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«La automoción vive la mayor transformación en sus 100 años de historia»

El director general de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), José López-Tafall, analiza los retos y las oportunidades a las que se enfrenta un sector clave en la transición ecológica y, también, en la recuperación económica.

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Frenar la crisis climática es hoy uno de esos retos ineludibles que debemos de afrontar con la máxima urgencia. Esto nos obliga a replantearnos un sinfín de aspectos en nuestra vida cotidiana, y uno de ellos es la movilidad, uno de los sectores que más gases de efecto invernadero emiten. Conversamos con José López-Tafall, director general de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), sobre los retos y oportunidades que aparecen a la hora de electrificar la movilidad, una realidad que ya es tangible en muchos países europeos como Noruega o Alemania, pero que en nuestro país apenas comienza a despegar.

Aunque actualmente uno de cada 10 turismos vendidos en España es eléctrico, la venta de este tipo de vehículos ha crecido menos –casi la mitad– que en otros países europeos. ¿A qué cree que se debe esta diferencia? ¿Cómo se espera que evolucione el mercado de estos automóviles en los próximos 10 o 20 años?

España, en comparación con otros países de la región, muestra un avance más lento tanto en el desarrollo de infraestructuras de recarga como en la demanda de vehículos electrificados (pese al incremento de la oferta en el mercado). Según el Barómetro de la Electromovilidad de ANFAC del tercer trimestre de 2021, nuestro país obtiene 41,3 puntos sobre 100 en cuanto a penetración de vehículos eléctricos, una cifra que dista mucho de la de Noruega, Países Bajos o Alemania, donde el mercado de vehículos eléctricos es mayor. Lo cierto es que vemos un claro escollo para el desarrollo del vehículo electrificado en el lento avance en los puntos de recarga. Y nuestro país también se coloca, en cuanto a instalaciones, muy por debajo de la media europea: si en Europa hay 607 puntos por cada millón de habitantes, en España esa cifra es de 252.

«Si en Europa hay 607 puntos de recarga eléctrica por cada millón de habitantes, en España esa cifra es de 252»

Según nuestros propios cálculos, necesitamos desplegar 340.000 puntos de recarga de aquí a 2040 para cumplir con el Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) y la Ley de Cambio Climático. Es por eso que hemos presentado documentos como el Mapa de desarrollo de infraestructuras de recarga con el que proponemos objetivos hasta 2030. Además, planteamos un documento con 16 medidas para impulsar la red de infraestructura de recarga. Son medidas de carácter institucional, otras encaminadas a eliminar barreras regulatorias y también propuestas de incentivos económicos y fiscales y de protección a los consumidores. Respecto al mercado, si queremos alcanzar los objetivos de descarbonización y reducción de emisiones planteados para 2040, es necesario trabajar en dos ejes: la renovación, y la electrificación del parque, ya que, actualmente, España tiene uno de los parques más envejecidos de Europa con una edad media de 13,1 años de antigüedad, siendo los vehículos antiguos los principales contribuyentes a la contaminación. Por ello, abogamos por que, durante la próxima década, 19 millones de vehículos sean achatarrados y sustituidos por 14 millones de vehículos de cero y bajas emisiones, de los cuáles, la mitad han de ser electrificados. En pocas palabras, no apostamos por un modelo con más vehículos en nuestras ciudades, sino por un modelo con vehículos más eficientes, sostenibles, cero emisiones y que se ajusten a las necesidades de movilidad de los usuarios.

Las grandes ciudades, en aras de su transformación sostenible, apuestan cada vez más por las vías peatonales o por el transporte público, ¿qué papel ocuparán los coches en ese tipo de ciudades?

Esto no es en absoluto incompatible con el mantenimiento del vehículo como parte integral del sistema de movilidad de las ciudades. La movilidad libre que nos proporcionan los vehículos es imprescindible. Me refiero, sobre todo, al uso profesional, ya que no hay que olvidar que el comercio es la base de cualquier ciudad. Lo que debemos conseguir es que los vehículos que usen las empresas y los ciudadanos sean respetuosos con el medio ambiente. Y, naturalmente, que atiendan a las distintas necesidades de las personas y las empresas. El ciudadano está cambiando y pensamos que en las grandes ciudades preferirá el uso sobre la compra. Ganará peso la intermodalidad y los vehículos compartidos. Esto fomentará una movilidad más eficiente, menos contaminante y con menor congestión. Los fabricantes somos capaces de dar respuesta a esas necesidades, y por eso apostamos por aumentar la oferta de vehículos cero emisiones que permitan un transporte sostenible y por fórmulas como el car y moto sharing (Coche y moto compartidas).

«No apostamos por un modelo con más vehículos en nuestras ciudades, sino por uno con vehículos más eficientes»

En España aún hay muchos pueblos aislados de los grandes núcleos urbanos. ¿Podrá la revolución sostenible de la movilidad, con fórmulas como el car sharing, conectar mejor estas zonas?

Apostamos por una movilidad inclusiva que no deje a nadie atrás; no podemos olvidarnos, naturalmente, de las zonas rurales. Las necesidades de los ciudadanos que viven en la España vaciada no son las mismas que los habitantes de grandes urbes, como Madrid o Barcelona. Si queremos que una persona que vive en un pueblo de la provincia de Soria o Lugo adquiera un vehículo eléctrico, debe tener infraestructura de recarga. Por ello, en el Mapa de infraestructuras de la red de recarga, proponemos que esos puntos se lleven también a las redes interurbanas. Con esto, hay que establecer una ley de movilidad homogénea e igual para todos los territorios de España. Por último, los fondos europeos brindan una oportunidad para reducir la brecha no solo digital, sino de servicios entre las zonas rurales y urbanas en nuestro país. Debemos de aprovechar esa oportunidad para impulsar una nueva movilidad que, además, impulse la industria y el empleo en España.

