Educación

‘Ciberacoso’: el maltrato se cuela en las redes sociales

El ‘ciberacoso’ es un delito que recorre internet con preocupante fluidez. Un 80% de los jóvenes españoles afirma que es un tema que le preocupa, y la tercera parte lo ha sufrido ya.

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07
noviembre
2017

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Celia Fuentes era una joven modelo española de belleza desarmante, con un blog sobre tendencias que seguían a diario más de 250.000 usuarios. Cobraba unos 500 euros por cada foto que subía vestida con la prenda de una marca determinada, y en ocasiones la cifra llegaba a 800. Rica, guapa y popular: Celia había cumplido el sueño de miles de adolescentes. En apariencia. Hace pocos meses, subió a su Instagram una foto relatando su experiencia en la Fashion Week. Fue su última aparición: tres horas después, se ahorcó en su habitación con una sábana. Muchos medios han atribuido el suicidio a la presión que ejercía sobre ella su obsesión por los likes, y a depresiones sin tratar por desengaños amorosos. Pero algunas investigaciones apuntan también al ciberacoso: entre sus más de un cuarto de millón de seguidores, no todos la admiraban.

Un 37% de jóvenes españoles confiesa haber sufrido lo que se denomina ‘ciberbullying’

Es un ejemplo llamativo del peligro que comporta una exposición excesiva a la red, pero no es en absoluto el único. Según una encuesta reciente de Microsoft España, un 37% de jóvenes españoles confiesa haber sufrido lo que se denomina ciberbullying (ciberacoso o acoso a través de internet): un 17% admite recibir un trato poco amistoso, un 13% ser objeto de burlas y un 19% ser insultado. Uno de cada cuatro encuestados admite acosar a alguien en la red. Otro estudio de la asociación médica estadounidense American Academy of Pediatrics concluyó una relación alarmantemente directa entre el ciberacoso y el suicidio de adolescentes.

«Las redes sociales son como una piedra que tiras al lago. Ves las primeras ondas, pero no sabes hasta dónde van a llegar», expone Isabel Cuesta, periodista y creadora del blog Una madre molona, durante la ponencia Dialogando Conectados. ¿Epic Fail o Epic Win? organizada recientemente por Dialogando, que tuvo lugar en el espacio Fundación Telefónica. «Tengo la preocupación de que mi hijo sea víctima, pero también de que sea verdugo. No es una chiquillada. Hay que tomárselo en serio. Porque también pueden ser cómplices», advierte la bloguera, y añade: «Me escriben madres preocupadas, y el problema es común: nos falta educar en emociones. No nos han enseñado a tener autoestima. Y eso lo es todo. El acosador suele tener un grave problema de autoestima, necesita acosar al débil para sentirse más fuerte y tener testigos que le rían la gracia».

Internet ha abierto las puertas a escenarios tan amplios como incontrolables. Eso nos vuelve vulnerables, pero especialmente a los menores de edad y adolescentes. «Los padres deben plantearse la red como si fuera la calle», opina durante la ponencia Fermín Pacetti, subinspector de Policía Nacional, y aconseja: «Hay que saber qué amigos tiene en Internet, a qué horas se conecta. Si no dejas que tu hijo esté a las dos de la madrugada jugando en el parque, tampoco puedes dejar que esté a esa hora conectado».

La actriz y productora Mónica Regueiro participa en una película de inminente estreno, Llueven Vacas, que trata la violencia de género. Durante la jornada de la Fundación Telefónica, dio unas cifras espeluznantes obtenidas de varios estudios: «El 43% de las mujeres de los 28 Estados de la Unión Europea ha sufrido algún tipo de violencia psicológica por parte de un compañero sentimental a lo largo de su vida. En España, una de cada 10 mujeres declara haber sufrido ciberacoso desde los 15 años. Muchas de ellas, a través de correos electrónicos y mensajes de móvil no deseados, sexualmente explícitos y ofensivos, o directamente en los muros de sus redes sociales. El mayor riesgo está entre la población femenina de entre los 18 y 29 años, y también en la adolescencia».

La abogada TIC y autora del libro Seguridad del Estado y Privacidad, Ofelia Tejerina, opina que, en muchos casos, no somos conscientes de que es posible denunciar este tipo de acoso, y de obtener pruebas para que llegue a buen puerto: «Hay que educar en detectar conductas ilegales en la red. O simplemente lesivas, aunque no estén tipificadas en el código penal. ¿A dónde acudimos? Podemos denunciar ante muchas instancias: la policía, los tribunales, la Agencia de Protección de Datos… Pero necesitamos pruebas. Pruebas electrónicas. Si no, no hay caso y no hay sentencia. Se puede encontrar al delincuente, porque tecnológicamente todo deja rastro. Pero cuando llegamos al último ordenador desde el que se ha emitido el contenido, entramos en la investigación tradicional».

Una de cada 10 mujeres declara haber sufrido acoso en la red desde los 15 años

Desde su experiencia, la letrada asegura que con mucha frecuencia hay condenas en este sentido. «El ciberacoso, y más en los menores, suele venir de alguien que está cerca de nosotros», advierte Tejerina, y apunta: «Los colegios tienen responsabilidad civil desde el año 2005 cuando hay acoso, por mucho que sea fuera del propio centro. Y eso incluye el que es ‘online’. También hay un artículo en el Código Penal que ya redefine lo que es el acoso, e incluye Internet. El Tribunal Supremo ya se ha pronunciado sobre esto. No solo acoso. Injurias, insultos, calumnias, tortura psicológica, inducción al suicidio… Podemos acogernos a muchos de los tipos penales que ya están regulados». En cuanto a las posibles pruebas, admite que «los whatsapps no son muy fiables, porque hay aplicaciones que pueden crear conversaciones falsas», pero anima a guardarlos en cualquier caso. «Una captura de pantalla puede ser una prueba. O grabar una conversación de Skype. Nunca definitivas, pero siempre es mejor tenerlas».

Héctor Galindo, del equipo Plan Director de la Guardia Civil, se dedica a dar charlas formativas sobre los riesgos que comporta Internet: «En colegios e institutos, pero no solo: también vamos a universidades y empresas. Los adultos también pueden ser vulnerables, en gran parte, porque tienen menos experiencia digital y muchas veces tampoco son conscientes de los riesgos navegar por Internet sin cierto control».

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