La onza más justa y sostenible

Pocas cosas hay en el planeta que unan a las personas sin importar de dónde vienen o a dónde se dirigen. Pero hay un ingrediente secreto que nos une a todos, una pequeña haba que lleva deambulando por Europa desde que los españoles la trajésemos por primera vez al continente en el siglo XVI. Tras tostarse, pelarse, y batirse de manera adecuada se convierte en ese dulce que es el alma de cualquier postre: el chocolate. Pero esta vez, en vez de llegar de las Américas, lo hace desde un pueblo de Teruel de poco más de tres mil habitantes. El municipio de Alcorisa aloja desde 2013 al obrador responsable de, según sus creadoras, «aportar placer a los sentidos y al corazón de las personas»: Chocolates Artesanos Isabel. Una empresa que apuesta por el desarrollo rural y con una clara vocación social y medioambiental. Porque, como aseguran en su página web, sus chocolates están elaborados de forma artesanal y con las mejores materias primas. «Parte de nuestros chocolates se elaboran desde el haba a la tableta (bean to bar) controlando así gran parte del proceso y trabajando directamente con algunos de los mejores cacaos», explican. Pero eso no es todo, «nos importan las personas que lo hacen posible y cuáles son las condiciones en las que lo elaboran. Nos importa la tierra y el modo en que nos relacionamos con ella con cada uno de nuestros actos», aseguran.

Chocolates Artesanos Isabel: «Nos importa la tierra y el modo en que nos relacionamos con ella con cada uno de nuestros actos»

Desde Chocolates Artesanos Isabel apuestan por elaborar un producto natural, sano, justo y, especialmente, con una huella medioambiental completamente trazable. El aceite de oliva virgen extra y la almendra marcona que utilizan son de producción local, mientras que el cacao, el azúcar de caña y las coberturas provienen de comercio justo y ecológico.

Compromiso social y medioambiental en cada tableta

El sello de Comercio Justo o Fairtrade aseguran que cada onza que sale del obrador de Chocolates Artesanos Isabel tenga detrás salarios dignos y condiciones laborales que huyen de la precariedad para todos los productores que participan en su elaboración. Así, la empresa se asegura que las materias primas procedentes de zonas empobrecidas del Sur global se obtengan de manera respetuosa tanto con el medio ambiente como con las comunidades locales. Pero el compromiso social de estos chocolates va más lejos: en nuestro país, este pequeño obrador promueve la integración sociolaboral de personas vulnerables a través de colaboraciones con Asadicc o el programa Incorpora de Obra Social ‘La Caixa’. Además, apuesta por crear empleo femenino de calidad que favorezca la conciliación entre la vida familiar y la laboral.

Hoy en día, tan importante como el impacto social positivo de una empresa, lo es también el papel que ocupa el medio ambiente en ella. Desde Chocolates Artesanos Isabel buscan reducir al mínimo el material de sus envases y para ello utilizan papel reciclado o procedente de bosques sostenibles, minimizan el empleo de tintas y reducen al máximo el material desechable. Dentro de su filosofía de trabajar con «productos buenos, limpios y justos», la empresa presta especial atención a los utensilios necesarios para desarrollar su actividad diaria: utiliza menaje libre de plomo y PTFE, y productos de limpieza biodegradables y sin fosfatos. Además, cuidan de que sus proveedores compartan sus principios y empleen energías renovables y prácticas socialmente equitativas y respetuosas con el medio ambiente.