Biodiversidad

¿Luchan las empresas contra el maltrato animal?

Tras el vídeo difundido por una oenegé que mostraba la crueldad animal en una empresa de experimentación científica, las dudas acerca de un trato adecuado vuelven a surgir. ¿Estamos, realmente, avanzando en esta lucha?

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18
febrero
2022

En la actualidad, la Unión Europea es el máximo representante mundial de la lucha contra la utilización de animales en laboratorios. Con una posición altamente restrictiva, Bruselas llevó a cabo en 2013 una serie de medidas –adoptadas cuatro años antes en el Reglamento Europeo sobre productos cosméticos– que prohíben definitivamente llevar a cabo ensayos con animales para la fabricación de cualquiera de los productos comercializados por la industria cosmética. A ello se suma la versión consolidada del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que reconoce a los animales como seres sensibles y establece la obligatoriedad de respetar las exigencias del bienestar animal en todo proceso relativo a la investigación y el desarrollo tecnológico. España, siguiendo la normativa, estableció a su vez las reglas básicas a aplicar para la protección de los animales utilizados con fines científicos. En la práctica, por tanto, a pesar de la necesidad de experimentar con animales para cuestiones tan necesarias como la investigación sanitaria, el trato a dichos animales en los laboratorios debe evitar cualquier práctica susceptible de considerarse maltrato.

Nuestro país es, al fin y al cabo, uno de los más avanzados en el estricto control de las prácticas que puedan vulnerar la protección animal en investigaciones. Y lo es en base a actuaciones como la de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), que impulsó una normativa de transparencia en la experimentación científica con animales ya en el año 2016. Desde entonces, los avances en este terreno no se han hecho esperar: las empresas de investigación que operan en nuestro territorio emplean ya casi un 50% menos de animales que hace 10 años.

Las empresas de investigación en España han reducido el uso de animales en un 50% en los últimos 10 años

No obstante, a pesar de todos los esfuerzos realizados en este campo, el año pasado saltaron las alarmas tras la denuncia expresa de Cruelty Free International, que a su vez difundió un vídeo grabado en el laboratorio de una empresa biotecnológica. Las imágenes mostraban supuestos momentos de extrema crueldad hacia los animales utilizados en los laboratorios madrileños de la empresa Vivotecnia, que había suscrito, junto a otras 143 organizaciones de experimentación científica, el Acuerdo de Transparencia impulsado por COSCE. La compañía inició de inmediato una investigación para esclarecer los hechos y solicitó una inspección voluntaria a las autoridades competentes de la Comunidad de Madrid en materia de bienestar animal.

El caso va más allá de lo mediático, llegando a despertar grandes sospechas acerca de los esfuerzos normativos de los Estados y de las propias empresas; el maltrato animal, al fin y al cabo, parece seguir siendo una realidad incluso en los sectores más estrictamente fiscalizados. Mientras algunos aún consideran la protección animal como una capa de maquillaje ético corporativo, no pocos califican de boutade el nuevo Código de Protección y Bienestar Animal, que reconoce a los animales como «seres sintientes» y no como «cosas». La realidad, sin embargo, es que la protección de los animales está íntimamente relacionada con factores tan relevantes para la sociedad como nuestra propia salud, la resistencia a los antibióticos, el cambio climático o el desarrollo de pandemias.

Un ejemplo práctico de cómo influye el bienestar animal en la productividad empresarial es el del Grupo Chiavassa argentino, dedicado a la producción láctea: la compañía, tras implementar en sus granjas una serie de medidas que propiciaban el confort de las vacas –ofreciéndoles camas de compost orgánico, facilitándoles sesiones de enfriamiento antes de cada ordeño para vencer su estrés térmico y creando galpones más amplios– la producción láctea se duplicó, mejorando, de paso, la calidad del producto. No en vano, la compañía fue reconocida con el Premio Emprendedor Agropecuario BBVA Francés 2016. Su apuesta por el confort animal, por tanto, no ha mermado su eficiencia productiva, sino que la ha mejorado redundando, además, en el imprescindible cuidado del medio ambiente; es decir, en nosotros.

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