia sobre la sociedad de la época –especialmente debido a sus renovados métodos de enseñanza– donde podemos encontrar el origen de su vil asesinato. Entre sus discípulos se encontraba Orestes, prefecto cristiano de Alejandría, que defendía la convivencia entre religiones, pero a finales del año 412, Cirilo, el nuevo obispo de la ciudad, impuso una visión radical del cristianismo que rechazaba cualquier otro dogma. Pronto, los enfrentamientos entre grupos de diferentes creencias se intensificaron, y Cirilo, que veía como una amenaza la influencia de Hipatia entre los altos cargos de la política municipal, la acusó de utilizar la magia negra para propagar el ateísmo.

Tales difamaciones inflamaron los ánimos hostiles hacia la científica y provocaron el brutal ataque que terminó con su vida a manos de un grupo de cristianos radicales. El fanatismo se impuso entonces a la tolerancia y la búsqueda incansable del conocimiento racional que Hipatia defendió a lo largo de su vida. Su muerte supuso la inmersión social en una peligrosa época de oscurantismo.

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