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La mejor de las (no) ficciones posibles

Si bien la ficción se nutre del mundo real, el mundo real también lo hace del imaginario. Ante un futuro tan complejo e impredecible como el que vivimos, quizá sea el mejor momento de dar rienda suelta a la mente de quienes protagonizarán el mejor de los posibles futuros.

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Beatriz Alvero
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Beatriz Alvero

En 1879, el autor francés Julio Verne publicaba 20.000 leguas de viaje submarino, donde aparecía un submarino eléctrico llamado Nautilus. La fecha es importante, ya que para que se produjese la primera navegación submarina de la historia habríamos de esperar a 1890, con una máquina muy similar a la que pronosticase Verne. Tan sólo dos años antes, Erich Fromm explicaba, en su novela Mirando atrás, cómo los ciudadanos del futuro serían poseedores de una tarjeta que les permitiría utilizar su capital económico sin necesidad de monedas ni billetes. La ficción acababa de introducir en nuestros bolsillos las tarjetas de crédito que, a día de hoy, pueden pasar a ser sólo un recuerdo gracias a los pagos con dispositivo móvil. A su vez, tendríamos que llegar a 1949 para que el escritor británico George Orwell nos hablase, en su 1984 de la hipervigilancia y de otros términos de control que hoy están a la orden del día gracias a los avances científicos y tecnológicos. En el lejano 1977, por ejemplo, un ensayo del norteamericano J.G.Ballard vaticinaba que «cada una de nuestras acciones durante el día será grabada en vídeo. Por la noche nos sentaremos a ver las imágenes, seleccionadas por una computadora entrenada para elegir sólo nuestros mejores perfiles y nuestras expresiones más afectuosas, capturadas  a través de los filtros más amables, y juntaremos todo ello para tener una reconstrucción mejorada de nuestro día».

La ciencia ha permitido que el ser humano evolucione y tenga acceso a herramientas de crecimiento que, antes de existir, fueron tildadas de pura ficción

La ficción observa y formula variantes que, de algún modo, imitan a la vida y, por tanto, podemos deducir que dicha ficción no existiría sin la realidad. ¿Pero hasta qué punto podemos asegurar que la realidad no puede verse intervenida –y mejorada– por la ficción? Los ejemplos anteriores deberían hacernos comprender cuánto de realidad puede llegar a contener lo que, a día de hoy, consideramos simple ficción.

No son pocos quienes consideran pura ficción los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados en 2015 por los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con la ambiciosa meta de poner fin a la pobreza, proteger nuestro planeta y asegurar la paz a todas las personas cuando lleguemos a 2030. Pero, a pesar de los tremendos retos que suponen los 17 ODS, dependerá de todos lograr que ficción y realidad sigan caminando de la mano para construir un mejor –y más habitable– futuro.

Regresando a las predicciones comentadas al inicio, es obvio que la ciencia es uno de los principales aliados en este camino hacia la consecución de los ODS: esta ha permitido, desde los inicios de la historia, que el ser humano evolucione y tenga acceso a herramientas de crecimiento que, antes de existir, fueron tildadas de pura ficción. Decir ciencia es decir innovación, y para innovar hay que imaginar.

Sensibilizar sobre los retos que proponen los ODS acercando la ciencia a los jóvenes logrará que sean ellos quienes se impliquen en la respuesta a dichos desafíos

La empresa multinacional Bayer ha hecho de la ciencia su principal activo, aplicándola a lograr mejoras en los campos de la salud y la alimentación. Pero entre sus objetivos está el de lograr que su compromiso con la ciencia se amplíe al máximo para construir un mundo más sostenible. Con ese ánimo lanzó la iniciativa Cuestión de Ciencia en 2019, coincidiendo con su 120 aniversario en España. Este innovador proyecto se desarrolla en colaboración con Parc Cientific de Barcelona y Big Van Ciencia, una organización sin ánimo de lucro que promociona la cultura, la educación y la ciencia a través de las artes escénicas.

El objetivo principal de la iniciativa es claro: sensibilizar sobre los retos que nos proponen los ODS acercando la ciencia a los jóvenes, para que sean ellos quienes se impliquen en la construcción conjunta de respuestas a dichos desafíos. La dinámica que utiliza es muy sencilla, a la par que atractiva para los participantes: se propone a los propios jóvenes que, a través de un concurso de monólogos, expliquen sus propuestas o soluciones científicas para los principales problemas que entraña la consecución de los objetivos.

Cuestión de Ciencia celebra este año su tercera edición bajo el lema «¿Te atreves a desafiar al futuro?», y propone a los participantes trasladarse ficticiamente al año 2030 para explicar cómo se han resuelto tres retos concretos íntimamente ligados a los ODS: el uso de la digitalización para posicionar la agricultura entre los jóvenes, la aplicación de la ciencia para eliminar los problemas originados por la despoblación y la accesibilidad real de toda la población a una salud de calidad. Lo que Bayer propone a todos aquellos jóvenes que deseen participar es que desde la ficción ayuden a intervenir en la realidad para mejorarla. Esta edición incluye una ruta presencial configurada para visibilizar el problema de ‘la España vaciada’, con paradas en algunas de las ciudades más afectadas por la despoblación. Este original concurso de monólogos científicos culminará en una gala final que tendrá lugar en Madrid el próximo mes de febrero alrededor de la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Es evidente que las generaciones más jóvenes están llamadas a convertirse en los más importantes agentes de cambio para lograr un futuro mejor para todos. Entre sus miembros puede encontrarse el nuevo Verne, capaz de imaginar el submarino que nos propulse a todos, de manera eficaz y justa, hacia un futuro sostenible, pacífico y equitativo. Cabe confiar en que sea la ciencia la que tome nota de la creatividad para, así, hacerla realidad en la mejor de sus posibles versiones. Los jóvenes y la ciencia serán aliados imprescindibles en nuestro camino hacia la consecución de los ODS: esto no es ninguna ficción.

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