Alcanzar la descarbonización de la movilidad supone un reto científico, técnico y de gestión sin precedentes que requerirá la coordinación –y facilitación– de todo tipo de organismos. ¿Qué papel juega (y jugará) la administración pública y la regulación en esta transformación?

Entendemos que la colaboración público-privada es indispensable. La apuesta por la nueva movilidad debe ser compartida por todos los sectores y todas las administraciones: central, regional y municipal. Crear la nueva movilidad, como pretende Europa, significa un cambio estructural histórico, y no podemos hacerlo solos desde el sector. No basta con que, como hacemos ahora, invirtamos y tengamos los productos disponibles en el mercado: necesitamos que el resto de la sociedad haga su parte. Por eso, el papel de la Administración es sustancial. Y en este punto en España tenemos que mejorar también varios aspectos. El primero –y más fundamental– es el de la coordinación entre las diferentes administraciones. En este contexto, hemos propuesto la creación de un órgano de gobernanza que supervise y coordine el despliegue de los puntos de recarga y el conjunto de medidas encaminadas al impulso de la electrificación en nuestro país. Es una petición que ha sido atendida por el Gobierno y que el propio Pedro Sánchez anunció durante la Junta Directiva de ANFAC.

Creemos, además, que la Administración debe tomar un protagonismo en el impulso de un desarrollo más rápido de la infraestructura de recarga pública a través de incentivos a la instalación, así como simplificando y facilitando los trámites que debe afrontar una compañía que desee instalar un equipo de recarga en espacios de acceso público. Por último, si queremos avanzar en la descarbonización, además de apostar por la electrificación, debemos poner en marcha medidas que contribuyan a renovar el parque de vehículos. En este punto, se necesita una fiscalidad favorable, ayudas a la compra, ayudas a la infraestructura de recarga o mejoras en la legislación para el fomento de la infraestructura del vehículo eléctrico.

Uno de los mayores retos de la movilidad, por su complejidad técnica, reside en encontrar fórmulas no contaminantes para el transporte pesado. ¿Qué futuro le depara a este tipo de vehículos?

Sin duda, este es un punto clave más en un país como el nuestro donde el transporte por carretera tiene una gran importancia y también por el auge del e-commerce, con un crecimiento cada vez mayor en los desplazamientos de última milla. Los fabricantes de vehículos pesados están avanzando en ese sentido con el desarrollo de camiones cada vez más sostenibles de energías alternativas. La oferta, aunque más lenta que la de los turismos, es cada vez mayor: Se espera que las ventas de vehículos industriales y comerciales de cero y bajas emisiones crezcan hasta 2030 hasta estabilizarse en torno a las 200.000 unidades anuales. La electrificación no será la única vía para la reducción de emisiones: en función del peso y el tamaño de estos vehículos entrarán en juego diferentes tipos de fuentes de propulsión de cero o bajas emisiones, como puede ser el hidrógeno. Mientras tanto, el gas puede tener su papel como tecnología de transición, y no hay que descartar los  nuevos combustibles sintéticos. De igual modo, las grandes empresas de logística ya están incorporando en sus vehículos tecnología de conectividad 5G que redundará en una mayor eficiencia del sistema, mayor accesibilidad a una movilidad flexible y gestión de flotas más inteligentes y sostenibles.

«Las grandes empresas de logística están incorporando en sus vehículos tecnología 5G que permitirá una mayor eficiencia del sistema»

Todo el mundo habla de los coches eléctricos, pero ¿se contempla el desarrollo de otras fuentes de energía los automóviles en España de cara a la próxima década? ¿Cómo será la fotografía del parque automovilístico en 2030?

El vehículo eléctrico es ahora mismo la alternativa más rápida y eficiente para alcanzar las cero emisiones, pero los fabricantes de vehículos trabajan desde hace años con todo tipo de energías que puedan sustituir a los combustibles fósiles y que permitan la descarbonización de la economía. En este sentido, el hidrógeno verde, gracias a su potencial energético y capacidad de almacenamiento y transporte, es una de las alternativas más atractivas para impulsar los vehículos sostenibles del presente y del futuro. No obstante, existe una barrera al acceso a este tipo de vehículos, debido a su elevado coste, a una oferta todavía limitada en el mercado y a la falta de estaciones de repostaje. Por otro lado, el 99% del hidrógeno producido actualmente en España es hidrógeno gris (proveniente de combustibles fósiles) y no hay prácticamente producción de hidrógeno verde (obtenido de forma renovable). En este contexto, desde ANFAC hemos propuesto un pack de medidas para el impulso del hidrógeno como solución de movilidad.

Respecto al futuro del sector, la automoción se encuentra inmersa en la mayor transformación que ha vivido en sus 100 años de historia. En esta transición, que debe ser ordenada, el acompañamiento de la Administración y la colaboración público-privada es imprescindible, en un contexto además marcado todavía por los efectos de la pandemia en el mercado y por la crisis de los chips en cuanto a la producción se refiere y donde no vemos atisbos de recuperación hasta el segundo semestre de 2022. Los fondos del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) representan una oportunidad para que España lidere la carrera hacia la movilidad sostenible y acelere en la electrificación y transformación de la automoción, clave para un país donde el sector representa el 11% del PIB y es generador de dos millones de empleos de manera directa e indirecta. La innovación y la digitalización, con la llegada de nuevas tecnologías como el 5G que permitirán entre otros el desarrollo pleno de la industria 4.0 y el vehículo conectado, serán la principal palanca de cambio. De lograr esa transición exitosa, conseguiremos un aumento de la riqueza de un 7% y un 12%, y un incremento también del empleo entre un 4% y un 7%.

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