Davos y el nuevo orden mundial
Asuntos como el populismo, la reformulación del capitalismo o el desarrollo sostenible han eclipsado las conversaciones de la última edición del Foro Económico Mundial.
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COLABORA2017
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Cada invierno, desde 1971, los máximos dignatarios políticos y empresariales del mundo pasean por la estación de esquí de Davos. Este año, han sido 40 los jefes de Estado que han asistido al Foro Económico Mundial, de un total de 2.500 participantes, en una edición que ha tenido como objeto de debate el «Liderazgo responsable y receptivo». Una proclama un tanto imprecisa que, sin embargo, ha revestido con un aura distinta esta ‘montaña mágica’ -como la bautizó el escritor Thomas Mann- de los Alpes suizos. Preocupaciones que nunca antes habían sido centrales en la reunión de la élite capitalista pro globalización por excelencia han eclipsado el debate en este recién estrenado 2017. Hablamos de conceptos como el populismo, la desigualdad, la reformulación del capitalismo o el desarrollo sostenible.
Pero, si en algo se ha convertido esta cumbre nevada durante los cuatro días en que ha transcurrido el encuentro (del 17 al 20 de enero), es en una suerte de representación -no simulada- de un nuevo orden mundial que viene a desbaratar los equilibrios de poder establecidos desde el siglo XX. El mundo ha dado más vueltas de las acostumbradas en cuestión de meses: Reino Unido ha decidido irse de la UE y Donald Trump se ha convertido en presidente de Estados Unidos. Difícil digestión.
El impredecible siglo XXI
Este terreno movedizo e impredecible en que reposa el siglo XXI viene acompañado de no pocas contradicciones: el último gran defensor de un mundo sin barreras comerciales que ha aterrizado en Davos ha sido, paradójicamente, el secretario general del Partido Comunista chino, Xi Jinping, que ofreció el pasado martes en ese escenario (que pisa por primera vez) una apasionada defensa del libre comercio y la globalización. «Algunos culpan a la globalización por el caos en nuestro mundo, pero nuestros problemas no son causados por la globalización. […] No habrá ganadores en una guerra comercial. Seguir el proteccionismo es como encerrarse uno mismo en un salón oscuro: puede que evite el viento y la lluvia, pero también se quedarán afuera la luz y el aire», señaló Jinping.
Esto sucede en paralelo a la toma de posesión de Trump, defensor de desechar las actuales reglas del libre comercio, como presidente de Estados Unidos, el hogar del capitalismo. «El evento de Davos ha ofrecido un anticipo de lo que podría ser esa nueva realidad política, en la que los defensores de la globalización tengan que mirar a Pekín y no a Washington, al menos mientras Trump siga en la Casa Blanca», escribe el editor de la BBC Kamal Ahmed. Irónico, cuando menos.
Un desbarajuste al que se suma la salida de Reino Unido del mercado único. «El camino por delante será en ocasiones incierto, pero a la vez nos llevará a un futuro más prometedor», manifestó en Davos la primera ministra británica, Theresa May. «Los británicos eligieron un camino audaz y ambicioso para crear un Reino Unido verdaderamente global», explicó, descartando que el referendum del Brexit sea intento de debilitar relaciones con la UE. Y afirmó que su país asumirá un nuevo papel de liderazgo como el defensor «más fuerte y enérgico» de los negocios, los mercados libres y el libre comercio en el mundo.
Crecer en la desconfianza
«La globalización va a ser uno de los temas de Davos este año, muy ligado al papel que va a tener China en el mundo y el creciente riesgo del proteccionismo y nacionalismo«, vaticinada Bob Moritz, primer ejecutivo de PwC. «Ahora que los resultados en algunas elecciones están mostrando hacia dónde llevan las deficiencias de la globalización, estamos empezando a ver algunos cambios. Aunque muchos no tendrán efecto a corto plazo». En el estudio que la consultora publica anualmente coincidiendo con el Foro de Davos, los ejecutivos reconocen que el mundo “se ha vuelto mucho más complejo”. Un solo acontecimiento, como el referéndum del Brexit, por ejemplo, puede obligar a las empresas a cambiar toda su estrategia, explican desde PwC.
El informe sitúa a Estados Unidos, pese a la incertidumbre política que supone el Gobierno de Donald Trump, como destino preferido para el 43% de los ejecutivos, seguido de China (33%); Alemania (17%) y Reino Unido (15%). Los países emergentes, destino prioritario de las inversiones en la última década, han perdido atractivo: solo el 7% declara a India o Brasil como destino de sus inversiones y el 6% a México. Rusia ha perdido en este momento su brillo inversor. Las compañías, de acuerdo con las recomendaciones de PwC, ahora deberán diversificar sus mercados.
Un, dos, tres… cuarta Revolución industrial
Por otro lado, los avances tecnológicos plantean un difícil equilibrio en términos de empleo y de confianza empresarial. El gran salto impulsado por la era digital está transformando nuestra forma de vivir y de trabajar. Y, si no nos preparamos para esta cuarta Revolución industrial, su impacto social será mucho mayor que el de todas las anteriores. Esa es, a grandes rasgos, la conclusión del informe sobre el futuro del trabajo que han elaborado los investigadores del Foro Económico Mundial.
Los datos ofrecidos transmiten una comprensible incertidumbre: en solo cinco años, se perderán 5 millones de puestos de trabajo. Según los autores del informe, para evitar el desastre, debemos apostar por una revolución del talento: y las empresas son las primeras que deben impulsarla si no quieren perder el tren del progreso. Entramos en la era del aprendizaje permanente.
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