Del bosque al campo, de la ciudad a la costa, ¿cómo restaurar un planeta?
En un contexto como el actual, donde el equilibrio ecológico empieza a quebrarse por los efectos del cambio climático, recuperar el medio natural es una tarea necesaria si queremos sobrevivir a los retos medioambientales del siglo XXI.
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Este Día Mundial del Medio Ambiente marca el inicio del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas. La década se extenderá hasta 2030, fecha límite para los objetivos de Desarrollo Sostenible y momento que los científicos han identificado como la última oportunidad para prevenir un cambio climático catastrófico. Vivimos un momento histórico donde numerosos gobiernos, organizaciones y entidades privadas reconocen la importancia de la restauración para revertir la pérdida de biodiversidad, satisfacer las necesidades humanas y proteger nuestra salud. Pero, ¿por qué restaurar? Existe un amplio consenso científico en que ya no es posible mantener la biodiversidad del planeta en un nivel aceptable exclusivamente mediante la conservación selectiva de zonas prioritarias. Es decir, ya no es suficiente con conservar, debemos restaurar porque la naturaleza está herida.
En los últimos 50 años el ser humano ha transformado los ecosistemas más rápida y extensamente que en cualquier otro momento de su historia. La degradación de los ecosistemas naturales y los paisajes ha crecido exponencialmente desde los años 70 del siglo pasado debido a la intensificación de la agricultura, la ganadería, las malas prácticas de explotación forestal, el desarrollo de cultivos forestales, la construcción de infraestructuras, la expansión urbanística y otros usos intensivos del territorio.
¿Cómo restaurar un planeta herido? Debemos ayudar a la naturaleza a regenerarse por sí misma de un modo integral. Desde WWF, creemos que se debe priorizar la restauración de zonas que contribuyan a cumplir los objetivos de conservación de hábitats y especies, así como la restauración de procesos ecológicos y servicios ambientales como la prevención de inundaciones, filtración de agua, conectividad o captación de CO2. Atendiendo a estos criterios, los tipos de ecosistemas con más necesidad de ser restaurados son bosques, humedales, hábitats fluviales, zonas costeras y determinadas áreas del paisaje agrario.
«La degradación de la naturaleza tiene un impacto económico que se ha estimado entre 125 y 140 billones de dólares al año»
Existen iniciativas globales para restaurar a gran escala, como Bonn Challenge, AFR100 en África, el Compromiso de Agadir para el Mediterráneo o la iniciativa 20×20 de América Latina. A nivel nacional, WWF España lleva más de una década realizando proyectos de restauración en áreas naturales emblemáticas. Por ejemplo, desde 2011, estamos contribuyendo a recuperar las Tablas de Daimiel, amenazado por la sobreexplotación del acuífero. Un paisaje casi único ya que son uno de los últimos representantes de un ecosistema denominado «tablas fluviales». En colaboración con el Parque Nacional, WWF ha restaurado 283 hectáreas y ha introducido cerca de 55.000 plantones de especies autóctonas.
También trabajamos para recuperar el bosque incendiado en el Espacio Natural de Doñana. Tras el incendio en junio de 2017, ardieron más de 10.300 hectáreas de áreas naturales; desde entonces, WWF en colaboración con la Junta de Andalucía, ha recuperado hasta ahora 7,5 hectáreas de terreno introduciendo alrededor de 3.000 plantones de especies autóctonas. Y en los próximos tres años se van a recuperar 45 hectáreas nuevas. Además, en el Estuario del Guadalquivir, la organización ha restaurado seis hectáreas en la marisma de Trebujena, donde ya están nidificando numerosas especies de aves.
Estos ejemplos muestran que la restauración es posible. Además, no podemos olvidar que no detener esta degradación de la naturaleza tiene un impacto económico que se ha estimado entre 125 y 140 billones de dólares al año. En la actualidad, la Comisión Europea está trabajando en una nueva legislación europea sobre restauración con el objetivo de contribuir a la Estrategia Europea de Biodiversidad 2030 y dar cumplimiento al Pacto Verde de la Unión Europea. Esta nueva legislación se espera que incluya objetivos vinculantes de restauración para los Estados miembros. Por ello, pedimos a la Comisión Europea y al Gobierno de España, junto con las comunidades autónomas, que se comprometan a restaurar en esta década, al menos, el 15% de la superficie terrestre y el 15% de la superficie marina nacional.
Además de una buena planificación, solicitamos que se destinen los recursos económicos suficientes para la restauración y las soluciones basadas en la naturaleza. Es necesario asegurar su uso estratégico y eficiente, (con Next Generation Funds; con fondos de los presupuestos generales del Estado y de las comunidades autónomas; con el apoyo de inversión privada, etc.) y no en infraestructuras duras que contribuyan a aumentar la degradación del medio.
La restauración ecológica tiene una importancia fundamental durante esta década y el éxito en el logro de los objetivos de restauración en los diferentes países determinará enormemente la manera en que revertimos nuestro impacto sobre la naturaleza, recuperamos servicios ecosistémicos y detenemos la destrucción de la naturaleza, al mismo tiempo que nos adaptamos a las consecuencias del cambio climático.
Enrique Segovia es director de conservación de WWF España
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